jueves, 25 de septiembre de 2008

LAS MENTIRAS DEL TERRORISMO

Siempre -o casi siempre- que hay un atentado terrorista con resultado de pérdida de vidas humanas y reivindicado por ETA, no tardan en producirse detenciones de miembros de esta banda, ya sea en territorio francés o en nuestro propio suelo.

La prensa y otros medios realzan hoy la gran operación policial llevada a cabo en el país vecino, que se saldó con catorce detenciones de componentes de la cúpula de la ilegalizada Batasuna, brazo político de ETA.

Como con otras cuestiones que están en primera línea del acontecer de la vida nacional, también aquí cabe hacerse preguntas que, por supuesto, nadie va a contestar pero que azuzan nuestra mente y hasta nos inquietan.

¿Es esto producto de la casualidad, al coincidir en el tiempo con el último atentado etarra que costó la vida al brigada Conde de la Cruz?

¿No serán operaciones que, por la seguridad en el resultado, ya deberían haberse llevado a cabo con anterioridad y se realizan ahora para lavar las conciencias?

A veces cabe pensar que el terrorismo, se hable lo que se hable por parte de los responsables políticos de cualquier país, es un arma política conveniente que debe estar ahí y utilizarla cuando las condiciones o contraprestaciones políticas a obtener así lo aconsejen.

El terrorismo es, claramente, una moneda de cambio en la política internacional. Lo ha sido siempre y lo sigue siendo. Los muertos poco cuentan y es lamentable pensar que hasta, algunas veces, son necesarios para que sirvan como fuerza y ejemplo en determinadas negociaciones.

Es muy difícil de entender que una banda como ETA, lleve los años que lleva matando y formando parte del tenebroso paisaje nacional, sin que un estado de derecho haya sido capaz de ponerle freno y de arrinconarla en las cloacas, de donde nunca tuvieron que haber salido.

No es de recibo buscar hoy justificación a las causas de su nacimiento para justificar la inoperancia, ni recordar los apoyos que tuvo y tiene en el seno de la sociedad y del clero vasco, pero sí puede ser el momento de recordar promesas incumplidas y reformas de leyes que por oscuras razones nunca se llevaron a cabo.

Al terrorismo se le combate y se le vence con la voluntad de hacerlo y con leyes que amparen esa voluntad. Nunca será derrotado con discursos, falsos mensajes de pésame, “pucheritos” de pena y funerales solemnes.

Nuestra mala vecina, Francia, es una de las grandes culpables de la fortaleza que hoy pueda tener ETA. Manifiesten lo que manifiesten sus dirigentes políticos, estoy seguro de que nunca hizo nada gratis a favor de su definitiva derrota, y hasta es posible que les interese políticamente su existencia y su capacidad de atentar y causar muertes. En su suelo encontraron siempre los asesinos cobertura desde la creación de la banda, y la siguen teniendo en la actualidad. Los ejemplos están a la vista.

Simple y llanamente, Francia actúa cuando se ve perjudicada por algún hecho que nos les conviene, pero también hemos de comprender que no van a ser ellos los que nos solucionen el problema si nosotros adoptamos las actitudes que adoptamos en materia de negociación con los propios terroristas.

Hay países a los que el terrorismo les puede suponer beneficios, materiales y políticos. En España, hasta ahora, sólo nos ha dejado casi mil muertos y muchos daños materiales y morales.

Y así seguiremos, hasta el día que nos toque a nosotros.