jueves, 26 de febrero de 2009

BERMEJO, GARZON - TANTO MONTA

Seguir escribiendo a estas alturas del exministro de Justicia, Mariano Bermejo, puede suponer hartazgo a más de inutilidad y, de hacerlo, debería ser alguien capacitado para hacer una tesis desarrollando hasta donde pueden llegar los despropósitos y la falta de ubicación de una persona, dentro de la administración del Estado, al que nunca le funcionaron bien las isobaras. Además, afortunadamente, ya es agua pasada. ¡Vaya muerto que nos quitamos de encima!

No hubiese yo hablado hoy de él, si no hubiese escuchado algunos comentarios, al respecto de su ¿dimisión? que vienen, casi, a ponerle en los altares de la lealtad, la coherencia y el sentido del deber.

No, hombre, no. De eso nada. Este señor se ha tenido que ir por impresentable y porque la situación, por él mismo creada, ya había llegado a hacerse insostenible y a ZP podría salirle al pan tres tortas de no dimitirle. Si por él hubiese sido, aún hoy estaríamos soportándole como tenemos que soportarle a él mismo y a otros que están hundiendo el País, echándole altanería, soberbia e irresponsabilidad.

Bermejo repartía besos en el Congreso cuando, hace pocos días, desde las bancadas socialistas, le aplaudían los de siete y más arriba ¡Torero! ¡Torero! Pero el diestro ya estaba herido de muerte. El toro de España había acabado con él y ZP ya no estaba dispuesto a administrarle más calmantes.

Viene ahora a la memoria de todos, el súper juez Baltasar Garzón que, con mayores motivos que su jefe, aún no ha dimitido y sigue saltándose las más elementales normas de ética, independencia y cualquier otra condición básica a la que está obligado a observar cualquier profesional de la justicia.

Estos señores, aún no se han enterado, o no se quieren enterar, que en este país, nadie puede hacer lo que le venga en gana, despreciando lo más elemental de la convivencia nacional y llegando a creerse Luis XIV de Francia.

Precisamente, un ministro, un juez, el Presidente del Gobierno, o el mismísimo Rey, tienen más limitadas que nadie, sus andanzas, sus correrías y sus propias amistades. Son exigencias del cargo y deben ser escrupulosos en observar estas cuestiones. En la mayoría de los casos no se hace, porque España ha entrado en una dinámica de corrupción y de desprecio a los valores que causa auténtico miedo

El ministro Bermejo se olvidó de todo esto, mostrando una soberbia nada normal. Se río de España y de los españoles, les insultó, los despreció y se pasó las leyes por el corte de la levita, llegando a comparar al PP con ETA en un acto de irresponsabilidad sin precedentes. Pues que le vaya bien y esperemos que le impidan volver a los juzgados.

Don Baltasar, para más INRI, se empecina en seguir adelante y retiene para sí el “caso Gürtel”, un caso con más filtraciones que los pasillos del Congreso, pese a que, según parece, pudieran estar implicados aforados del PP y sin importarle las querellas que dicho partido le ha interpuesto por prevaricación y por las mencionadas filtraciones.

No puede abandonar Garzón esta pera en dulce. No puede dejarla porque, yo soy de los convencidos, éste no es un caso entre la Justicia y los implicados. Este es un caso entre el juez Garzón y el PP. Y esto lo piensa así media España, por lo que yo veo en ello razón más que suficiente para que este señor se inhiba del caso y demuestre que no es cierto lo que por ahí se piensa de él, incluso dentro de su profesión. En España existen otros magistrados y otros tribunales que bien podía llevar el caso y evitar toda esta suciedad.

Existe, desde hace tiempo, una fijación enfermiza en este juez que le lleva a tratar de destruir al principal partido de la oposición: “delenda est Cartago”. Para ello, le vale cualquier fecha; aunque sea en plenas elecciones, cuando más se puede perjudicar a un partido político; la connivencia con cualquiera, ministros, fiscales, comisarios de policía y, además, sin esconderse ¿para qué? Si son los amos del cortijo.
!Viva la España de la pandereta y los amiguetes! Así nos va. Y lo malo es que alomejor todo esto resulta otro parto de los montes... ¿Entonces..? Bueno, entonces dimitirá, seguro..

lunes, 23 de febrero de 2009

EL 23-F Y EL REY DE ESPAÑA

En mis años jóvenes, que fue cuando se produjo el intento de golpe de estado del 23-F, yo también creí que el Rey de España estaba implicado en la intentona. Eran años, para mí, impulsivos y cargados de ganas de cambio en España. España, según yo la veía, era una nación a la deriva. Despreciaba al presidente del Gobierno, según mi parecer, por inútil y vendido a las fuerzas de izquierdas.

Para mí, Adolfo Suárez, era un elemento peligroso. Era un elemento que entregaba a España a la Izquierda más radical y más ignominiosa. A las fuerzas políticas que en el “36” habían propiciado la sublevación franquista y que habían sido derrotadas en una guerra civil que duró tres años y que causó mucho dolor a España.

Consideraba a Adolfo Suárez un nuevo demonio, tipo Azaña o Largo Caballero y, si me apuran, como Gil Robles, que no supo asumir sus propias responsabilidades, situando a España al borde del abismo.

En aquellos años de juventud impetuosa y poco leída, me dejaba llevar de mis impulsos. No tenía tiempo para la reflexión. Ese tiempo te lo cobraba el trabajo y la familia que estabas creando. Tiempos malos en los que sólo influían en tu pensamiento una TV manipulada, como ahora mismo, y una prensa que despreciabas porque se estaba convirtiendo en una nueva prensa del “Movimiento”. Sí, de otro “Movimiento” que era el que, en aquellos días, tomaba el relevo y lo hacía con el mismo estilo y los mismos aires que la anterior prensa que imperaba y que condicionaba la opinión de los españoles.

Yo nunca fui partidario del “Golpe”. Recuerdo que en casa mi mujer lloraba. Teníamos dos críos de poco menos de seis años. Muy seguidos, pues se llevan un año y quince días y ella creía que iban a faltar recursos básicos, tanto en alimentación como en medicinas…

Desde el primer momento, y quizá por irresponsabilidad, no me sentí afectado por el “Golpe”. Yo era de “derechas”, y con nosotros no se iba a meter nadie. Eso pensaba. Y lo pensaba, más que nada, por mi familia…

Los críos se durmieron. Mi esposa y yo estuvimos toda la noche pendientes del transistor de radio, a través del cual, José María García narraba lo que iba sucediendo, cual partido de fútbol.

¡No sale el Rey por ningún sitio!, pensaba yo. Los generales sublevados hablan en nombre del Rey. Seguro que está implicado. Ese era mi pensamiento. ¿Cómo, sino, van a estar en esta intentona, Armada y Milans del Boch?

Éste es tan tonto como su abuelo y no ha sabido aprender la lección del “Golpe” de Primo de Rivera que, al final, acabó con la monarquía….

Luego los hechos se desarrollaron como todos sabemos y, entonces, fue necesario, para algunos como yo, comenzar a reflexionar.

Llegué a convencerme, sin lugar a duda alguna, de que el “golpe” del 23-F, lo paró Don Juan Carlos, el único que lo podía parar.

Reflexionando y leyendo, pude llegar al convencimiento de que un Rey que se había jugado el pellejo apostando por una España democrática, no se podía ver envuelto en un movimiento de involución que, a los ojos de Europa, sólo podría traerle el aislamiento y la soledad más cruda.

Tiempo después pensé que mi actitud irresponsable de aquellos años, era, ni más ni menos, un producto de la desinformación. De la falta de leer, o del defecto de leer lo que yo quería leer exclusivamente.

Hoy, no les voy a decir que sea un monárquico convencido, pero si soy un “Juancarlista”. Con un Rey así podemos ir a cualquier parte.

Hoy hace años, no sé cuantos, de aquella última intentona golpista, tan española y tan cuartelera al estilo decimonónico. Los espadones ya no existen en la actualidad y los sables no suenan como sonaban. Cesaron aquellos ruidos.

Hoy es España, y los españoles, todos los españoles, los que marcamos nuestro camino. Eso no quiere decir que siempre acertemos, pero siempre tendremos la oportunidad de rectificar…Si queremos…

martes, 17 de febrero de 2009

VUELVE EL HAMBRE A ESPAÑA ¡QUÉ VERGÜENZA!

(Mi mujer no me dejaba publicar ésto. Decía que le producía una gran pena.
Gracias a Dios no es nuestro caso, Mari, pero sí el de muchos.
Las realidades hay que asumirlas y denunciarlas, aunque sea literariamente.)
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Aburrido. Aburrido y medio asqueado. No quería ni mirar por la ventana pues sabía el panorama que me iba a encontrar: una tarde sin color y sin amor. Una tarde desapacible y rencorosa. Una tarde de mierda, sin piedad de nadie. Una tarde de crisis, de falta de cosas en casa y de depresión profunda.

Me apetecía salir a tomarme una copa. Más que nada por ver si me volvía el ánimo, pero ¿copa?, ya ¿y con qué me iba a pagar yo esa copa?

Hacía un rato había hecho limpieza de mi cartera-monedero. Abultaba más de la cuenta y ya me molestaba en el bolsillo de atrás de mi pantalón.

Despejé la mesa y saqué todo. El DNI, para este lado junto con otras credenciales de algún club o sociedad de las que nunca frecuento pero que pago la cuota anual. Estas otras credenciales, mejor para este otro lado. Hay que darse de baja ¿para qué gastar este dinero inútil? Me levanté y tomé una bolsa de plástico de esas de la compra. Cuatro o cinco cupones de los ciegos, sin mirar, y ya caducados: ¡a la bolsa! Un par de décimos de lotería en igual situación: ¡a la bolsa también! Una pequeña hoja de papel con dos números de teléfono, uno móvil y otro fijo que ni pajolera idea tengo de quien pueden ser, y que también van a engrosar el contendido de la bolsa.

Un recorte de prensa que habla de unos arreglos que el Principado pretende hacer en mi pueblo, ¿para qué coño habré recortado yo esto? ¡pelotilla de papel: ¡también para la bolsa! Dos calendarios plastificados. Pero, si yo nunca los miro ¿Qué los quiero aquí abultando? La bolsa seguía aumentando su contenido. Otra hojita de cartón con dos números de cuentas bancarias anotados. Esto debo conservarlo pues son donde debo depositar la renta del piso, mientras pueda, y pagar la cuota de la comunidad de vecinos. Una tira del cajero automático que me indica el saldo de mi cuenta: -234,52 euros. Eso lo sé de sobra, así que a la bolsa.

Me quedaban todavía más papeles que eliminar. Entre ellos encontré dos fotos de tamaño carné. Eran de dos de mis hijos, de hace unos años. ¡Cuánto hacía que no las miraba! Cuanto han cambiado de entonces acá. Los estuve contemplando un rato…¡Qué putas las vais a pasar! Fue mi pensamiento ante sus caras infantiles.

¡Cómo ha cambiado mi vida! Hoy estoy en el “paro” y dentro de dos meses dejaré de percibir el salario que ésta situación contempla. Tengo tres hijos. Uno ya trabaja algo, pero los otros dos son pequeños: uno tiene seis años y el otro doce. Ellos tienen que estudiar, vestir y comer algo. El de doce me dice, a veces, que no quiere salir a la calle. Sus amigos toman alguna Coca Cola, y el no puede hacerlo. Entonces le dicen que es un “rácano y un triste..”

A mí no me apetece, tampoco, levantarme por la mañana ¿para qué? ¿a dónde voy a ir? Yo tengo mi oficio y todos los que me conocen lo saben. Nadie me encarga nada. No hay trabajo. No puedo ir a tomarme ni un triste “blanco” porque eso resta unas simples patatas en casa.

No dejo de acordarme de mi padre. Mi padre hizo la Guerra entre el 36 y el 39. Me contaba que habían sido aquellos tiempos muy duros. Yo no lo recuerdo porque nunca pasé necesidad de alimentos. Podías comer “pulientas” o simples patatas cocidas, pero te llenaban el estómago.

Hoy veo a muchas gentes revolver entre los contenedores (palabras modernas) para ver si encuentran un trozo de pan que llevarse a la boca o una fruta que no esté lo suficientemente podrida como para poder rescatar la mitad de la pieza.

Yo me veo así, sin tardar mucho. Es la puta realidad. En breve no tendré “paro”. Tengo una mujer y dos hijos que comen. Yo también como, pero puedo pasar algún día sin ello. También puedo pasar sin tomarme un vino, pero eso es lo de menos.

A uno de mis hijos, ayer le dolía la tripa. Yo pienso que será de algo que comió que no le hizo bien. Mi mujer dice que es cosa de nervios. Aquí todos estamos afectados por esta mierda que llaman “crisis”.

Vuelvo a recordar a mi padre que decía que, tras aquella guerra, España estaba encaminada ya por los caminos de la prosperidad y de la grandeza. En España, nunca más se volverá a pasar hambre.

Hoy, estuve a la orilla de la mar, arriba en el acantilado. Miré a la mar inmensa y pensé: ¡Qué coño pinto yo aquí! Yo estaría mejor entre estas aguas. Pero no pude hacerlo. Volví sobre mis pasos y, a medio camino, miré mi bolsillo. Tenía un euro con setenta céntimos. Sabía que en el bar próximo a mi camino, un vino (peleón, por supuesto) costaba ochenta céntimos. Lo pedí y me lo tomé. Cuando fui a pagar me dijeron que estaba invitado. No quise ni mirar quien lo había hecho. Es más, allí no había nadie…..¡Qué casualidad!

Cuando llegué a casa, sin pararme en ningún otro lugar, le dije a mi esposa: ¿Querrán los críos una Coca-Cola? Tengo un euro con setenta céntimos que a mí no me hace falta para nada……

¡Gracias, señor Zapatero! Gracias a usted tenemos esta España en la que nunca, según mi padre, se volvería a pasar hambre.... Siga riéndose...

martes, 10 de febrero de 2009

¿CAMBIO CLIMÁTICO....?

A mí esto del cambio climático me parece un cuento del que se aprovechan una serie de individuos, como Al Gore. El cambio climático se ha producido ya hace muchos años. Yo tengo sesenta y, desde que tenía catorce o quince, no he vuelto a ver las nevadas que caían en mi pueblo, Panes, ni los veranos en los que empezábamos a bañarnos en el río en Junio y terminábamos en Septiembre. Que es ¿qué lo han descubierto ahora?

Llevamos ya casi cinco meses –desde Octubre- de un largo y duro invierno y esto no tiene trazas de cambiar. Gracias a Dios que algún iluminado pronosticó hace ya meses un invierno seco y cálido. Gracias a Dios.

Desde hace cuarenta o cincuenta años, no existe en esta tierra oriental de Asturias (al menos en las tierras bajas), prácticamente, ni primavera ni otoño. Esto es así y nadie tiene que venir a inventar nada, como el “cambio climático”, después de tantos años.

Agua ha caído a manta y, salvo la recogida en los pantanos construidos durante el franquismo, poco se va a aprovechar para los tiempos de sequía. Esta agua tan necesaria y tan añorada en determinadas épocas del año, se pierde sin remedio mientras los políticos (y digo los políticos) discuten sobre trasvases, pertenencia del agua y otras barbaridades que nadie entiende y que a todos perjudican. Impasible el ademán…

El Ebro es uno de los ríos de mayor conflictividad, dadas las autonomías por donde discurre, pero ¿de quien es El Ebro? ¿de los aragoneses?, ¿de los navarros?, ¿de los catalanes? ¿o de Cantabria, que es donde nace y se forma?

Algunas veces se me ocurrió pensar, ante las absurdas e insolidarias discusiones que se forman entre los gobiernos autonómicos, que si yo fuera el Presidente de Cantabria, llamaría al resto de presidentes de las comunidades que se benefician de sus aguas y les diría: Señores, tienen un año para ponerse de acuerdo y tratar de que las aguas del Ebro sean aprovechables por todos. De lo contrario, acabaré yo con la discusión haciendo un gran muro en Fontibre y desviando su caudal directamente al Cantábrico, con lo que el problema, que tanto les preocupa, quedaría solucionado de un plumazo.

Hay una anécdota de D. Marcelino Menéndez y Pelayo al respecto de las lluvias. En su tertulia diaria del Casino de Santander se discutía, en algunos momentos, sobre cosas banales. Una de ellas era si llovía más en Santander o en Bilbao. D. Marcelino sostenía que llovía mucho más en Bilbao pero el resto de sus contertulios no compartía su apreciación.

Una tarde que en Santander llovía a chuzos desde hacía varias horas sin parar, iban incorporándose los personajes a la tertulia y D. Marcelino se retrasaba, seguro que por causa de la lluvia.

Una de las personas comento: “Ahora que llegue D. Marcelino, a ver si cambia de opinión. No creo que haya caído tal cantidad de agua en Bilbao como la que está cayendo hoy aquí”.

Pues en eso estaban todos cuando entró el ilustre polígrafo sacudiéndose el gabán totalmente empapado. No esperó a que ninguno de sus compañeros le reprochase nada de sus opiniones al respecto de la lluvia y, tras dar las buenas tardes, comento: ¡Joder! ¡Cómo estarán hoy en Bilbao!

Cuentan que los tertulianos se miraron unos a otros pero que nadie pronunció palabra. Los genios son los genios.

Un genio en otra dimensión era nuestro convecino Miguelín Purón, de Noriega:

Era la mañana del día en que se celebraba la Verbena de la Portilla en Llanes. Miguelín dormía en un vagón de la FEVE y se levantaba antes de que el tren se pusiera en marcha, sobre las seis de la mañana. En el “bar La Gloria”, donde Pepín y Fredo, se metía los primeros auxilios del día.

El día no se presentaba muy claro y alguien comentó que se podría estropear la Verbena. Miguelín salió a la calle y miró al cielo: “Nada, tranquilos”. “Cuando el sol sale por capiruchu, puede llover poco, mucho, o nada… o quedarse el tiempo como está”. Sin posibilidad de error.

A un cabraliego, le preguntaron unos turistas que emprendían ruta al amanecer hacia el desfiladero del Cares: ¿Cómo ve usted el día hoy? ¿Lloverá? ¡Ay ..jumiu! “Aquí, del tiempu lo que veas”. Contestación dictada por la sabiduría y la experiencia.

Por Panes decimos: “Niebla en Jana, lluvia por la tarde, no por la mañana”.

Y todo esto sin haberse inventado aún lo de los hombres del tiempo. Claro, tampoco había televisión que es lo que nos ha complicado la vida…

martes, 3 de febrero de 2009

EL GOBIERNO, LA BANCA Y LOS ESPAÑOLES

Ayer lo comentaba yo en esta página. Dadas las manifestaciones de la Asociación Española de Banca (AEB) en contra de las políticas gubernamentales de cara a la crisis económica y financiera que sufre España, algo estaban tramando las grandes entidades bancarias. Posiblemente, pensaba, querrán más dinero.
Tras la reunión de ayer, Banca-Gobierno, han quedado, casi a las claras, las pretensiones de los primeros. No han pedido, explícitamente, más dinero, pero han manifestado que no están dispuestos a invertir los miles de millones recibidos del Gobierno, en la concesión de créditos a familias y Pymes, si éste no comparte con ellos los riesgos que todo crédito conlleva. Es decir, que a parte de darles el dinero para prestar, quieren al gobierno como avalista. Es como ser puta y poner la cama sin cobrarla, y después, dejarse pegar.

Todo esto da mucho que pensar y la postura de la banca puede ser calificada como un chantaje puro y duro. La economía española no funcionará sin financiación a particulares y pequeñas y medianas empresas y la banca se niega de plano a abrir los grifos de esa financiación.

Y ¿qué dice el Gobierno? Pues ahí está lo preocupante. El Gobierno, de momento, no dice nada, por lo que hay que suponer que le empiezan a apretar por la zona "perendengal".

El Gobierno madrugó repartiendo mucho dinero a las entidades bancarias (¿?) porque en ello veía la solución para que la economía no se estancará y pudiese haber financiación.

La banca, al contrario que ayer, nunca manifestó su preocupación por las erróneas políticas del Gobierno de cara a atajar la crisis. "Trincó la panoja" y se calló. Ni prometió, ni dejó de prometer.

España veía, medio atónita, como los que mandan repartían a los que más tenían y recomendaba a los de a pie apretar el cinturón pero, de alguna manera, confiaba en que el dinero regalado a la banca pudiese revertir y evitar el colapso.

Pues nada de nada. La banca lavó, o maquilló, sus balances y “ya te veré”. Ahora resulta que no puede asumir el riesgo sin ayuda del Gobierno.

Esto es una jugada que España no debe admitir y que, fundamentalmente el Gobierno, tiene que desmontar. El dinero de todos los españoles no puede destinarse a las empresas que más ganan del país. El dinero que cuesta sangre, sudor y lágrimas a los españoles no puede ir a engrosar las arcas de los más poderosos.

El Gobierno debe tomar medidas urgentes y drásticas y debe poner a quien corresponda en su sitio. Claro, todo esto si es que puede hacerlo. Si es que no le tienen agarrado por semejante lugar.

Tengo para mí que a España se la sigue mintiendo. La miente el Gobierno, la miente la banca, y al pueblo sólo le queda el recurso de mentarles la madre.

Hay recursos. Los hay negociables y los hay drásticos. Pero ante una coyuntura como la actual, ante un chantaje tan al estilo mafia, puede haber soluciones y rápidas.

Si la banca privada no responde, si está en “bancarrota” o no se conforma con lo que gana, siempre, por el bien del pueblo, existe el recurso de la nacionalización.

domingo, 1 de febrero de 2009

¡ADIÓS, ARZOBISPO!

El documento que un grupo de curas de Asturias publicó contra el arzobispo Osoro no tiene desperdicio. En ello, como en la misma religión, se trata de creer o no creer. Cuanto más analizo el texto, más perdido estoy. Es lógico, yo no estoy metido en materia y no tengo ninguna capacidad para criticar este interesante manifiesto, pero hay cosas que comparto desde mi singularidad.

Me ha traído a la memoria mis años de trabajo. Mis años profesionales en los que directivos de oficinas te solicitaban refuerzos de personal. Eran tan escasos esos medios humanos que yo iniciaba mi trabajo con un "puzzle" en el que tenía que ubicar a los cuatro o cinco empleados "volantes" y tratar de destinarlos a los sitios que tenían verdadera necesidad.

Había mañanas que de diez o quince llamadas telefónicas, recibidas de ocho a nueve, cogía sólo dos, pues sabía que detrás del teléfono la demanda era: "Mándame alguien o tengo que cerrar la oficina".

Algunas veces, yo mismo, agarraba mi cartera y me iba a mi casa a trabajar: -Si preguntan por mí dile que me ha dado un cólico y que estoy en el hospital.

En casa, tranquilo y sin llamadas telefónicas sacaba "papeles" adelante. Aquello era una locura. Ahí empecé yo a perder el humor y a cagarme en lo que nunca me había cagado.

Una vez fui a una oficina cuyo director era el más asiduo de la mañana en solicitar refuerzos. Encontré su mesa llena de papelotes y expedientes y al empleado que yo le había mandado por la mañana, echando un cigarro y leyendo el periódico.

Por supuesto, aquél empleado regresó conmigo y a aquél directivo de oficina de pueblo, que no sabía delegar funciones ni trabajo, lo mandamos de cajero a una oficinita de un pueblo más pequeño para que no se estresara.

Hay gentes que no saben delegar. Delegar, yo siempre lo he dicho, es un arte. Saber delegar y repartir juego -siempre que tú sepas después controlar- es la clave del éxito de tu trabajo.

Pues yo creo que a don Carlos Osoro, arzobispo de Asturias, le ha faltado dominar este arte. Él se lo cocinaba y se lo comía todo mientras don Raúl Berzosa, el obispo auxiliar, fumaba (no sé si lo hace, porque tampoco le conozco de nada) y leía el periódico. Bien podía haber pasado sin él, con la falta de prelados que hay por el mundo.

Pero don Carlos, no fue relegado a ningún curato de pueblo. Don Carlos está nombrado para Valencia, lo cual quiere decir que ha cumplido bien con el cometido para el que, "la superioridad" le envió a Asturias.

Aquí deja un grupo de casi treinta curas, el foro "Gaspar García Laviana" que no le van a echar de menos, todo lo contrario. Y, también, deja centenares de feligreses, o miles, que, prácticamente, nunca le hemos conocido a no ser por la prensa. Estoy seguro de que, también, dejará cosas positivas, que duda cabe, aunque entre éstas no se encuentre el cierre de Valdediós.

¡Adiós arzobispo! Yo, sinceramente, no puedo decir que siento su marcha. Tampoco me alegra. Simplemente me da igual. Yo no puedo hablar nada más que por mí, pero me imagino que en mi tierra de la periferia de Asturias, no habrá causado ningún trauma su despedida. Poco le hemos visto por allí.
Con estas mismas palabras despedí a don Gabino hace ya siete años. Es triste. Yo había puesto alguna confianza en usted, pero me ha desilusionado. Nunca le vi físicamente. Nunca escuché una palabra, en directo, de su boca.

Recuerdo sus palabras de cuando llegó a Asturias: "vengo con coraje evangélico". Ya. Ya lo hemos visto.

Que quiere ¿que le esté agradecido? Vaya usted con Dios y que su ministerio en Valencia sea más positivo que el que ha desempeñado en Asturias, de cara al pueblo llano y humilde.

Asturias es más larga que ancha. Comienza en Vegadeo y termina en Tina mayor( o viceversa) donde se abraza a su tierra cántabra, hermana de la nuestra. Usted, señor arzobispo, eso nunca lo entendió. Si embargo, era muy fácil de entender. Hay arzobispos señores, y señores arzobispos... ¿Lo coge?