martes, 21 de febrero de 2012

LA "CHUSMA" TOMA LAS CALLES



La cuestión política, en España, está revuelta en estos últimos días. Han tenido lugar decisiones, puramente políticas, y también judiciales que atañen directamente a un magistrado que, irresponsablemente, se declaró un "juez de izquierdas". Esa no fue la razón de la condena del juez Garzón, aunque la "chusma" se empeñe en interpretarlo así. Tampoco fue que quisiese, o no, investigar los supuestos crímenes del franquismo, después de haber argumentado una ley de amnistía que, según sus razonamientos, le impedía enjuiciar los asesinatos de Paracuellos del Jarama y las "sacas" de la cárcel Modelo de Madrid en 1936: Más de cinco mil asesinatos a las costillas de uno de los personajes más siniestros que, aún hoy, se pasean por España pidiendo respeto y consideración.

Esa chusma, que no es la izquierda responsable –en el supuesto de que exista- no está dispuesta a respetar ni a acatar las resoluciones del Tribunal Supremo, sencillamente porque no les ha dado la razón. Ellos, en este caso del juez Garzón, ya habían juzgado y habían dictado sentencia absolutoria.

Ellos se creen en posesión absoluta de la verdad, al más puro estilo dictatorial. No creen en las instituciones, ni las respetan, ni las aceptan, salvo que sean de su cuerda. Sólo ellos tienen razón y, si no se la dan, recurren a la violencia.

Y yo me pregunto: ¿Por qué debo yo creer en la integridad del juez Garzón y despreciar la de los siete magistrados que lo han juzgado y condenado, por unanimidad, después de que el propio Garzón hubiese recusado a otros seis magistrados que no le ofrecían las suficientes garantías de imparcialidad?

Salir a la calle, o manifestarse en la calle, es un derecho constitucional que ningún gobierno, ni nadie, puede conculcar. Pero una cosa es una manifestación, y otra, muy distinta, una manifestación violenta que dinamite los derechos y las libertades de la ciudadanía. Simplemente porque la calle es de todos, no sólo de unos pocos inconformes.

En estos últimos días estamos asistiendo a movilizaciones como la del pasado domingo, convocada por los sindicatos mayoritarios para protestar contra la reciente Reforma Laboral presentada por el Gobierno del PP. Esta reforma, que el Gobierno cree necesaria (yo no entro a juzgarla por falta de análisis y conocimientos suficiente por mi parte) intenta paliar un deterioro trágico en la masa laboral de España, situada en casi un 30% de paro, lo que supone más de cinco millones de personas sin empleo.

Protestar, o no compartir determinadas medidas gubernamentales, es igualmente lícito pero, en este caso particular, es totalmente amoral si nos fijamos en que, en estos últimos años, los sindicatos convocantes de la manifestación del domingo han sido lo más inoperante y lo más inútil que se puede dar en organizaciones de esta clase ya que sólo fueron pasivos observadores de este deterioro, sin mover un dedo contra el Gobierno que llevó a España a esta situación, y sólo preocupados de sus prebendas y de su bienestar.

Sin embargo, acompañados de algunos gerifaltes de ese Gobierno lamentable, se atreven a salir a la calle para protestar contra unas medidas, como la Reforma Laboral, adoptadas por el actual Gobierno, que, según la mayoría de los analistas, son inevitables y necesarias.

Ayer mismo, los ánimos se calentaban en Valencia con una manifestación violenta de estudiantes que dio lugar a cargas policiales que los manifestantes califican de extremadamente violentas.

Pero, mi particular opinión, se encamina a considerar que a esa chusma, manipulada por otros que no dan la cara, lo que le ocurre es que no soportan que el pueblo español les haya dicho “basta” y le entregase al PP, o a la Derecha, como quieran llamarle, una cota de poder como nunca ha tenido la Izquierda en este país.

¿Solución?, la de siempre: la calle y la violencia, aunque sea a costa de limitar los derechos que la ciudadanía tiene reconocidos y que ellos no tienen inconveniente en ignorarlos.

Dicen que Fraga Iribarne pronuncio aquella famosa frase que él mismo calificaba de apócrifa: “La calle es mía”. No sé si Fraga la llegó a pronunciar o no, pero sí sé que esta chusma está convencida de que es suya.

Por eso, no se les puede dejar la calle. O, mejor dicho, no se les puede dejar que lleven la violencia a la calle. Conviene, en estos momentos, repasar la historia de España en el pasado siglo XX y tomar nota. Las consecuencias de que grupos incontrolados y manipulados, la chusma, tomasen la calle, ya las conocemos.

jueves, 9 de febrero de 2012

ALCALDES DE BARRIO



En estos últimos días se ha elegido a muchos alcaldes de barrio de distintos municipios asturianos. Aquí, en nuestro concejo de LLanes, están siendo elegidos en estos días

Los alcaldes de barrio, en teoría, son los representantes funcionales del acalde presidente del ayuntamiento y, en algunos casos, son elegidos democráticamente por los vecinos de los respectivos pueblos, si bien el propio alcalde del ayuntamiento tiene potestad para designarlos "digitalmente", como es el caso en el ayuntamiento de Llanes, en los pueblos de Posada y Nueva.

Su figura no tiene mayor relevancia política, y su capacidad de mando o autoridad es escasa. Con independencia de lo que la normativa que regula esta figura, que varía en las diferentes comunidades autónomas, las actitudes de una gran mayoría de los gobiernos municipales, personalizados en su primer edil, les han ido relegando a meros "correveidiles". Émulos de agentes secretos que escuchan, observan y llevan el cuento al jefe. Y no estoy personalizando en nadie, hablo de una forma muy general pero, tristemente, es así de claro.

Lo bueno de estas figuras es que no perciben emolumentos económicos y no vienen a gravar el presupuesto municipal. Sus compensaciones, en algunos casos, vienen dadas vía privilegios o facilidades para el desarrollo de supuestas cacicadas, o favores que se traducen en mirar para otro lado o no querer enterarse de supuestos movimientos rayanos, a veces, en la ilegalidad. S, sí. Haberlos los hay. ¿No los conocen ustedes?

No parece, sin embargo, que sea un cargo muy apetecible en la mayoría de los casos y, aquí, en el Ayuntamiento de Llanes, lo demuestra el hecho de que sólo en once pueblos se celebrarán elecciones al existir más de un candidato al puesto, mientras que en los 38 restantes no será necesario acudir a las urnas ya que sólo se presenta un aspirante. Pero esto tampoco ha impedido la existencia de reclamaciones y discrepancias en alguno de los pueblos donde se celebraron comicios.

Esta situación evidencia, según la lectura que queramos hacer, o bien aburrimiento y falta de confianza en las instituciones, o bien un conformismo borreguil que no es bueno para la convivencia democrática de los pueblos que deberían mostrar más preocupación y participación. En cualquier caso, los hechos son los hechos.

Lo malo es que algunos de estos alcaldes, a base de repetir en el cargo, llegan a creerse un poco señores feudales y pueden llegar al abuso manifiesto en el desarrollo de sus competencias.

Aún para un simple cargo como éste, ningún alcalde de barrio, y ya no digo el resto de alcaldes, presidentes, de los ayuntamientos, nunca deberían dejar de leer “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo, ni “La Diplomacia”, de Henry Kissinger. Pero muchos de ellos, me temo, tendrían que empezar por aprender a leer.


lunes, 30 de enero de 2012

O AHORA, O PARA CASA...



Me parece acertada la decisión del presidente asturiano, don Francisco Álvarez Cascos.. Así, en estas condiciones, no se puede gobernar. No es posible. Esta situación me recuerda pasajes de una historia ya lejana en el tiempo. Ejemplos que nunca hemos querido asumir. Bien, peor para nosotros..


En marzo, Asturias tiene que hablar de nuevo. Tiene que pronunciarse. Yo, seguiré votando a Cascos. No es un personaje que me guste, personalmente, a mi jamás me ha mirado a los ojos. Si me ha dado la mano, siempre ha sido mirando hacia otro sitio. No me simpatiza como persona y nunca he querido estar a su lado (para la foto). Me da igual. Es que no la deseo...

Pero, si le comparo con los andobas (porque yo soy de "derechas") que nos oferta el PP, me quedo con él, sin ninguna duda...

Y voy a dar nombres y apellidos: Ya vale con Ovidio Sánchez, que lleva años (muchos años) sin dar un palo al agua. Ya vale con Isidro F. Rozada, que ¿para qué les cuento? Ya vale con el "gobernador civil, don Gabino de Lorenzo.. Ya vale con el Arestegui, y distinguida esposa...

Pónganse a trabajar, !!mangantes..¡¡¡., Ya es hora...

¿Van a encabezar ustedes las listas para marzo...? Pues conmigo no cuenten..









domingo, 22 de enero de 2012

JOSÉ LUIS MARTÍN VIGIL


Escribir hoy, cuando se va a cumplir un año de su muerte, sobre José Luis Martín Vigil, resulta controvertido por distintas razones pues puede que no sea fácil distinguir al escritor de la persona, ni hablar de su obra literaria dejando al margen algunos aspectos de su vida que le sumieron, en los últimos años, en el más oscuro de los ostracismos. Y, hablando de controversias, ésta ha sido una de las características peculiares del autor de "La Vida sale al encuentro".

Puede resultar, como digo, controvertido y arriesgado pues estamos hablando de un personaje, de un escritor, que alcanzó en los años sesenta y setenta, una de las mayores relevancias literarias en España y en el extranjero, ya que algunas de sus obras fueron traducidas a distintos idiomas y publicadas en diferentes paises. Sus casi cicuenta libros, la mayoría de alto contenido social, dan fe indiscutible de ello.

Martín Vigil, nació en Oviedo en 1919 y, aunque era ingeniero, se cambió al mundo de las letras, estudiando Filosofía y Letras, Humanidades y Teología. Como ferviente admirador de San Ignacio de Loyola, se integró en la Compañía de Jesús y se ordenó sacerdote, aunque tardó a penas seis años en abandonar este ministerio, si bien nunca renunció a su fe y siempre se consideró sacerdote.

Su obra, que trata distintos aspectos sobre la juventud y otras cuestiones latentes en su época, tuvo gran influencia en una sociedad que empezaba a salir del acomodamiento y a inquietarse por determinadas cuestiones que empezaban a tomar protagonismo en un país dormido y resignado. Nadie podrá negarle su valentía al abordar, en aquellos tiempos, temas tan delicados como el tratado en la obra "Los curas comunistas", de la que se llegaron a publicar 18 ediciones. La homoxesualidad y las drogas y otros conflictos de la adolescencia: ("La droga es joven", "El xeso de los ángeles", "Una comuna en Madrid"). A éstos les acompañan otros títulos que inciden en temas similares y que fueron referentes para hijos y padres: "Sexta galería", "Un Sexo llamado débil", "Una chabola en Bilbao", "Mi nieto Jaime", "Muerte a los curas", "Requien a cinco voces" y un largo etcétera.

Pero un personaje así nunca está exento de polémica, en muchos casos suscitada por él mimso, como ocurrió al admitir su homoxesualidad y debatir públicamente en televisión, sobre sexo, con Susana Estrada, quien en aquellos años de loco consumo pornográfico (primeros años tras la muerte de Franco), escandalizaba a propios y extraños con su forma de entender el sexo y de promocionarlo a través de publicaciones y películas.

A mediados de los 90 del pasado siglo, el olvido se hizo cargo tanto de su persona como de su obra. Tampoco su salud le permitía ya la primera línea. Ni su salud, ni sus escándalos personales. Pasó, de su cómodo piso de la calle Velázquez (Barrio de Salamanca) de Madrid, a una humilde residencia de Alcobendas donde falleció a los 91 años, con más pena que gloria, en el mes de febrero del pasado año.

Su reconocida homoxesualidad y la sospecha de su vergonzosa tendencia a la pederastia, le hundieron en el ostracismo. La sociedad sólo perdona a algunos.

José Luis Martín Vigil quizá, no lo sé (a mi nunca me gustó juzgar) no merece ser recordado como persona física, pero también creo que su obra, a pesar de este mundo en el que vivimos, falsamente "progre", sí debería ser reivindicada. Aún hoy podría enseñarnos muchas cosas o, cuando menos, hacernos pensar.

viernes, 20 de enero de 2012

HACIA ADENTRO, HACIA ADENTRO...





Yo navego mi mar en una nave
destartalada y hueca.
Una nave en precario, a la deriva,
una nave desierta.
Yo no marco ni ruta, ni destino,
ni enarbolo bandera,
y no mantengo afiliación ninguna.
Navego sin más norte
que el capricho del viento.
Yo solo voy a bordo de mi nave.
No tengo capitán, ni marineros.
Yo envergo las cangrejas y los foques
y solo doy las órdenes, y presto
con férrea disciplina me obedezco.
Los violines del viento me susurran
y, en las noches, me cantan las sirenas.
Y embriagado de sueños ilusorios
me abandono, feliz, en la cubierta.
Yo no temo tormentas, ni arrecifes,
cortantes ni salientes.
Yo "largo avante" y miro al horizonte.
No busco tierra, es el mar mi amigo
que un día, feliz, me posará en un puerto,
en un un puerto olvidado. Varadero
muy lejos de los puertos.
Navego mar, y mar y mar adentro..
No quiero ver la tierra, y si la encuentro,
haré virar y reventar las velas
henchidas por los vientos.
Y ordenaré, gritando desde el puente:
¡¡Hacia adentro!! ¡¡Hacia adentro!!
Y seré yo quien rígido gobierne
aferrado al timón.
Daré cara a las olas y a los vientos.
Y trataré de enderezar mi nave
precaria, ruín, destartalada y hueca.
Y enfilaré la proa y gritaré a los vientos:
¡¡Hacia adentro!! ¡¡Hacia adentro...!!!