lunes, 23 de febrero de 2009

EL 23-F Y EL REY DE ESPAÑA

En mis años jóvenes, que fue cuando se produjo el intento de golpe de estado del 23-F, yo también creí que el Rey de España estaba implicado en la intentona. Eran años, para mí, impulsivos y cargados de ganas de cambio en España. España, según yo la veía, era una nación a la deriva. Despreciaba al presidente del Gobierno, según mi parecer, por inútil y vendido a las fuerzas de izquierdas.

Para mí, Adolfo Suárez, era un elemento peligroso. Era un elemento que entregaba a España a la Izquierda más radical y más ignominiosa. A las fuerzas políticas que en el “36” habían propiciado la sublevación franquista y que habían sido derrotadas en una guerra civil que duró tres años y que causó mucho dolor a España.

Consideraba a Adolfo Suárez un nuevo demonio, tipo Azaña o Largo Caballero y, si me apuran, como Gil Robles, que no supo asumir sus propias responsabilidades, situando a España al borde del abismo.

En aquellos años de juventud impetuosa y poco leída, me dejaba llevar de mis impulsos. No tenía tiempo para la reflexión. Ese tiempo te lo cobraba el trabajo y la familia que estabas creando. Tiempos malos en los que sólo influían en tu pensamiento una TV manipulada, como ahora mismo, y una prensa que despreciabas porque se estaba convirtiendo en una nueva prensa del “Movimiento”. Sí, de otro “Movimiento” que era el que, en aquellos días, tomaba el relevo y lo hacía con el mismo estilo y los mismos aires que la anterior prensa que imperaba y que condicionaba la opinión de los españoles.

Yo nunca fui partidario del “Golpe”. Recuerdo que en casa mi mujer lloraba. Teníamos dos críos de poco menos de seis años. Muy seguidos, pues se llevan un año y quince días y ella creía que iban a faltar recursos básicos, tanto en alimentación como en medicinas…

Desde el primer momento, y quizá por irresponsabilidad, no me sentí afectado por el “Golpe”. Yo era de “derechas”, y con nosotros no se iba a meter nadie. Eso pensaba. Y lo pensaba, más que nada, por mi familia…

Los críos se durmieron. Mi esposa y yo estuvimos toda la noche pendientes del transistor de radio, a través del cual, José María García narraba lo que iba sucediendo, cual partido de fútbol.

¡No sale el Rey por ningún sitio!, pensaba yo. Los generales sublevados hablan en nombre del Rey. Seguro que está implicado. Ese era mi pensamiento. ¿Cómo, sino, van a estar en esta intentona, Armada y Milans del Boch?

Éste es tan tonto como su abuelo y no ha sabido aprender la lección del “Golpe” de Primo de Rivera que, al final, acabó con la monarquía….

Luego los hechos se desarrollaron como todos sabemos y, entonces, fue necesario, para algunos como yo, comenzar a reflexionar.

Llegué a convencerme, sin lugar a duda alguna, de que el “golpe” del 23-F, lo paró Don Juan Carlos, el único que lo podía parar.

Reflexionando y leyendo, pude llegar al convencimiento de que un Rey que se había jugado el pellejo apostando por una España democrática, no se podía ver envuelto en un movimiento de involución que, a los ojos de Europa, sólo podría traerle el aislamiento y la soledad más cruda.

Tiempo después pensé que mi actitud irresponsable de aquellos años, era, ni más ni menos, un producto de la desinformación. De la falta de leer, o del defecto de leer lo que yo quería leer exclusivamente.

Hoy, no les voy a decir que sea un monárquico convencido, pero si soy un “Juancarlista”. Con un Rey así podemos ir a cualquier parte.

Hoy hace años, no sé cuantos, de aquella última intentona golpista, tan española y tan cuartelera al estilo decimonónico. Los espadones ya no existen en la actualidad y los sables no suenan como sonaban. Cesaron aquellos ruidos.

Hoy es España, y los españoles, todos los españoles, los que marcamos nuestro camino. Eso no quiere decir que siempre acertemos, pero siempre tendremos la oportunidad de rectificar…Si queremos…

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