lunes, 22 de marzo de 2010

CREO QUE LLEGA LA LUZ


La segunda carta de Gustavo Adolfo Bécquer, “Desde mi celda”, la he releído muchas veces. Lo hice –y lo hago- porque comparto su inquietud y su malestar cuando uno se pone delante (en este caso) del ordenador y quiere escribir; quiere comunicarse, y no encuentra nada que transmitir a los queridos amigos que comparten esta u otras páginas.

Bécquer escribía así: “Si me vieran ustedes en algunas ocasiones con la pluma en la mano y el papel delante, buscando un asunto cualquiera para emborronar unas cuartillas, tendrían lástima de mi…” “Y no es precisamente porque se hayan agotado mis ideas…” “Pero no basta tener una idea, es necesario despojarla de su extraña manera de ser, vestirla un poco al uso para que esté presentable…”

A mí me ocurren las dos cosas (yo no soy Bécquer). Muchas veces me faltan ideas, y otras, me cuesta revestirlas con un lenguaje medianamente presentable. Pero quiero estar aquí, y por eso busco la “disculpa” de escribir cualquier cosa, aunque sólo sea para no estar distante de mis amigos.

No hace muchos días, preocupado yo por esta falta de ideas que me impiden comunicarme como yo desearía, leía un artículo en el diario “La Razón” firmado por Alfonso Ussía, donde comentaba una situación parecida, sufrida por el genio del periodismo de posguerra, César González- Ruano.

En alguno de mis escritos yo he tratado a González-Ruano y comentaba que escribía sus artículos para ABC en un pequeño local, casi subterráneo, que había (no sé si aún existe) en el paseo de Recoletos de Madrid. Sotanillo de Teide, se llamaba, y allí, César fumaba, tomaba café y escribía, estilográfica en mano, los artículos que hicieron escuela en el periodismo español.

Pero el gran González-Ruano también sufría de lagunas en su mente y, a veces, tomaba más cafés y fumaba más cigarrillos egipcios de los habituales, en espera de una idea, de un tema que desarrollar.

En una ocasión –eran fechas como las actuales- César, falto de otras ideas, escribió un precioso artículo que el director de ABC era reticente a publicar. Ussía nos lo cuenta: …”aquella mañana, César se sentía feliz porque habían florecido los almendros, y escribió un artículo delicioso para ABC con ese único motivo. Era Director de ABC el gran Luis Calvo, genial, parcial, tronante, dipsómano, cambiante, formidable escritor y espía británico. Leyó Luis Calvo el artículo de César y tardó medio minuto en hablar con él: –César, ¿qué coño les importa a los lectores de ABC que hayan florecido los puñeteros almendros?–. González-Ruano mantuvo su estudiada calma. –Director, si un año no florecen los almendros, los lectores de ABC creerán que ha llegado el fin del mundo. Se trata de tranquilizarlos–“. Y el bellísimo artículo fue publicado.

Aquí, en mi tierra, no hay almendros pero hay otros árboles. También hay flores y olores magníficos que llegan con la primavera. Y hay colores preciosos cuando el sol se asoma. Y un mar que adquiere un azul inigualable.

Y también, como en muchos sitios, hay otras cosas muy importantes para mí: Con esos colores, con esa luz, con esas flores que reviven, también revivo yo.

Mi comentario de hoy quizá le interese a muy pocos pero ¿saben lo feliz que me siento al escribirlo…? Al menos he sido capaz de hilar cuatro líneas….

miércoles, 17 de marzo de 2010

ETA MUERDE A LA GENDARMERIA FRANCESA


Un gendarme francés ha muerto ayer en un enfrentamiento con terroristas etarras. Lamentable, sin duda. Estas cosas nunca deberían ocurrir. Un gendarme francés es una persona como usted y como yo que hace su trabajo, cobra un sueldo por ello y tiene una familia. Es decir, como un policía nacional, o como un guardia civil español. La ETA, es una organización mafiosa y terrorista que mata a este tipo de gentes que los combaten, sólo que, hasta ayer, sus objetivos prioritarios eran estos profesionales españoles.

Los muertos, entre policías y guardias civiles españoles, se cuentan por cientos y ningún gendarme francés tiene la menor idea de lo que estas gentes han sufrido, sufren y sufrirán, merced a las actividades terroristas de una banda de asesinos que, hasta hace bien poco, ha tenido su refugio y su respaldo en su propio país.

Ellos –los gendarmes franceses- posiblemente no sean los culpables. Los culpables han sido, hasta ahora, sus gobernantes que han tratado a los asesinos con tolerancia y guante de seda. Nadie puede dudar ni ignorar que Francia ha sido, durante muchos años (y dudo que no lo sea ahora mismo) el “santuario” de estos asesinos y que sus detenciones era “moneda de cambio” político entre las dos naciones.

Es posible, también, que una nación como Francia no se sintiera obligada a una lucha en la que algunos de los gobiernos españoles se bajaban los pantalones, vergonzosamente, ante las exigencias de los propios terroristas. Es de comprender, en cierto modo.

Ayer, la gendarmería francesa ha podido sentir en propia carne el mordisco de la “9 mm parabellum” en uno de sus miembros y se rasga las vestiduras. El gobierno de España y los partidos políticos de espectro nacional, lamentan el hecho como si fuese algo nuevo, algo monstruoso (que lo es) y nunca visto. Esto está muy visto, por desgracia, y en este “partido”, le ganamos a Francia cientos a uno…

Nadie se acuerda hoy de las humillaciones francesas sufridas por el Estado español en el proceso de esta lucha antiterrorista. Nadie ha tenido los perendengues de recordar al Estado francés, a la vez que le mostraba sus condolencias, que el que juega con fuego acaba por quemarse.

A Zapatero no le faltaba esta mañana más que llorar. De comediante tiene mucho. De gobernante, tristemente, muy poco…

Yo también, como no, lamento profundamente la muerte del gendarme francés. Porque era un hombre como usted y como yo. Cobraría un mísero sueldo por su trabajo siempre peligroso (con ETA y sin ETA). Porque tendría una familia que ahora le va a echar mucho de menos y porque, seguro, el no era el culpable de nada. Y aquí lo dejo. No quiero seguir…..

UN MILLÓN DE EUROS


Un ciudadano anónimo ofrece un millón de euros por una pista fiable de donde puede encontrarse el cuerpo de Marta del Castillo. Yo, si tuviera cierto poder, lo haría gratis. No sería necesario un millón de euros, ni toda la parafernalia de una policía y de un sistema judicial que, en este caso, se me antoja inoperante e inutil. Sé lo que digo, porque todavía no estoy loco del todo, pero quizá mi “desvarío” me lleve a pensar así.


Sé que el sistema democrático que sufre mi país, impide torturar y maltratar a delincuentes. Lo sé. Yo nunca he sido maltratador de nadie. Nadie que me conozca tendrá de mí esa idea. Soy un ciudadano pacífico, normalillo (de la calle), que me tomo un vino y comparto chistes con mis amigos. Si alguien me ha visto alguna vez en una actitud violenta, que levante el dedo.


Yo, cuando era más joven, tuve algún altercado con algunos números de la Guardia Civil, que, a mi criterio, no eran dignos de vestir el uniforme que vestían. Fueron cosas de aquellos tiempos que casi forman parte del “folklore” de aquella España y de los que ni me arrepiento ni me enorgullezco. Fueron cosas que pasaban, sin más.


Sin embargo, hoy echo de menos a aquellos guardias. Lo digo sin ningun recato. Esto de la niña, o de la joven, Marta del Castillo, no es de recibo. No es posible que esto suceda en una democracia, en un país que presume de libertades y de justicia.


¿Donde está Marta? ¿Cómo cuatro niñatos pueden estar haciendo tanto daño..? Hoy, ni la policiá, ni la Guardia Civil, ni ningún cuerpo de seguridad del Estado, puede “apretar las clavijas” a nadie, y menos emplear métodos “contundentes” para hacer hablar a asesinos y demás ralea.


Los únicos que están autorizados a “torturar” son los asesinos como los de Marta del Castillo que, encima de lo que han hecho, se burlan de la justicia, torturan a las familias y alardean de que ellos pueden mentir, torturar y escupir en la cara de esta mal entendida democracia.


Vuelvo a decirlo: Yo soy un ciudadano normal. Ni mato, ni robo ni me meto con nadie. Yo quiero ir por la calle, simplemente con normalidad. A mí, como a otros muchos ciudadanos de este país, nos conoce mucha gente. Saben que no somos delincuentes, ni asesinos, ni violentos, pero yo exijo a la “justicia“ de este país que se haga respetar. Y si hay que darle dos hostias a un mamón, se le dan, porque eso va en beneficio de la ciudadanía. Con la gente que se puede hablar, se habla; con la que no se puede hablar, existen, existieron y existirán siempre, otros métodos.


Y, ahora, llámenme lo que quieran. Yo nunca les desearé a ustedes que hubiesen podido ser los padres o los hermanos de Marta del Castillo, pero me gustaría que se pusieran, por un momento, en su lugar.

lunes, 15 de marzo de 2010

ANÉCDOTAS DE LA HISTORIA (III)


Nadie debe presumir con exceso de lo que sabe, de la misma manera que nadie debe avergonzarse de lo que ignora. Siempre ignoraremos mucho, muchísimo más de lo que en esta vida podamos aprender.

Don Marcelino Menéndez y Pelayo fue filólogo, historiador y miembro de la "Generación del 98". Mientras trabajaba en la Biblioteca Nacional alguien le formuló una consulta que no pudo satisfacer. Irritado, ese alguien le recriminó al ilustre sabio que debía saberlo porque el Estado le pagaba para que lo supiese. Sin perder la cortesía, el afable don Marcelino le contestó: “Disculpe usted, el Estado me paga por lo que sé. Si tuviera que pagarme por lo que no sé, no bastarían todos los tesoros de España”.

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El 8 de abril de 1973 moría (¡ojo al dato!) Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Mártir Patricio Ruiz y Picasso (ya pueden respirar)...Había nacido en Málaga el 25 de octubre de 1881 y llegó a ser el "artista" más importante y prolífico del siglo XX .

Dice Fernando Garcés Blázquez –autor del libro donde he leído esto- que ha escrito “artista” y no pintor, atendiendo a la distinción que el propio Picasso hizo de estas dos palabras: “Un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta”.


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Sir Isaac Newton (1642-1727) escribió aproximadamente 1.400.000 palabras sobre teología y 1.200.000 sobre alquimia. "Para hacerse una idea de los que esto significa -precisa el físico José Marquina- , considérese que, en una aproximación optimista, los tres tomos de El Capital de Karl Marx tienen 1.000.000 de palabras, la prosa completa de Jorge Luis Borges tiene 500.000, La Iliada y La Odisea 300.000, Don Quijote 450.000, La Divina Comedia 180.000 y Cien año de soledad 170.000. La suma de todas ellas es de 2.600.000 palabras. No deja de ser un dato curioso.

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Al general Batet le fusilaron los nacionales en aquella enloquecida España de 1936 al 39 (y después). Pero bien pudieron haberlo hecho los rojos, que también le odiaban. Éstos, por haber sofocado en Barcelona la revolución de octubre de 1934, y los otros por no haber secundado la rebelión de 1936. En ambos casos, lo único que hizo el general fue cumplir la legalidad vigente.

Cuando lo sacaron para llevarlo a fusilar, uno de sus soldados, emocionado, le dio un abrazo y, como suele ocurrir en estos casos, que no acierta uno a decir cosas coherentes, le espetó: “Venga, mi general, adiós ¡y a conservarse!

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Fancisco Franco Salgado-Araujo, primo y secretario del Francisco Franco de verdad, negó aquellas acusaciones que llegaron a hacerse del "Caudillo" en el sentido de que decidía la muerte o el indulto de los condenados por los tribunales militares, mientras se tomaba el chocolate por las mañanas" "-¡Absurdo -comentó Franco Salgado-Araujo- “a mi primo no le gustaba el chocolate”!

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Durante la Guerra Civil española en un lado se levantaba el puño y en el otro se extendía el brazo con la mano abierta, algo que antes de julio de 1936 hacían sólo las minorías de extremas. Esta generalización del saludo se pone de manifiesto en una anécdota atribuida a don Miguel Maura, ex ministro de la República, a quien (se comenta) que le preguntaron que cuando regresaría a España y contesto: "Cuando se vuelva a saludar con el sombrero...."

viernes, 12 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES, EL ÚLTIMO CASTELLANO


A las siete de la mañana de hoy, la hora en que los labriegos de Castilla se encaminan a sus faenas, cerraba el libro de su larga vida y apagaba la luz, un castellano universal. Austero como su tierra, de triste figura y alma inmortal. Maestro de la palabra y dibujante de las letras. Se llamó Miguel Delibes Setién y, hoy, entra en la eternidad de la memoria.

La sombra del ciprés, que es alargada, dará placidez y frescura a su cuerpo en las calurosas tardes castellanas, que yo he sentido en mi cuerpo joven, a un hombre que, como nadie, describió con la palabra los campos y las gentes de Castilla y, por ende, de España.

Casi un siglo de vida da para mucho y Miguel Delibes, afortunadamente, lo aprovechó desde que llegó a un mundo convulso un día otoñal de octubre de 1920 en Valladolid, antaño corte de los primeros Austrias, capital de Castilla y de las Españas. Tierra donde la lengua española, o castellana, o el “román paladino” del que hablaba Gonzalo de Berceo, guarda sus más puras esencias.

No trato yo de hacer aquí un balance de su obra, ni tan siquiera de su vida. Sólo quiero tener para él un recuerdo agradecido. Delibes nos honra y también nosotros ahora, llegado el momento, debemos honrarle. Es muy de España llevar flores a las tumbas y regalar espinas en vida. Quizá, Miguel Delibes, que tiene en su haber grandes reconocimientos literarios, nacionales y extranjeros, se haya marchado con la espina clavada de no haber obtenido el merecido “Nobel” de literatura que tantos creemos que merecía. O quizá no, porque las espinas de Delibes eran las de su tierra plagada de arbustos que las proporcionan en abundancia y sutilmente punzantes.

La primera obra que yo leí de Delibes fue su “Diario de un cazador”, que tenía continuidad en el “Diario de un emigrante”. Ambas escritas en forma de diario. Preciosas para mí, en el tiempo en que las leí. ¿Qué quieren, que presuma de haber leído “La Sombra del ciprés es alargada” con la que ganó en “Nadal” en 1948, el año en que yo nací.? No, esa novela la leí mucho después. Y otras muchas.

Pero me acuerdo hoy, sobretodo, de aquel “Diario de un cazador”. Recuerdo que sus notas diarias, o al menos muchas, terminaban con una frase: “Dormí mal. Y sentí el Express de Galicia…”

Yo, anoche, dormí mal, como tantas noches. Duermo a retales y a duermevela. Pero anoche, aunque desde mi casa no se escuchan los trenes, yo escuché un expreso. No era el de Galicia, por supuesto. Y tampoco sé si lo escuché o lo soñé. Pero esta mañana supe que era cierto, que lo había escuchado. Era el expreso que llevaba a Miguel Delibes hasta la Eternidad, hasta la inmortalidad. .

domingo, 7 de marzo de 2010

CUANDO LA TIERRA TIEMBLA.

Palacio municipal de PUEBLA (México)


Haber sentido temblar la tierra no es para presumir. Como mucho, sirve para poder contar una experiencia, nunca agradable, que, si no te hubiese sucedido, mejor que mejor...
Yo, como muchos de mis amigos sabéis, estuve en México del 97 al 2001, trabajando en el Banco Santander. Mi residencia era Puebla y allí me pilló un temblor de esos "cabrones", trepidatario, no oscilante, que son mucho más peligrosos y dañinos en todos los aspectos.
Estaba comiendo en un restaurante del "Zócalo" de Puebla llamado el "Royalty". Yo sentía como que se me iba el suelo donde tenía los pies posados. En la silla de al lado había dejado mi chaqueta, con todo dentro (cartera con tajetas de crédito, documentación personal, etc...). Encima de la mesa, mis gafas, mis cigarros y encendendor, mi periódico del día...
Acababa de saborear una copa de mi "media botella" de Rioja "Cune" que me había servido un camarero y empezaba a paladear un trozo de pollo con salsa "pipian, verde". Entonces oí las exclamaciones de otros comensales: ¡¡Un temblor, un temblor...!! , y vi a la gente levantarse y correr...Yo, como "pendejo", hice lo mismo y, sin saber como, me vi en medio del zócalo, al lado de la catedral de Puebla...Desde allí veía el palacio municipal moverse como un juguete y caérsele toda la "pedreria" que adornaba sus tejados...Oía gritar y veía gente abrazarse y llorar. Yo no tenía a quien abrazarme ni con quien lamentarme. Me encontré sólo, ¡¡solísimo!!, pero no sé de donde me salieron las fuerzas para agarrar a alguien y darle tranquilidad, la tranquilidad que yo quería para mí mismo.
Al poco, empecé a ver a compañeros del banco, que estaba allí cerca, salir hasta el zócalo. No podia hablar con mi mujer porque las líneas telefónicas ya estaban cortadas. Comenzó el ir y venir de sirenas, ambulancias y vehículos policiales...Yo no tenía nada conmigo. Mi chaqueta con algún dinero y mis documentos persanales los había dejado en el restaurante al salir corriendo.
Me sentí "nadie", perdido en un mar de lamentos y de lloros...N sabía ni a quien pedirle un cigarrillo y la tierra seguía temblando. Miré hacia la catedral y pensé en ese Dios que dicen que siempre está ahí. Yo creo que dije algo así como ¡¡¡¿Y esto....!!!? Al poco, la tierra se calmó y también se calmaron los gritos y las alarmas....Traté de volver al restaurante y recuperar mis pertenecias. Ya las calles estaban cortadas y tuve que darle 50 pesos a un policia para que me dejara pasar. Agarré mi chaqueta con todo lo que tenía dentro y volví a salir al zócalo. La cosa ya se iba calmando. Miré de nuevo hacia la catedral y sólo puede decir: ¡¡Gracias Dios mío!!
Otros 50 pesos me costó que otro policía me dejase salir del garaje y poder encaminarme a casa. Tardé, pero llegué. Mari Tere estaba bien. No había ocurrido nada, salvo el susto. Luego tuve que volver al banco a ver los daños y las consecuencias. Por allí no habian quedado ni los gatos, no había con quien contar. Creo que aquella noche no fui a dormir a casa. Me quedé por allí con los guardias de seguridad, "tequilazo tras tequilizo.." Aquella noche, esos guardias de seguridad, empezaron a quererme mucho y, hoy, muchos años después, les recuerdo yo también con mucho cariño....

viernes, 5 de marzo de 2010

ANÉCDOTAS DE LA HISTORIA (II)


La primera locomotora con verdadero uso práctico fue inventada por George Stephenson (1781-1848). Cuando el 26 de abril de 1825 tuvo que comparecer ante una comisión parlamentaria para evaluar su invento, una de las preguntas que le hizo uno de esos fenómenos que se dedican a la política fue: “Qué podría suceder si una de esas máquinas corriera a una velocidad de ocho o diez kilómetros por hora y se encontrara en las vías con una vaca? ¿No sería un asunto muy serio…?” “Sí”, le contestó Stephenson, “muy serio para la vaca…”

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Napoleón parecía derrotado en 1814. Había sido confinado en la isla de Elba, al oeste de Italia, pero el águila pudo escapar de su prisión. Los franceses estaban ¿informados? merced a las publicaciones del "Constitucional", periódico de la época: Vean como se van cambiando las opiniones, o los titulares, a medida de que el propio interés de la supuesta información va cambiado a su vez:

-El antropófago ha salido de su guarida.
-El Ogro de Córcega acaba de desembarcar en “Golfo Juan”.
-El monstruo ha pasado la noche en Grenoble.
-El usurpador ha sido visto a setenta leguas de la capital.
-Bonaparte avanza a grandes pasos.
-Napoleón prosigue su avance triunfal.
-Mañana hará su entra en París el emperador de los franceses.
-Su Majestad Real e Imperial, ha llegado a la capital de sus estados.

Poco han cambiado algunos diarios periodísticos desde entonces para acá….

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A don Santiago Ramón y Cajal, un politicón de su época, llamado don Segismundo, (y les puedo asegurar que no fue ningún rey godo), le ofreció la cartera de "Instrucción Pública". Don Santiago no estaba por la labor: "Mire usted, don Segismundo, tengo mucho trabajo en el laboratorio. A penas veo a mi familia y hace años que no entro en un café. Como usted comprenderá, no me queda tiempo para tonterías…”

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Don Benito Pérez Galdós, que escribió muchas páginas, ¡muchísimas! y a "pinrrel", es decir, a mano, necesitaba café para ponerse en funcionamiento. En aquel siglo XIX sin calefacciones, se ponía una capa sobre los hombros, boina azul y una manta sobre las piernas. Numeraba sus cuartillas, y en los momentos de reflexión, o de llamadas a la inspiración, hacía dibujitos menudos en las márgenes o entre líneas (una cabeza, un barco, una figura geométrica) . Si se presentaban visitas en su casa y estaba enfrascado, se mostraba tajante: “No estoy para nadie, ni Cristo Padre, ni Dios bendito”. Esa era la advertencia a sus hermanas que vivían con él.

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"Mi padre, veterinario, nos trajo a Gerona cuando yo era un niño. Me sentí un poco huérfano porque no tenía la sobreprotección familiar de mi tierra de Cáceres. No era mi sitio, no hablaban mi lengua, no estaban mis abuelos ni mis tíos. Tuve la sensación de ser agredido por la realidad. Tenía que defenderme de alguna manera y, quizá por eso, empecé a escribir” (Javier Cercas, autor de “Soldados de Salamina” y “Anatomía de un instante”).

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Kent Follet, comentó en una ocasión: “Empecé a escribir porque se me averió el coche y no tenía dinero para repararlo”.

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Antonio Gaudí i Cornet, cursó arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Barcelona, en la que se graduó en 1878. Su expediente académico fue regular, incluso recogió algún que otro suspenso. Elies Rogent i Amant, director de la Escuela de Arquitectura, declaró en el momento de otorgarle el título: “Hemos dado el título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá..”

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En los tiempos en que José I Bonaparte, impuesto por su hermano, El Emperador, reinó en España, había por Madrid gran profusión de carateles y bandos gubernamentales con instrucciones y normativas dictadas por el ejecutivo. Bajo uno de esos carteles pasó alguien (por lo que se ve, amigo de un tal Manolo) que le añadió el siguiente comentario: "Manolo, pon aquí abajo/que me cago en esta ley./Que aquí queremos un Rey/que sepa decir ¡carajo!../

lunes, 1 de marzo de 2010

ANÉCDOTAS DE LA HISTORIA



A veces, por algún foro de internet, cuelgo este tipo de anécdotas de la historia y se me quedan desperdigadas por un sitio y por otro. Las voy a ir recogiendo aquí, aunque sólo por tenerlas reunidas y facilitar su consulta.

La del hombre es una fortaleza para mandar, la de la mujer para servir...En la mujer el silencio es un ornato, pero no en el hombre (Aristóteles dixit). Yo, aquí, discrepo frontalmente con Aristóteles. Pasaron los años, los silencios, los ornatos, y no sólo la Tierra comenzó a girar alrededor del Sol, sino que el mundo resultó ser redondo, y muchos más cambios se arremolinaban en el horizonte. ¿No giramos hoy alrededor de las mujeres, de nuestras mujeres? ¡Ay Aristóteles..!

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Siendo Pi i Margall (1824-1901) ministro de la Gobernación, recibió un comunicado interno: "Tengo el honor de poner en conocimiento de Vuecencia, que "hayer" hubo un motín contra el recaudador de contribuciones, pero "oy" están calmados los ánimos". La contestación del futuro presidente de la Primera República española fue la siguiente: “Me permito advertir a Vuecencia que está ignorante en cuanto a la antigüedad de la hache. La “h” no es de ayer, es de hoy”.

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El 14 de julio de 1789, Luis XVI de Francia, primo de Carlos IV de España (tal para cual) escribe en su diario una sola palabra: "Nada". Aquel mismo día, la Bastilla había sido asaltada y comenzaba la Revolución Francesa. "Nada". No había ocurrido nada. El 15 de julio, a las ocho de la mañana, un duque informa a su majestad, en el palacio de Versalles, de los hechos del día anterior.
-Pero, ¿es una rebelión?, pregunta Luis XVI.
-No, señor, le contesta el duque. No es una rebelión, ¡es una revolución!
El 21 de enero, Luis XVI no pudo escribir nada en su diario. Había sido guillotinado.

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Quevedo era incómodo cerca de la Corte. Escribía y decía verdades como templos y aquello no gustaba, ni al Rey ni al Conde-Duque. Por eso, más de una vez, fue desterrado de Madrid a su torre de "Juan Abad" (Ciudad Real) donde las pasaba putas. Era su "señorío", pero un "señorío" pobre y desangelado, donde pasaba frío y penurias. Tal como ocurre hoy, España machacaba a sus mejores soldados en aventuras fuera de sus fronteras (tengan presente hoy a Afganistán). Quevedo escribía a un amigo residente en Holanda: “En vuestro país consumimos soldados y dineros. Aquí, en España, nos consumimos nosotros mismos.

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Quevedo es, también el protagonista de esta anécdota. El poeta, oriundo de Vejorís, en el valle de Toranzo (Cantabria), tenía la costumbre de "desbeber" en cierto portal de aquel Madrid de capa y espada. Un día se encontró en ese portal una cruz, hábito tradicional para conjurar las "aguas menores". Imperturbable, el poeta satírico alivió su necesidad y, testarudo, volvió al día siguiente. Esta vez, además de la cruz, había un cartel con la siguiente leyenda :“Donde se ponen cruces, no se mea”. ¿Qué se le ocurrió a don Francisco? Pues, muy en su línea, añadió debajo: “Donde se mea, no se ponen cruces”. Y desalojó una larga y plácida meada.

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Thomas E. Dewey competía con Harry S. Truman en las presidenciales de los EE.UU en 1948 (sí, cuando yo nací). Una noche le preguntó a su esposa: "¿Te imaginas como será dormir con el presidente de los Estados Unidos?". "Un alto honor", contestó su esposa, "y lo espero ansiosamente". Harry S. Truman fue el vencedor en la contienda y la esposa de Dewey preguntó a su marido: “Dime, Tom, ¿voy yo a Washington o va a vernir Truman a casa...?"...

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"Ca uno es ca uno" y "lo que no pue sé no pue sé y ademá e imposible". Así se expresaba el segundo califa del toreo, Rafael Guerra Bejerano "Guerrita". En plena fama le presentaron a Ortega y Gasset. "¿Y usté a qué se dedica?” “Soy filósofo", le respondió el autor de La Rebelión de las Masas. Como el maestro puso cara de desconcierto, Gasset le aclaró: “me dedico a pensar”..”Desde luego, contestó Guerrita, ¡hay gente pa to..!

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¿Por qué a los malos poetas se nos llama besugos? Los besugos no escribieron nunca versos, ni buenos ni malos. Y ningún poeta, ni malo ni bueno, se dejó asar a la parrilla. Nunca llegó su abnegación a tanto. Hay que cambiar el insulto. (José del Río Sáinz -Pick-).