sábado, 23 de enero de 2010

DON PEDRO SAINZ RODRIGUEZ, ¡POR EL REY!



"!Pero no se da usted cuenta, hombre, que si Franquito se muere esta noche, mañana tenemos al Rey en Palacio!" (Saínz Rodríguez a Luis María Ansón, ante el ¿accidente? de caza sufrido por Franco en diciembre de 1961)

Entre los personajes que configuraron, en sus diversos aspectos, el siglo XX español existió uno que por su cultura y sus méritos (poco reconocidos) me lleva hoy a ocuparme brevemente de él. Fue don Pedro Sainz Rodríguez, personaje controvertido, influyente por demás en la cultura española, gran político (aunque sin afición), castizo y español hasta la médula de sus huesos.

¿Qué no fue don Pedro? Escritor, filólogo, editor, político, bibliógrafo, putero hasta su vejez…, sí, sí, sí. “putero” empedernido, y no de alto copete. Le gustaban más los burdeles baratos, pudiéndose pagar los más caros de Lisboa o de Madrid. Cosas de la gente. Cosas de don Pedro. Luis María Anson recuerda alguna anécdota al respecto: Don Juan de Borbón, de cuyo consejo privado formaba parte don Pedro sabía de las andanzas de éste por los antros de Estoril. Y ¿qué hizo Vuestra Majestad?, le preguntó Anson. ¿Qué podía hacer? Imagínate un hombre tan gordo como Pedro, sin éxito con las mujeres…¿Qué iba a hacer…? Eso sí, le dije a Padilla que hablara con él y le dijera que no se puede ahorrar dinero en este tipo de cosas, que le diera direcciones de lugares de más calidad.

La Monarquía le debe mucho a este español erudito que no se cortaba ni ante el mismísimo aspirante a la corona de España, Don Juan de Borbón, del que fue uno de los principales asesores y al que muchos monárquicos reconocen como Juan III y, por supuesto, como Rey de derecho, aunque no lo fue de hecho.

Allá por 1939, el primer gobierno constituido por el general Franco, contó entre sus miembros a don Pedro como ministro de Educación, sólo que ya las discrepancias entre éste y el general se iban haciendo evidentes y el ministro en cuestión optó por el exilio voluntario en Portugal. Franco admiraba la erudición y sabiduría de don Pedro a quien había conocido cuando éste era catedrático en Oviedo y compartían tertulia en casa del marqués de La Rodriga, en aquellos tiempos en que a Franco se le conocía en la capital asturiana como “el comandantín” y recitaba aquello de “Oigo, Patria tu aflicción….”

Don Pedro fue el ingeniero que diseñó aquella famosa “operación bifronte” que nos detalla Luis María Anson en su libro, “Don Juan”, y que tenía como finalidad el regreso de la monarquía a España, bajo la cabeza coronada de Don Juan, o de su hijo Don Juan Carlos.

Al igual que Cánovas en 1874, tuvo la misma visión para la segunda restauración en 1975. Lo importante no era solo la vuelta del Rey al trono, sino crear una situación política que permitiera a la Monarquía permanecer.

No una monarquía sustentada sobre bayonetas porque, de eso estaba seguro don Pedro, una monarquía que se sustenta en bayonetas, acaba saliendo empujada por las mismas armas, sino por las escobas, como en su día escribió Gustavo Adolfo Bécquer.

Los consejos de Sainz Rodríguez a don Juan de Borbón, eran crudos, directos y sin medias palabras; como los de un padre a un hijo que se resiste a posar los pies sobre la tierra que debe pisar con firmeza y, por eso, quizá no siempre fue comprendido en la magnitud necesaria por el legítimo heredero de la corona de España. “Un rey está para tomar el sol, ponerse guapo, para gustar a las mujeres y para tocarse los cojones. Las cuestiones de la política, déjenoslas a nosotros”. Este es un ejemplo de la sinceridad del consejero que más trabajó, y con más inteligencia, por el retorno de la monarquía a España. Puede resultar un consejo excesivamente frívolo, pero don Pedro tuvo que deshacer muchos entuertos creados por la impetuosidad, algunas veces casi hasta infantil, de Don Juan y sabía como había que hablarle, de castizo a castizo.

Otro ejemplo de su visión política es el siguiente consejo dado a Don Juan antes de la muerte de Franco, cuando ya, tras la decisión del dictador, quedaba descartada la figura de este último para encarnar la monarquía:

“Vuestra Majestad va a dedicar los próximos años a recibir individualmente a todos los dirigentes de la oposición democrática y les va a decir: Usted es republicano y yo lo respeto. Pero convendrá conmigo en que si ustedes tratan de proclamar la República, cuando mi hijo acceda al trono, intervendrá el ejército y tendremos una nueva dictadura. Una dictadura que durará seis, siete o diez años y que será derribada, porque los pueblos caminan siempre hacia la libertad. Pero España sufrirá con sangre y violencia. Y a cada uno de los percebes que vengan a visitarlo, dedíquele Su Majestad unos elogios. Porque el elogio, Señor, incluso la persona más inteligente, aunque no se lo trague, al menos lo paladea."

Se había terminado ya la primera fase de aquella operación bifronte que con tanta maestría había diseñado y había llevado a cabo, una vez descartada la posibilidad de entronizar a don Juan, y comenzaba la segunda con don Juan Carlos ya designado sucesor por Franco a título de Rey.

Después de un largo exilio, don Pedro Sainz Rodríguez, regresó a España para dedicarse a sus actividades académicas, pero siguió yendo a Estoril para asistir a los consejos privados de Don Juan y seguirle prestando el apoyo y asesoramiento tan necesario y sabio. El día 4 de junio de 1969 llegaba a Madrid seguido por un camión que transportaba sus doce toneladas de libros.

El 14 de diciembre de 1986, moría don Pedro tras haber prestado importantísimos servicios a la Corona, pero con la satisfacción personal de ver el trono de España ocupado por un Rey que no iba a defraudar sus propias perspectivas de continuidad y de reconciliación entre los españoles.

jueves, 21 de enero de 2010

COLUNGA LE DA A CHILE UN PRESIDENTE

Antes de que España hundiera definitivamente los restos de su imperio colonial con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y las islas Filipinas en 1898, salió de Colunga, como emigrante hacia Chile, en 1860, un mozo llamado Bernardo Piñera Aguirre, bisabuelo de quien hace pocos días logró la presidencia del país que acogió a sus ancestros, como candidato de un partido derechista que no gobernaba desde la derrota en la urnas del que fue dictador de la nación andina, Augusto Pinochet Ugarte.

La zona astur-oriental de nuestra región se siente orgullosa –y me parece lógico- de que alguien oriundo de su terruño, haya llegado a tan alta magistratura y, máxime, en un país sudamericano, ejemplo de democracia, de cultura y de civilización, que nada tiene que ver con el conjunto de países que conforman el conglomerado inestable y en constante sobresalto del cono sur americano.

Sebastián Piñera, recientemente elegido presidente de Chile, era ya un brillante empresario y un financiero de alto prestigio. Se dice de estas gentes que cuando alcanzan el poder empresarial y financiero, les tienta el poder político y les atrae. Es posible que éste sea el caso de Sebastián Piñera y, ni es el primero, ni será el último de su especie.

En cualquier caso, el poder político no le es ajeno al nuevo presidente chileno ya que su hermano mayor, José Piñera Echenique, fue ministro de Trabajo con Augusto Pinochet, y uno de los teóricos del ejemplar sistema privado de fondos de pensiones de este país, que la propia España tuvo tentaciones de aplicarse bajo los últimos años de gobierno de Felipe González, ante la patente quiebra de la Seguridad Social española, salvada “in extremis” por el primer gobierno Aznar.

Su propio padre, José Piñera Carvallo, fue uno de los fundadores en Chile de la Democracia Cristiana y embajador del gobierno de Eduardo Frei Montalvo (padre de su contrincante más directo en estas últimas elecciones, Eduardo Frei Ruiz Tagle, que ya ostentó anteriormente la presidencia de Chile) en Bélgica, entre los años 1964 -1970.

Pero ¿qué puede significar para España que el nuevo presidente de Chile sea un oriundo de Colunga; un descendiente de asturianos? Pues poca cosa. Sebastián Piñera es ya chileno de tres generaciones, un empresario estelar, lejano a la amplia y plural colectividad española que en Chile (al menos en Santiago) se aglutina bajo el emblemático Estadio Español de Las Condes, donde el reciente presidente de la nación tiene poca, o ninguna, empatía.

Siempre se ha dicho que América fue descubierta y conquista por españoles y que, también, fue independizada y descolonizada por españoles o, al menos, por hijos, nietos o bisnietos de españoles. Basta recordar a Bolívar (tan mal interpretado hoy por Hugo Chávez) o a San Martín, por no citar a más.

En otra época, y en otro contexto, Sebastián Piñera pertenece a esa clase de “liberadores”. Piñera es ya un chileno con tres generaciones a sus espaldas y pretender que pueda anteponer sus querencias españolas sobre las de su patria es un error que sólo pueden cometer los románticos que leen la historia como una novela de aventuras.

Ese es el primer punto que se debe tener en cuenta. Luego existe un segundo. Chile es un país serio, culto y civilizado al estilo occidental. El gobierno de España, a partir de ahora, debe tener muy presente que Sebastián Piñera no es ni Hugo Chávez, ni Evo Morales ni Daniel Ortega. Piñera va a representar a Chile, dentro de un contexto internacional, bajo una filosofía política conservadora con teorías de las más avanzadas de occidente y con un pueblo a sus espaldas que sabe donde va y lo que quiere. Ahí no va entrar ninguna teoría dimanante de la “Alianza de Civilizaciones” diseñada para anestesiar a los tontos y a los hambrientos.

Su comienzo en la política viene marcado por el enorme éxito alcanzado en su carrera empresarial y financiera que le ha proporcionado un patrimonio que, según estimaciones, puede alcanzar los mil millones de dólares. Sin embargo, y aunque la ley del país no le obliga, Piñera ha renunciado al control de muchas de sus empresas. Se ha retirado de Chilevisión, una de las cadenas más influyentes del país, y ha renunciado al control del equipo de fútbol, quizá, más emblemático del país, el Colo-Colo, y tiene hecha pública promesa de vender su participación del 26,3% en la compañía aérea Lan Chile, antes de su toma de posesión el próximo 11 de marzo.

Tras él, en el mundo empresarial, queda otra familia colunguesa: los Cueto que, muy posiblemente, sean los compradores de estos negocios de los que el novel político quiere desprenderse.

Todos estos aconteceres tienen a nuestra villa, casi vecina, de Colunga como protagonista de los últimos días, aunque yo creo que les vale más olvidarse de ellos y seguir más centrados en los capítulos venideros del doctor Mateo. Es como más positivo.

lunes, 11 de enero de 2010

LA LEGIÓN ESPAÑOLA, UN CUERPO MILITAR DE ÉLITE.

La Legión Española, o Tercio de Extranjeros, es uno de los cuerpos de élite del Ejército español. No lo componen muchos hombres y –no sé- pero creo que tampoco tiene mucho material bélico a su disposición.

La “Legión” no le interesa al actual gobierno de España. Es un cuerpo fundado y desarrollado durante una época vergonzosa para los actuales gobernantes de España y hay que tratar de destruirla.

Y digo, vergonzosa, porque cuando un gobierno republicano hundía a España en la peor de las inmundicias, a un comandante llamado José Millán Astray y Terreros, se le ocurrió la idea de formar un cuerpo de ejército no obligatorio. Una formación militar profesional a imagen y semejanza de la “Legión Francesa”, que diera “la cara” en aquella vergonzosa guerra del Rif, donde las tropas de reemplazo eran carne de cañón para los rebeldes rifeños y una sangría auténtica para la juventud española que no tenía dos mil pesetas para librarse de ir a la guerra a África.

El, en aquel momento, ministro de la Guerra (José Villalba Riquelme), firma el decreto de la fundación de La Legión, el día 28 de enero de 1920.

Desde aquella fecha, La Legión Española no tuvo más que gloria. Muchos muertos, pero ninguna derrota. Los hombres que integraron sus filas pudieron (como su fundador) perder piernas, ojos y brazos; pero nunca el honor. Y nunca perdieron, en el campo de batalla, la bandera por la que luchaban.

El legionario es un (si se me permite) espécimen singular. El legionario fue –y es- hasta que le dejen, un hombre para el cual (con independencia de su vida pasada) el honor es algo innegociable. El legionario es parte inseparable de España, como los que integraban los Tercios de Flandes. El legionario es historia de España, representa el honor de una Nación gloriosa y los valores de quienes no tienen por norte más que la grandeza y la gloria de su país.

No todos los legionarios son españoles de nacimiento, por eso lo del “Tercio de Extranjeros”, pero desde que firman su “enganche” en este cuerpo glorioso, son españoles de pleno derecho, y defienden a España como el primero nacido en Asturias, en Castilla, en Extremadura o en las mismísimas provincias vascongadas.

La Legión Española es un ejemplo de integración de personas en un colectivo con un norte común: Una Patria. La Legión, parte integrante del Ejército de España ha llegado a convertirse, en no tantos años, en un ejemplo de lo que tiene que ser la milicia, en un mito y en una leyenda. La milicia no puede ser una comparsa de impresentables, y así lo han comprendido sus jefes y los que han forjado para este cuerpo singular la aureola de gloria y honor de la cual pueden presumir en la actualidad.

La Legión Española no goza hoy de la comprensión de sus jefes políticos, aunque los hayan mandado a muchos conflictos internacionales a representar, como se debe, a una nación que siempre estuvo presente en todos los ámbitos en los que se jugaba la civilización y la cultura europea.

A la Legión, cada vez se la desprestigia más desde el poder político. Cada vez se la restringen más sus medios y personal. La Legión, hoy por hoy, no le es grata al poder establecido.

La Legión tiene un problema. Nació cuando estos mierdas que gobiernan ahora no habían ni nacido y tuvieron la suerte de que, en España, hubiese hombres como Millán Astray, como Franco, como Valenzuela o como Yagüe.

Por eso hay que destruirla. Por eso hay que borrarla de la memoria de España. Aunque con ella se borre gran parte de la gloriosa historia de un país como España. A éstos no le importa. Tampoco les importa la historia. Ellos están reescribiendo, vergonzosamente, su propia historia….

http://www.youtube.com/watch?v=MGtlSsLFOz0