viernes, 30 de abril de 2010

CUIDADO CON LOS PERIÓDICOS


Cuando yo llegué a México en el verano del "97", seguía con mi afición de leer todas las mañanas la prensa. Me levantaba una hora antes para que me diese tiempo, antes de empezar a trabajar, a saber lo que pasaba por el país. Si yo les contara las trabas que me pusieron mis colegas mexicanos (no todos) para hacerme con el control de aquella dirección regional que tenía que asumir, me llamarían "gilipollas"...Sin embargo, yo sólo pretendía vivir en paz y ganarme la confianza de los que me veían como un nuevo conquistador extemporáneo. Yo creo que, al final, lo conseguí, porque, de no haberlo hecho por las buenas, lo hubiese hecho por las malas. Pero no fue necesario.


Yo leía El "Excelsior". También "La Jornada", muy de izquierdas, donde yo publiqué algún artículo por mediación de algunos españoles (o hijos de españoles) con los que llegué a tener una relación muy afectiva....Allí conocí a Alfonso Simón Pelegrí, un poeta andaluz al que tuve un gran cariño y que se había empecinado en vivir de la literatura, cosa siempre difícil, pero mucho más en estos tiempos.

Alfonso subía muchos días a verme a mi oficina, me traía cuatro o cinco periódicos, y bajábamos a tomarnos un café y un tequila. De él aprendí muchas cosas, y de él conservo algunos libros de poemas con cariñosas y entrañables dedicatorias.

De él también aprendí a interpretar algunos titulares de periódicos que, inocentemente, yo interpretaba a mi libre albedrío.

Por ponerles un ejemplo: Yo leía que EZPL, decía tal o cual cosa. Para mí, EZPL era, o me sonaba, a algún grupo entre terrorista o, al menos, discrepante con el Gobierno de la Nación. Sin embargo no me parecían muy distantes sus opiniones o exigencias con las proclamadas por el propio gobierno.

Un día le pregunté a Alfonso que quienes eran los del EZPL y cual era el problema, dada la coincidencia de opiniones entre el Gobierno y ese grupo que yo identificaba, casi, con las FARC colombianas…

¡¡¡Nooo, hombre….!!! ¿Cómo crees? EZPL, es el Presidente de la República: Ernesto Zedillo Ponce de León….Pero los periódicos mexicanos se referían a él en esos términos, EZPL.

En Chile, recuerdo un titular del Mercurio, uno de los rotativos más influyentes del país, que decía: “Mató a su novia por cariño malo….” Claro, ¡¡cojones!!…¿Cómo iba ser bueno ese tipo de cariño?

jueves, 22 de abril de 2010

CARTA A MIGUEL HERNÁNDEZ (POETA)


Querido Miguel: Yo, lamento no haberte conocido y, por otra parte, me alegro. Es que, de haberte conocido, yo también hubiese vivido las penalidades y los sufrimientos de aquellos años que a ti te tocaron vivir. Morías pocos años antes de llegar yo a este mundo y tardé muchos años en saber que habías pasado por esta vida. Pero nunca fue tarde porque dejaste aquí, para todos los que tengan la sensibilidad y el gusto de leer tus poemas, una obra inmortal. Yo he disfrutado mucho leyéndote y nunca podré agradecértelo lo suficiente.

Mañana, 23 de abril, se conmemora en esta España nuestra (no muy distinta a la que a ti te tocó vivir) el “día del Libro”. Tú, querido Miguel, vas a recibir muchos homenajes y reconocimientos por todo el país, porque, además, este año harías 100 años…Sólo que te sobraron casi 70 para estar por siempre presente..

Pero hay una cosa que quiero contarte y que pienso que la vas a compartir conmigo: Tu vida fue la poesía. Tu vida fue el amor y la belleza que tan magistralmente dejaste reflejada en tus poemas. Sin embargo, esta España cainita, esta España que utiliza poco la cabeza y se deja llevar por calenturas, no te recuerda por haber sido un gran poeta. España sabe poco de eso, o no quiere saberlo.

Lo triste es que esta España de hoy, manipulada por un gobierno que tú hubieses rechazado de plano, te recuerda y te homenajea porque fuiste “rojo”, sólo por eso. Pocos saben de tu obra. Como mucho, tiran de calendario y de efemérides. Saben que Miguel Hernández estaba comprometido con la República; que luchó por la causa en la que creía y que murió en una cárcel franquista ahogado por la tuberculosis…

No saben más, Miguel querido. Si a alguien le pides que recite alguno de tus poemas, le coges en “fuera de juego”. No tienen ni puta idea.

Fíjate, Miguel, yo soy contrario a tus conceptos políticos, totalmente contrario, pero si hubiera podido salvarte la vida no lo hubiese dudado ni un momento.

Por eso me duele que toda esta farsa que anda por ahí suelta te haga homenajes por tu color político e ignoren tu grandeza de alma y tu sensibilidad literaria.

Quizá estés mejor donde estás. Tu obra está aquí y muchos la leemos y la admiramos. Y también lamentamos (al menos yo) que muertes como la tuya, en plena juventud, cuando aún te quedaba mucho por decir, no hayan servido para nada.

Un abrazo, Miguel Hernández, y gracias por tu obra y por tu ejemplo. Yo no iré a ninguno de tus homenajes. Yo te homenajeo, y te quiero, desde la soledad de mi casa, leyendo tus poemas….

lunes, 19 de abril de 2010

JUZGAR AL JUEZ


El 21 de enero de 1793, moría guillotinado en París Luis XVI de Francia. La revolución había triunfado en todo el país y se había proclamado la República.

Este hecho fue instrumentalizado hasta la saciedad por la Izquierda internacional, como ejemplo drástico y necesario para cambiar el rumbo de una nación que se decía en manos de una monarquía corrupta y anquilosada, incapaz de asumir los grandes retos de modernidad y progreso.

Hasta aquel día, la monarquía estuvo endiosada. El rey, si no era Dios, al menos tenía ciertas prerrogativas terrenales que casi se le asemejaba y aquellos revolucionarios franceses acabaron con el mito.

No ya un juez, un diputado o senador; un conde o un marqués, eran susceptibles de ser presentados ante la justicia y, si su delito así lo ameritaba, ser ejecutados. Ahora era todo un rey el que estaba a merced del pueblo.

En España nunca se ajustició a un rey a manos del pueblo. Se mataban entre ellos pero el pueblo nunca llegó al índice de progresía necesario para ejecutar a su soberano. Como mucho les echaban, o se iban ellos mismos ante los disturbios o los descontentos populares. Gustavo Adolfo Bécquer lo escribía bajo el seudónimo de Sem, en clara referencia a la destronada Isabel II: “Los reyes que se expulsan a balazos/pueden volver, quizá./Pero los que se expulsan a escobazos/esos no vuelven más.”

Lo de matar a un rey, fue un hito demasiado progresista del que, como digo, la izquierda internacional siempre se ha jactado. Aquel hecho daba al traste con determinadas creencias que culminarían con otro regicidio durante la revolución bolchevique en Rusia, que se llevó por delante a toda la familia real que encabezaba el zar Nicolás II.

Un orgullo para la izquierda que significaba poco menos que haber devuelto al pueblo su soberanía. El pueblo ejercía su derecho de juzgar y ejecutar, si era preciso, a su propio soberano.

Pero hoy (paradojas de la historia) parece que las cosas han cambiado. Hoy ya no se trata de ejecutar a un rey, ni mucho menos de juzgarlo, hoy se trata de juzgar a un ciudadano que, además es magistrado de la Audiencia Nacional.

¿Qué ha podido ocurrir para que ante hecho semejante, que entra dentro la normalidad democrática más básica, la izquierda se rasgue las vestiduras y manifieste su estupor y su indignación..? Pues algo bien simple: que, según parece este magistrado, Baltasar Garzón, goza de sus simpatías.

La izquierda no parece interpretar ahora, de la misma manera, ese principio básico de igualdad ante la ley de todo ciudadano. Para ellos, no ya un rey si no un simple juez (si es de los suyos) no puede ser juzgado: ¡Cómo no, hombre, cómo no…!

La izquierda siempre ha sido enemiga natural de las monarquías, no sólo de lo monarcas, sino de todo lo que significara poder, poder absoluto. Sólo que hoy hay gentes de izquierdas en las más altas instituciones del Estado que se identifican con aquellos absolutistas, y la izquierda los defiende a como dé lugar. Son de los suyos. Y es que, a los suyos, también les gusta la autoridad, (o el mando, como decía Franco), y mucho más el poder. Y cuando alguno de los suyos, que tratan de ejercer esa autoridad, sectaria y escasamente democrática o, simplemente, hacen suya la frase de otro Luis (rey francés, el XIV) que decía: “L’etat, c’est moi”, se olvidan de aquella socorrida lección de la que tanto presumieron con el XVI de los Luises de Francia.

Yo no entro, ni salgo, en si hay razones para llevar a los tribunales a Baltasar Garzón. No tengo la formación jurídica suficiente y, aunque manifieste, o no, mis simpatías o antipatías hacia el personaje en cuestión, me abstengo de determinadas manifestaciones a favor o en contra del evento. Lo que no puedo admitir, y así quiero manifestarlo, es esta falsedad de una izquierda sectaria que sólo llora y se manifiesta por los de casa.

Si Baltasar Garzón es culpable de algo, serán los tribunales los que lo decidan. Si no lo es, su nombre quedará limpio y alguien en evidencia. Pero ¿quién ha dicho que este señor no puede ser presentado y acusado ante un tribunal de justicia? ¿Qué le pasa, que mea colonia…..? Es un simple ciudadano inmerso en una causa, sea juez o caminante.

Si a un rey le cortaron la cabeza ¿por qué un juez no puede ser juzgado? En cualquier caso, tenemos el país que tenemos y de ello está muy orgullosa la izquierda que tanto colaboró en la labor.

jueves, 15 de abril de 2010

¡¡AY, ESPAÑA, ESPAÑA...!!


Mal anda un país donde las simpatías vienen dadas, o no, según si seas de izquierdas o de derechas. Mal anda un país donde hasta jueces y magistrados son elevados, o defenestrados, según si son de izquierdas o de derechas. Mal puede avanzar un país que ha llegado a estas conclusiones o se rige por tales simpatías.

Pero un país no nace así. A un país se le hace así, se le configura así a través de sus pensadores, a través de las gentes que ejercen influencia sobre la ciudadanía, a través de sus mandatarios y a través de las personas que crean opinión irresponsable y que embrutecen a los receptores de esta opinión.

La irresponsabilidad de estas gentes es la causa, a mí entender, de los males actuales de España, sobre todo, la irresponsabilidad de la clase política, que nada tiene que ver, ni de lejos, con la clase intelectual.

En España (siempre se ha dicho) se lee poco. Algunas veces yo llego a pensar que ¡gracias a Dios…! Porque cuanto más leemos, más nos encabronamos. Me cuesta trabajo escribir esto, pero es así. Quizá es que sólo leemos lo que queremos leer, y lo que deberíamos leer no está a nuestro alcance. A nuestro alcance (barato), por decirlo así, está lo que nunca deberíamos leer, o lo que no sabemos interpretar o, simplemente, lo que queremos leer.

Y lo digo así de claro porque hablar de la clase intelectual es muy socorrido, y en este saco metemos a cantidad de borregos que nada tienen de intelectuales ni de personas cultas, pero que crean opinión y llegan hasta a configurar comportamientos en las personas, totalmente ajenos a lo natural y a la intelectualidad clásica, pura y humanística que se entiende como tal desde que el hombre tuvo capacidad de pensar.

Yo no soy, por supuesto, un intelectual y, por lo tanto, no pretendo dar lecciones a nadie. Soy, simplemente un hombre de la calle que creo que, en lo básico, estoy dotado de un entendimiento medio que me hace capaz de observar, pensar y concluir en mis propios razonamientos. Soy un grano de arena de los que formamos la playa de esta vida y, sin nosotros, no habría arenal donde tomar el sol. Pero, una vez formado este arenal, se invade y se maltrata. Nadie le da importancia hasta que no se destruye, o la mar se le lleva. En él se arrojan basuras (opiniones), se defeca, se escupe y se hunden colillas de cigarros. Ese arenal somos todos nosotros y ese arenal precioso, será lo que sus visitantes, o sus usuarios quieran que sea.

España, mi país, es un precioso arenal pero muy mal tratado. En él se esparcen bolsas de basura, restos de la más inmunda porquería, residuos de todo tipo a los que el mar no quiere ni acercarse. Huele fatal y empieza a no ser agradable, ni salubre, ni para los propios usuarios, aunque aún se empecinan en frecuentarlo.

Un arenal como España (discúlpenme la comparación), un país como España, se está saturando ya de basura. Aquí ya es imposible tomar el sol porque la mierda y los malos olores lo impiden.

La politización ha llegado a límites que ni en épocas remotas de guerras civiles se hubiese sospechado. Las más altas instituciones del Estado acaban corrompidas y degeneradas por las sucias manos de un poder político, crápula y voraz, que no tiene la más mínima sensibilidad. El noble oficio de la política no debería estar ahí para destruir todo lo que toca, si no para todo lo contrario, pero no es así. Hoy, todo lo que, al menos en España, merece un sagrado respeto, está contaminado por la suciedad que emana y el olor que despiden unas camarillas de gobiernos, con referencia clarísima en el gobierno de la Nación, que prostituye, sin disimulo ni recato, cualquier principio básico y cualquier referencia al pasado sagrado y glorioso de España. A lo más elemental.

Hoy, un escritor es bueno o malo, según sea de derechas o de izquierdas. Un juez (esto ya es el colmo) es bueno o malo según el mismo parámetro. Un salteador de caminos es un chorizo, o un bandolero romántico, según sea de derechas o de izquierdas, y uno es maricón o gay, según sea de derechas o de izquierdas. Pero esto último es una broma, y no quería yo tomarme este comentario a broma.

España sufre, en estos momentos, una grave crisis, no ya económica, cuestión que, en mayor o menor medida, es sufrible, sino una crisis de valores altamente preocupante. Las altas instituciones del Estado, como el Tribunal Supremo, o el mismo Tribunal Constitucional, están ninguneadas y amenazadas de corrupción desde el poder político. A la propia Constitución se la cuestiona y, sin haberse acometido (que es susceptible) ninguna reforma sobre su texto, los propios magistrados de estos altos tribunales la ponen en tela de juicio, acosados (vaya usted a saber por qué) por politiquillos autonómicos que no miran, ni les interesa, más allá de sus propias braguetas.

Hoy, en España, se cuestionan muchas cosas. Hay casos sangrantes de corrupción que sólo sirven para la lucha política (vergonzoso) pero para nada más. Los altos tribunales tienen en sus manos temas como el Estatuto Catalán y no son capaces de darle solución, porque las presiones políticas superan a la legalidad, y acabarán de rodillas ante los políticos, olvidándose de que por la “Ley”, si es preciso, se muere

Los jueces “estrella” están en los tribunales de justicia, triste paradoja. Niñas, matan a niñas. Hijos matan a padres, esposos matan a esposas, vecinos matan a vecinos por un simple tema de lindes. Mocosos de mierda vacilan a la policía y a la Justicia de un país que se dice de “derecho”.. ¿Y yo tengo que aguantar todo esto después de pagar mis impuestos y de tener cuidado donde aparco mi coche….? Bien…¡que remedio me queda….! Triste, sí, muy triste, pero es lo que hay…..

miércoles, 14 de abril de 2010

NOS METEN EN CASA A CALZADOR


Escribir o leer en los cafés le gusta a mucha gente. Yo no soy escritor pero existen, y han existido, muchos escritores que crearon sus grandes obras en las mesas de los cafés. Un café es un lugar donde nunca te encuentras solo y, a la vez, estás aislado en un mundo particular lleno de personas indiferentes a lo que haces o dejas de hacer.

Entre los grandes escritores españoles, hay una amplia nómina que han escrito en los cafés, empezando por Larra, que se afincaba en los madrileños cafés de Venecia o del Príncipe y, retirado en un rincón, daba forma a sus inmortales artículos. Para César González Ruano los cafés Gijón o Sotanillo de Teide, en Recoletos, fueron su gabinete de trabajo y, para Ramón Gómez de la Serna, lo fue su querido café de Pombo.

Esto es así en las grandes ciudades pero, por el contrario, no es una particularidad que se pueda gozar en las pequeñas villas como en la que yo vivo.

Uno de mis placeres, cuando salía de casa por las mañanas, era comprar la prensa y sentarme en un café (siempre el mismo) y perderme en la lectura de los periódicos. Montaba, casi, mi propio gabinete en una mesa alejada de la puerta evitando las corrientes de aire. Sacaba los lentes, la pluma, una pequeña libreta de notas, el teléfono móvil (invento macabro), los cigarros y el encendedor y entre mi taza de café y el cenicero, a penas encontraba espacio para desplegar los diarios. Pero sabía arreglármelas. Ya le tenía tomada la medida a todo.

A lo único que nunca pude tomarle la medida, y eso fue lo que me hizo desistir de esta placentera costumbre, fueron algunas gentes. Creo que siempre he sido sociable y he gozado de la compañía de muchas personas, y que nunca he buscado el aislamiento personal, pero a todos nos es necesario ese espacio vital, que en determinados momentos del día buscamos pare leer, escribir o, simplemente, para reflexionar.

Tampoco estamos dispuestos siempre a mantener una conversación. Hay momentos que uno no tiene ganas de hablar y, para mi, ese momento siempre se registra a primeras horas de la mañana.

Pero esto, hay personas incapaces de comprenderlo y tal parece que, cuando salen de sus casas, su único objetivo es romper ese encanto que a algunos nos produce ese momento de aislamiento y ese gozo de la lectura, de tomar notas o, simplemente, de no tener que contestar con monosílabos a comentarios que ni vienen al caso ni te interesan para nada. Entre unas cosas y otras, acabarán metiéndonos en casa.

Algunas veces recuerdo aquella famosa frase de Franco cuando su ex ministro, Arburúa, le preguntó los motivos de su fulminante cese: “Desengáñese, Arburúa, vienen a por nosotros…”



lunes, 12 de abril de 2010

BARCELONA - REAL MADRID, UNA LIGA ENTRE DOS

(Ladislao Kubala)


Este comentario se lo dedico a mi nieto, Diego, un "forofo" del Barça.


Cuando el Real Madrid y el F.C. Barcelona se enfrentan, es una de las oportunidades donde mejor se aprecia la cantidad de cafre, o zafio, que hay suelto por la vida. Son pocos los que miran el fútbol (y, tristemente, otras cosas más importantes) con los ojos de la objetividad y de la imparcialidad.

Un partido de fútbol de estas características suscita pasiones, y ello es lógico y comprensible, pero también provoca cerrazón mental y revive otro tipo de rivalidades totalmente ajenas al deporte. Quizá todo ello sea consecuencia de que el fútbol, en sí mismo, ha dejado de ser un deporte para convertirse en un termómetro que da la medida de otras cuestiones que nada tienen que ver con un balón en juego.

Tristemente, gentes como el presidente Joan Laporta, encienden pasiones entre las aficiones que hacen que los sentimientos deportivos se desvíen hacia sentimientos políticos, nacionalistas, e incluso raciales, dejando en un segundo plano la esencia exclusivamente deportiva.

El último partido que el pasado sábado enfrentó a estos dos clubes, disputado dentro de su “particular” liga (no hay más que fijarse en la clasificación general) ha dejado una buena muestra de lo que estoy comentando. Sin embargo, existen borregos a nivel de calle, y lo que es más triste, de prensa deportiva de opinión, que no son capaces de reconocer esta realidad

Hoy por hoy, el F.C. Barcelona es, sin duda, el mejor equipo del mundo, y no sin méritos. Esta evidencia le llevó a triunfar claramente en Madrid y obtener el liderato de la liga, que muy difícil se le va a poder arrebatar durante los próximos seis partidos que restan para su conclusión.

El fútbol practicado por este club, que no goza (por distintas razones) de mis simpatías, es precioso y contundente. Ha mostrado que, aún teniendo en su plantilla grandes figuras, es más importante y efectiva la labor de conjunto (de equipo) que las individualidades de precios astronómicos.

Por el contrario, el Real Madrid, no ha sabido comprenderlo y está pagando las consecuencias. Pero tampoco es para demonizarlo, y mucho menos a su entrenador, Manuel Pellegrini.

La liga de fútbol sólo puede ganarla un equipo y, según se ve venir, no va a ser el Real Madrid quien se la lleve este año, pero nadie puede menospreciar la campaña realizada por los blancos. Un fallo, y ante el actual mejor equipo del mundo, le va a privar de este triunfo, pero nadie puede ignorar que el Real Madrid es el segundo clasificado con 77 puntos (tres menos que el Barcelona) y que su inmediato seguidor, el Valencia, está con 56 puntos.

Perder una liga con catorce o quince puntos de diferencia, sí podría ser vergonzoso para un Real Madrid que ha invertido en su proyecto para la presente temporada cantidades astronómicas de dinero y, aunque está fuera de todos los torneos en los que debería estar, creo que se merece un respeto y reconocimiento, al menos como club.

Puede que haya jugadores que no se merezcan este respeto y eso hace necesario sacar el cepillo, pero supongo que lo lógico para la directiva blanca sea considerar el despido de Manuel Pellegrini. Las soluciones en el fútbol siempre suelen pasar por la destitución de los entrenadores. Sin embargo, creo que habría que fijarse primero en otras “figuras directivas” que son las que deciden fichajes, firman los cheques y, quien sabe si hasta se les queda algo “olvidado” por los bolsillos.

sábado, 3 de abril de 2010

ANÉCDOTAS DE LA GUERRA CIVIL


El general Millán Astray estaba celoso de los reconocimientos que recibía su colega Queipo de Llano que, tras reconquistar poblaciones andaluzas, las mujeres se tiraban a besarle. ¿Es cierto eso...?, le preguntó en una ocasión a Juan Ignacio Luca de Tena. ¿Es cierto que a Queipo le besan las mujeres en sus entradas triunfales? Eso se comenta, le contestó Luca de Tena. Y es lógico; Queipo es un bizarro general, muy querido por la gente y, sobre todo, por las mujeres.
Millán Astray reflexionó y concluyó su pensamiento: Poco importa, después de todo. Todavía anda lejos de mi hoja de servicios, que yo llevo besadas doce monjas y tres de ellas abadesas claustradas"...Los celos, son los celos, en cualquier forma de sus distintas manifestaciones.... ----------------

Cambiarse de "chaqueta", así por así, aunque en muchos casos sea aconsejable por seguridad personal, puede acarrear sus riesgos. Durante la Guerra Civil española del 36, eso era normal, sobre todo cuando las tropas nacionales ocupaban una población en manos de los rojos. Un personaje de un pueblo andaluz, a la entrada de los nacionales, se convirtió voluntariamente a la causa franquista. Tanto fue que llenó la fachada de su casa de banderas rojigualdas y, no contento con eso, colocó en su ventana un gramófono que reproducía continuamente los himnos nacionales: La Marcha Real, el Oriamendi o el Cara al Sol.

Pero un buen día el gramófono le falló y se le trabó en un pasaje del Cara al Sol, donde dice eso de “que tu bordaste en rojo ayer…” Durante media mañana estuvo sonando, machaconamente, aquello de “..rojo ayer, rojo ayer, rojo ayer……” Y, claro, a alguien le llamó la atención…Un “pinche” gramófono le había delatado...
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Al día siguiente de la batalla de Brunete visitó al general Varela un agregado militar alemán para felicitarle por su triunfo de la víspera. Mientras almorzaban, el alemán le comentó a Varela: -Yo estuve en la guerra mundial del 14 al 18 y puedo asegurarle que lo que presencié ayer no lo había visto nunca. Sus soldados, general, son los más eficaces y valientes del mundo.

Como sería una descortesía llevarle a usted la contraria –le contestó Varela-, yo debo decir que los segundos son los alemanes. –No, señor, perdone: los segundos, o quizá tanto como los que usted manda, son los “rojos” españoles…
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Las guerras civiles han sido, por desgracia, tradicionales en España. El general Millán Astray pidió en cierta ocasión a Agustín de Foxá que adornara una alusión a las fuerzas armadas. –Aquí habla usted del Ejército. Me gustaría que pusiera usted, querido Foxá, un bonito adjetivo. Las palabras sin adjetivos son como viejas solteronas…

-No hay ningún problema, mi general. Le añadiremos el adjetivo “invicto”. No es ningún exceso. Como se han pasado la vida peleando medio ejército contra el otro medio, nuestro ejército ha vencido siempre.
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Lo españoles, en épocas de guerra, siempre hemos tenido la fama de morir con cierta dignidad. Dos guardias civiles llevaban a fusilar, de madrugada, a un “rojo”. Imagínense a Castilla en invierno con un viento gélido capaz de traspasar los gruesos capotes de los guardias civiles.

-Joder ¡que frío hace! , dice uno de los “números”.

-Un frío del carajo, contesta el otro que no había tenido tiempo de tomar el “matarratas” de por la mañana.

El futuro fusilado, en medio de los dos guardias, quiere manifestar que es capaz de mantener una normal conversación, incluso antes de su inmediata muerte:

-Joder, ya lo creo: hace un frío de la hostia…

Uno de los guardias no se anda con “chiquitas” y le espeta: -¡Quéjate tú, cabrón, que no tienes que volver…!

jueves, 1 de abril de 2010

ASTURIAS CANTA EN SUARIAS


Suarias es un pequeño pueblo de mi queridísima tierra peñamellerana. Son tres kilómetros los que nos separan, o nos unen, a Panes y Suarias, y yo los anduve muchas veces. Entre Panes y Suarías hay mucha historia no escrita. La carretera de Suarias era lugar de encuentro entre amores primaverales. Yo recuerdo, de niño, que íbamos por allí a robar cerezas y nos encontrábamos parejas amorosas que disfrutaban sus “quereres” por aquellas laderas bucólicas que incitaban al amor. De esto hace ya muchos años. Yo era un crío que me perdía por aquellos prados, junto con mis compañeros de la escuela. Hacíamos chozas de ramas de árboles y nos creíamos los “emboscados”, Juanín y Bedoya. Sólo que nuestras pistolas y nuestras metralletas eran de ramas de árboles que, más o menos, se asemejaban a un arma de fuego…

Entre Panes y Suarías había una gran “torca” y, mucho más abajo, había – y habrá aún- una cueva, antigua mina de no sé qué. Yo bajé más de una vez, haciendo gala de mi irresponsabilidad infantil y juvenil. Allí vi los más preciosos cristales de cuarzo que recuerdo. Arranqué algunos y me los traje a casa pero ¿dónde estarán hoy?

El sábado, Suarias se va a enfrentar con un reto muy respetable. En unas pequeñas instalaciones inaugurará el mejor y más rico archivo que sobre la canción asturiana existe en nuestra comunidad, donación voluntaria y generosa de su creador, don Carlos Jeannot.

Suarias contará desde el sábado con la más importante referencia que sobre la tonada asturiana existe, dentro y fuera de la región. Cualquier estudioso del tema que se precie, tendrá que venir por aquí a ver, escuchar y estudiar datos al respecto. Allí los encontrará de todo tipo; desde discos, programas de actos, vídeos, fotografías, artículos de prensa., hasta el mejor y más precioso rincón para albergarlos.

Carlos Jeannot ha tenido la generosidad de ceder su importante archivo a este pequeño pueblo de mi tierra, que lo va a convertir en museo de la canción asturiana. Pero no ha sido por casualidad. Él sabe del cariño y de la responsabilidad de una joven asociación cultural que existe en este pueblo, a la que yo ya califiqué de ejemplar: “El Cantu La Jorma”.

El “Cantu La Jorma”, adquiere hoy una responsabilidad singular, pues no sólo se compromete a custodiar este singular archivo. Se compromete, también, a enriquecerlo y a engrandecerlo. El “Cantu La Jorma”, es un ejemplo vivo de lo que asociaciones de este tipo son capaces de lograr. Apolítica, con exclusivos objetivos culturales y de servicio a la comunidad donde nacieron, nos demuestra día a día su capacidad de crear y de hacer mucho con muy pocos recursos. Un ejemplo digno de seguir, de reconocer y, por supuesto, de apoyar incondicionalmente.

Estas asociaciones tienen que existir. Hay que respetar escrupulosamente su independencia y sólo requieren apoyos del tipo que sean. Y si el poder político no las toca con sus manos, en la mayoría de los casos corrompidas, partidarias e innobles, mejor que mejor…

Me venía a la memoria, mientras escribía estas líneas, la enorme satisfacción que, desde donde sea, estarán sintiendo aquellos viejos indianos que un día salieron de estas tierras repicando en sus cabezas alguna de aquellas tonadas que tardaron tanto en volver a escuchar.

Recordaba que hacían gala del cariño inmenso que sentían por esas tonadas y por sus intérpretes, fuera y dentro de su tierra natal. Recordaba que, dentro de sus posibilidades, en las fiestas de su pueblo nunca faltaba la gaita, el tambor y más de un cantante al que invitaban a comer y a beber y que, al anochecer, se iba con cinco duros que aquel generoso indiano había deslizado generosa y disimuladamente en su bolsillo.

Desde el sábado, Suarias tendrá un nuevo templo. El templo de la tonada asturiana. Aquellos viejos indianos que tanto la echaron de menos, lejos de su tierra, ya pueden asomarse a escucharlas. Aquí estarán todos los que existieron: Cantadores, gaiteros, tamboriteros, compositores.

Y podrán sentirse orgullosos de su tierra. Y sabrán por qué don Carlos Jeannot escogió a Suarias para que fuese la “biblioteca nacional” de la canción asturiana.

Yo, si Dios quiere, estaré allí, con los míos…Pues no faltaría más…..