jueves, 31 de diciembre de 2009

¡¡¡FELIZ 2010..!!!


Sólo quiero desearles a todos los que con paciencia (y también con cierto cariño) me han estado soportando durante el año, que el próximo 2010 les traiga lo mejor. Sobre todo paz, trabajo y salud; el resto se compra..


Un fuerte abrazo, queridos amigos. Tenemos que intentar ser buenos. Buenos no...., mejores, que buenos ya lo somos....


¡¡Hasta pronto...!! y que disfrutéis mucho con vuestras familias y amigos....

lunes, 28 de diciembre de 2009

LA FIESTA NACIONAL

¿Por qué el toro acometedor que se da normalmente en la naturaleza, va desapareciendo de todas partes menos de España, donde queda como una especie zoológica superviviente..?



La última batalla del nacionalismo catalán se libra contra la “Fiesta Nacional”, es decir, contra la fiesta taurina. Me da en la nariz que es una batalla perdida para la Fiesta (y para España) y que se convertirá en una victoria pírrica para los nacionalistas.
Lo uno, porque España no tiene, hoy por hoy, un gobierno fuerte que defienda una identidad nacional y está entregado, vergonzosamente, en brazos de quienes pueden apoyarles sus lamentables propuestas en las cámaras legislativas, pagando precios que salen de una caja de caudales que no les pertenece porque sólo es propiedad del pueblo español. De esa caja no sólo sale dinero, sino que salen trozos del patrimonio cultural, histórico y sagrado de España que estos gobernantes actuales están dispuestos a robar a toda una nación, por el simple capricho de permanecer dos años más en el poder.
Lo otro, porque me pregunto cual va a ser el beneficio de un territorio como Cataluña, el cual se verá privado de una parcela cultural con un fuerte arraigo en toda España y que sólo va a beneficiar, en su ego nacionalista, a una cuadrilla de resentidos cuyo norte no es más que el odio y la destrucción de todo cuanto pueda ofrecer un olor de españolidad y de cultura milenaria.

Si a estas gentuzas, tal como tienen demostrado en distintas ocasiones, les importa un bledo la dignidad de una persona, más allá de lo que pueda beneficiar a sus propios planteamientos ideológicos, es fácil de imaginar lo que puede importarles la dignidad de un toro bravo. Pero en esto han encontrado una disculpa y un motivo con el que saben perfectamente que pueden hacer daño al país que odian y a los ciudadanos que desprecian.

No hay nada más allá de esa estrategia. No hay nada más allá de ese intento de destrucción. Nada hay más allá, sólo el odio y el sectarismo, algo que además les viene muy bien a sus vergonzosos socios del Gobierno Central para desviar de la atención pública fracasos más sonoros y de capital importancia para el país.

Hoy son los toros, “La Fiesta Nacional” por excelencia. Mañana exigirán llevar al cadalso a la Semana Santa andaluza, al Corpus Cristi de Toledo y quizá se atrevan a pedir la demolición de las catedrales de Burgos o de León, porque pueden ser, para ellos, reminiscencias de un pasado vergonzoso para una nación milenaria de la que ellos no quieren formar parte.

Lo triste es que España calla vergonzosamente. España está inane, se deja llevar, se deja manipular. Con España ya, casi prácticamente, se ha acabado. Ahora sólo queda acabar con sus símbolos y eso es ya tarea fácil.

Alguien dijo en una ocasión que “el pueblo que olvida su historia está obligado a repetirla”. España ha olvidado muchas veces su historia y lo ha pagado caro. Pero pocas veces como ahora ese olvido es tan palpable y a la vez tan sangrante y vergonzoso.

viernes, 27 de noviembre de 2009

EL CONDE DE VILLAMEDIANA. UNA HISTORIA DE HOY.

-Mentideros de Madrid, decidnos: ¿quien mató al conde...?



Fue en el Madrid del Siglo de Oro cuando, durante algunos años, un singular personaje vino a alterar la vida de la corte con sus extravagancias y singularidad personales. Se llamaba Juan de Tassis y Peralta y era el segundo conde de Villamediana. Quevedo, Góngora, Lópe de Vega y algunos otros, oscurecieron su nombre dentro de las brillantes letras españolas de la época pero su nombre entra, por derecho propio, dentro de aquel parnaso de oro que dio gloria y nombre a un siglo de creadores ingeniosos y de arquetipos singulares, tan españoles, que no se pueden desvincular de nuestra historia ni de nuestra cultura.

Aristócrata culto, arrogante vividor, poeta y don Juan, cometió el error de desafiar al mismo rey Felipe IV, un Dios en su época, y, lo que fue peor, al valido plenipotenciario, el conde-duque de Olivares. Cuatro siglos después, su muerte sigue rodeada de incógnitas y arropada de coplillas y rumores.

En los mentideros madrileños donde las noticias, y principalmente los rumores, corren de boca en boca, se preguntan las gentes quien mató al conde de Villamediana a plena luz del día en la calle Mayor, en un día de fiesta ante medio Madrid y sin que nadie hubiese levantado, no ya una espada, si no una mano por impedirlo. Mucho se teme a Olivares en los madriles y quizá no sea prudente meterse en berenjenales que, al fin y al cabo, el propio conde su buscó por su donjuanismo y por querer picar demasiado alto.

Juan de Tassis (o de Tarsis) es un hombre con una excelente educación humanística y una amplia cultura, aunque nunca se licenció en nada, pero destaca en el arte de la poesía que tanto dominaron los autores de aquel tiempo. Introducido desde temprana edad por su padre en la corte, se mueve con maestría en los círculos palaciegos y ya Felipe III le nombra Gentilhombre de la Casa del Rey.

La obra literaria del conde Villamediana ha quedado eclipsada por otros aspectos de su vida y por otros grandes escritores contemporáneos que destacaron en sus biografías este arte por encima de otras cualidades que predominan en la vida Juan de Tassis. Sin embargo gozó de un gran respeto académico por sus excelentes versos y fue tan amigo de Luis de Góngora, como enemigo de Quevedo o de Lópe de Vega. Quizá, de no haber tenido tan funesto destino, su obra literaria tendría hoy su lugar de honor en el Olimpo de los autores de nuestro Siglo de Oro.

Un personaje como Villamediana, a través del tiempo, y quizá también en su propio tiempo, se vuelve controvertido a la fuerza. De él se ha dicho de todo y se le ha catalogado de todo. Para unos fue un caballero y otros le niegan, rotundamente, esa cualidad. Se le considera un don Juan y existe la opinión, por otra parte, de que era homosexual. Puede leerse de él que era amoroso con las damas y no falta quien le tilda de maltratador de mujeres. Sus tiempos fueron prolíficos en coplillas, chismes y panfletos anónimos y un personaje tan conocido en la corte, da para muchas opiniones, cariños y odios.

De lo que, según parece, no cabe ninguna duda, es de su temeridad y de su impertinencia. Era pendenciero a la usanza, altivo y galán innato, a parte de genial poeta. Esas cualidades le granjearon muchas aventuras amorosas y, por el contrario, también muchas enemistades y odios que, posiblemente, fue lo que le llevó a una trágica y enigmática muerte.

Villamediana picaba alto y sus andanzas fueron celebradas por poetas y curiosos. Las malas lenguas, que nunca descansan, llegaron a afirmar que estaba enamorado de la mismísima reina, Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV. No es probable, y menos que hubiese existido ninguna relación entre ambos pero las habladurías de los mentideros y las crónicas rosas llegan a convertirse en verdades históricas, máxime en aquel Madrid del Siglo de Oro de capa y espada, de lances de honor y de amores imposibles pero, a la vez, atrayentes para los mentideros y la gente desocupada.

Sin embargo se cuenta una anécdota muy curiosa respecto a los supuestos amores de Juan de Tassis y la reina Isabel: En una ocasión la reina estaba asomada a un balcón de palacio cuando unas manos indiscretas taparon sus ojos. Creyendo que era el conde de Villamediana el autor de la broma, la reina Isabel le dijo: “Estaos quieto, conde”, pero no era éste sino el mismo rey Felipe, poco dado a las bromas quien, contrariado, preguntó a su esposa: ¿Cómo es qué me habéis dado ese título? A lo que la reina respondió: ¿Acaso no sois, también, el conde de Barcelona?

Cierto o no, por este motivo o por otros, lo cierto es que Villamediana era un personaje, cuado menos incómodo. El Rey, un putero descarado, no podía consentir amoríos por parte de su consorte. Villamediana era un cabrón al que no se le podían consentir semejantes alardes reales. Su confesor ya le había advertido que mirase por sí.

El crimen tuvo lugar en la calle Mayor madrileña un día de fiesta en la corte. Fue un 21 de agosto de 1622. Un sicario hizo detenerse el coche de caballos que llevaba al conde y le disparó con una ballesta que le atravesó el corazón de galán y de poeta.

Nadie persiguió al asesino que se perdió entre la gente. Juan de Tassis, conde de Villamediana, había escrito su último poema.

No. El último lo escribió su gran amigo y genial poeta, Luis de Góngora:

-Mentidero de Madrid, decidnos:
¿Quién mató al conde?
No se sabe ni se esconde.
Sin discurso discurrid.
-Dicen que le mató el Cid
por ser el conde Lozano.
¡Disparate chabacano!
La verdad del caso ha sido
Que el matador fue Bellido
Y el impulsor soberano.

Felipe IV, podía así seguir follándose a sus putas, pero a su real esposa, ni tocarla..

miércoles, 25 de noviembre de 2009

EDGAR A. POE, DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS.

¡Es verdad! Soy muy nervioso, horrorosamente nervioso. Siempre lo he sido. Pero ¿por qué pretendéis que esté loco?


En nuestras cabezas se asientan a veces los fantasmas, los monstruos y las pesadillas. Unas veces son sólo producto de nuestros cerebros pero otras son reales, tremendamente reales. La vida siempre ha fabricado monstruos y pesadillas y en nuestra sensibilidad está el hacerles caso o ignorarles. No todos tenemos esa capacidad magnífica de ignorarles y, entonces, tenemos que vivir con ellos, nos guste o no nos guste. No nos ayudan a que la vida sea más feliz, todo lo contrario, nos la complican y nos restan espacios importantísimos de felicidad.

Para algunas personas, esos monstruos y esas pesadillas (producto de lo que sea) son materia de inspiración y de creación. De creación de historias fantasmales y tremendamente trágicas pero que el gran público ha elevado a la categoría de obras de arte, merced a la maestría con que fueron escritas y a la habilidad de su autor para descubrir en nosotros la atracción mágica hacia ellas. Es el caso del escritor norteamericano, Edgar Allan Poe, del que este año, ya a punto de concluir, se conmemora el bicentenario de su nacimiento.

Intensa vida la de este creador literario. Intensa y muy corta. Turbulenta y trágica como sus mejores relatos. Toda su vida, e incluso su muerte, están identificadas con su obra y no necesariamente por su gusto. Para Poe, los fantasmas de su cerebro le condicionaron una fantasía que creó escuela y que no pudo echar fuera de sí mismo más que a través de la literatura.

Poe cultivó varios géneros: relato y cuentos, poesía, una única novela (la narración de Arthur Gordon Pym), ensayo y crítica, pero su fama la debe, fundamentalmente, a sus “narraciones extraordinarias” por las que se le considera el padre de los cuentos de terror y el antecedente de la novela policiaca. Si las narraciones de Poe, sus macabros relatos de terror, merecen el calificativo de extraordinarias, no se puede ignorar que sus personajes, sus monstruos, son humanos, quizá demasiado humanos. Tan humanos como las situaciones que plasma en esos relatos. Humanas, como digo, demasiado humanas, aunque parezcan fantásticas. Hoy existen situaciones tan macabras y espeluznantes como lo que relata en “El barril de amontillado”, en “El pozo y el péndulo”, o en “El caso del señor Valdemar”. Sólo que hoy faltan genios y sobran relatores de poco pelo. Pero casos y situaciones como las que Poe nos relata en sus narraciones, existen todos los días. Situaciones macabras, horribles, dignas (lamentablemente) de mentes influidas, como en el caso de Poe, por el alcohol y las drogas. Sólo que Poe las escribía, no las protagonizaba personalmente. Por eso se adelantó a su tiempo y creó escuela, y, por eso, hay que verle también como un filósofo que avisa, que denuncia y al que se le ha hecho poco caso. Su obra tiene un mensaje que pocos han comprendido, y sus relatos macabros no fueron escritos, simplemente, para entretener a los adictos a lo sobrenatural, dentro de la naturaleza del ser humano.

Poe encierra, en sí mismo, el misterio de su existencia. Infeliz desde su infancia fracasa en sus matrimonios. No puede con su vida. Se cae y se levanta de nuevo. Triunfa en el periodismo y en muchos campos de la literatura, pero no en lo fundamental. No encuentra el camino de su propia vida que el destino le niega. Amó y fue amado. Fue admirado y despreciado.

Tuvo la mala fortuna de vivir en un mundo mediocre donde, en su época, no se apreció su talento salvo para elevar alguna revista a rangos económicos, cuestión que nunca estuvo entre sus proyectos intelectuales y que le deprimía cuando se daba cuenta que el gran público sólo quería relatos sin sentido y no apreciaban el mensaje que él quería trasmitir.

Su refugio ante estas desilusiones era el alcohol y las drogas y eso acabó con una vida que podría haber dado mucho, pero a la que pocos comprendieron.

Su muerte está sumida en el enigma. No podría ser de otra manera. Es digna de uno de sus relatos. Un relato que él nunca pudo escribir. El delirio y la locura se lo impidieron.

Poco tiempo antes de su misteriosa muerte, vuelve a Richmond. Allí, sin querer, o buscando un consuelo que pueda calmar su profunda depresión, se enamora nuevamente de alguien a quien amó en su adolescencia, Elmira Royster. Ya había celebrado con algunos amigos su próximo enlace cuando Poe desaparece para ser encontrado en el embarcadero de Baltímore por un vigilante que ve llegar a un hombre harapiento y totalmente perdido. Entra en una taberna donde bebe hasta perder todo conocimiento.

Al día siguiente, inconsciente y vistiendo unas ropas de vagabundo, que no eran suyas, es encontrado en la calle a la puerta de un antro de delincuencia. No tiene documentación, ni dinero y todo el mundo ignora de quien puede tratarse.

El día 7 de octubre de 1849, fallecía en un hospital de Baltímore un hombre desconocido, harapiento, que había sido trasladado allí por alguien que lo encontró inconsciente en la calle. Un hombre que padeció, en sus últimos momentos, un delirium tremens que le hacía preguntar si había aún alguna esperanza para un miserable…

Aquel miserable era uno de los genios de la literatura mundial: Edgar Allan Poe.

lunes, 16 de noviembre de 2009

PONLE UN PAR DE TIROS A TÚ DEPRESIÓN.

¡Que jamás vuelva por España..!



No hay derecho, hombre, no hay derecho. El pobre Iñaki de Juana Chaos (sí, hombre, ese que siempre está oliendo mierda) se encuentra desamparado en Belfast y no se atreve a volver a su querida España. Teme por su vida, en el caso de regresar a este país de violentos y de asesinos. Esta situación le tiene postrado y con una depresión de caballo que requiere de la asistencia de sicólogos.

No hay derecho, hombre, no hay derecho. ¿Qué le ha podido ocurrir a un asesino como éste, tan familiarizado con la muerte, para que ahora llegue a temerla? ¿No les da a ustedes pena de él?

La situación que padece, y que yo conozco bien por otras razones muy distintas, le impide pensar y recurrir a métodos que podrían curarle sus males y no volver a padecerlos jamás.

Uno de esos métodos sería que, para siempre jamás, se olvidara de este país y que nunca volviese por aquí. Aquí no tiene, o no debería de tener, sitio en ningún espacio de la sociedad. Así se le quitaría esa honda preocupación y no tendría que temer por su miserable vida.

El otro método, y este más contundente, es que se aplique a sí mismo la medicina que aplicó a sus veintiuna víctimas, es decir que se pegue un tiro y termine de una vez por siempre con esa asquerosa depresión que no le deja vivir a sus anchas.

Las veintiuna personas a las que asesinó miserablemente ya no padecen depresión, ni un simple dolor de cabeza. Son mucho más felices que él. Mucho más felices que este asesino que, yo se lo deseo, no va a alcanzar la tranquilidad ni muerto.


Pero cualquier día vendrá y nos le encontraremos paseando por cualquier calle, como un señor, porque le habrán dado permiso para venir a arreglarse los pies o a darse masajes en los huevos.
(Artículo de Alfonso Ussía)

sábado, 14 de noviembre de 2009

CON BANDERA DE PENDEJO..

La próxima vez que lleven un mural de Zapatero. Quizá con eso de la Alianza de Civilizaciones le conozcan y no se metan con nosotros.



Que en España ya no caben más tontos se ha dicho por activa y por pasiva. Sin embargo siempre hay sitio para otro, y para otro, y para los que puedan llegar de fuera, aunque nunca nos superarán en lo pendejos que podemos ser.

No me gusta a mí tocar más de una vez el mismo tema pues, una vez dicho lo que en su día me apeteció decir, según mi particular criterio, es inútil volver a insistir porque podrías estar sobre el asunto días y días y hasta, quizá, acabaría uno contradiciéndose o, cuando menos, no siendo coherente.

Sobre el caso del secuestro del atunero Alakrana hice mi comentario no hace muchos días pero hoy he leído (y prefería no haberlo hecho) un comentario en la prensa nacional que me ha dejado estupefacto.

El juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, que es el instructor del caso, pidió ayer al Estado Mayor de la Defensa (y vuelvo a preguntarme a quien defienden éstos) que certifique bajo qué pabellón navegaba el buque vasco cuando el pasado 2 de Octubre fue abordado y secuestrado por piratas somalíes en el Índico. El magistrado realizó esta solicitud después de que el abogado (al que aún no se sabe quien le paga) de Abdu Willy, uno de los dos piratas detenidos por la armada y remitidos a España, cuestionara la jurisdicción española para investigar un delito cometido en un buque en el que ondeaba la ikurriña y no la bandera de España.

Pienso yo que, con independencia de nuestras simpatías o antipatías hacia los nacionalismos, hoy por hoy (y si esto ya no se reconoce, apaga y vámonos que aquí ya no hay más de que hablar) la ikurriña es la bandera que identifica a una comunidad autónoma integrante del estado español, por lo que con “bicrucífera” o con “rojigualda”, se trataba de un barco español. Si esto no es así, lo siento pero a mí que me borren de este supuesto Estado. No me interesa.

Que yo pregunte este tipo de cosas puede que a nadie le extrañe. Yo soy un zoquete que no entiendo de cuestiones jurídicas, y mucho menos internacionales, pero que lo pregunte un magistrado de la Audiencia Nacional, ya me desprograma.

Cualquier paso, cualquier acontecimiento de estas características que se produce, por vergonzoso que sea, tiene su lado positivo y práctico para estas fuerzas que luchan, desde casa, por la descomposición de la Nación española.

Si alguien duda, según mi criterio, de que un barco que enarbola la ikurriña en su pabellón, o que su tripulación va cantando “Asturias Patria Querida”, no es español, es que está poniendo en duda la integridad sagrada de la Nación española. Ese es mi punto de vista y así lo manifiesto.

Lo más grave, a mí entender, es que esta pregunta se la haga un magistrado de la Audiencia Nacional. ¿Qué podemos esperar…?

jueves, 12 de noviembre de 2009

EL MURO DE LOS SINVERGÜENZAS..


Este muro fue levantado por la "razón de la fuerrza". La "fuerza de la razón" fue la encargada de derribarlo hace ahora veinte años.


Veinte años hace ya que derribaron el Muro de Berlín, que no es lo mismo que se derribó. El Muro que dividía Berlín y, a la vez a Europa, cayó por la fuerza de la razón, de la misma manera que fue levantado por la razón de la fuerza.
Puede que se haya hablado más de los que derribaron el Muro que de los que lo levantaron y hoy todos arriman el hombro y presumen de haber colaborado a su demolición. Si embargo, en su día estaban lejos y no pegaron ni un piquetazo (en ningún sentido) ni material ni espiritual. Pero hace pocos días estaban todos en Berlín para la celebración de un acontecimiento que el mundo ha reconocido, sin paliativos.

Estaba hasta Zapatero que, de aquella, estaría haciendo el tonto por alguna universidad con sueños de nieto de un militar republicano represaliado por la España franquista: “Nosotros, en España, también tuvimos un muro durante casi cuarenta años. Un muro que pesaba como una losa…” Eso es todo lo que se le ocurrió decir a este gran político al que media España tiene que soportar, por capricho y empecinamiento de la otra media. Un político que pesa como la losa que tapa el sepulcro de Franco en Cuelgamuros. Un político que, afortunadamente, no llegará a estar cuarenta años al frente del gobierno de España. Pesa, claro que pesa. Es pesado e inútil. Es como aquellos reyes del XIX que sólo se preocupaban de su dote y de su retiro de terciopelo, donde fuese y como fuese. Pesa. Vaya si pesa. Que se lo pregunten a los cuatro millones de españoles que no saben como van a pasar las próximas Navidades. Pesa y quema como el plomo derretido. Muerde, pesa y jode…

La propaganda política, manipulada magistralmente por la izquierda internacional, se ha cuidado muy mucho de no pregonar quienes construyeron el muro, y muchos de los que hace pocos días estaban en Berlín celebrando a bombo y platillo la caída de una de las mayores vergüenzas del siglo XX, integraban las fuerzas que la internacional comunista tenía magistralmente situadas en los países del mundo libre. De poco les sirvió, pues no pudieron sobrepasar determinadas fronteras.

El “Muro de la Vergüenza” –eso hay que recordárselo al mundo- fue construido por aquellos que pregonaban la libertad, la igualdad y el paraíso de los trabajadores. Por aquellas gentes y aquellos idealistas que jamás creyeron en lo que predicaban. Por aquellos gobiernos que, después de cincuenta años de paraísos ficticios, dejaron a media Europa en la más absoluta de las ruinas, a millones de obreros sin ningún tipo de cobertura social y con sus corazones inyectados de odio, de desilusión y de la más absoluta de las decepciones.

Hace pocos días, muchos de aquellos que dieron cobertura a aquellos regímenes sangrientos, celebraban la caída del Muro en Berlín. Son gentes reconvertidas, recicladas. Gentes que se agarran a lo que haga falta para seguir haciendo daño a la Humanidad. Gentes sin escrúpulos. Gentuzas que tienen la suerte de vivir, gracias a que sus principios no triunfaron.

Aquí, en Asturias, tenemos un ejemplo muy claro: nuestro Presidente, don Vicente Álvarez Areces, destacado comunista, en aquellos tiempos, del ala más dura del Marxismo internacional.

Este tipo de gentes son los que propiciaron la construcción del vergonzoso Muro. Este tipo de gentes son los responsables de que esta vergüenza haya durado más de cuarenta años. Pero de ello no habla nadie. Todo lo contrario, ahora parece que fueron ellos los artífices únicos de su demolición. Los forjadores de las libertades en Europa y en el mundo. Todos, en Berlín, hace pocos días, se daban palmadas en la espalda. Nadie se daba golpes de pecho.

Por eso a mí me pesan estas gentuzas como una losa. Como la losa que tapa a Franco en Cuelgamuros. Como la losa, la pesada losa que supone tener que aguantar a Zapatero…¡¡¡Sinvergüenzas!!!

lunes, 9 de noviembre de 2009

EL ALAKRANA.

¡Barco español, paisa! : barato, barato y pago sin problemas.



El asunto del buque atunero, Alakrana, secuestrado en el Índico por piratas somalíes, debe hacernos meditar seriamente. Se está escribiendo y opinando mucho sobre la cuestión y, quizá, no sea ni bueno. En este momento se deben olvidar algunas cosas –que no carecen de importancia- y hay que centrarse en la realidad de los hechos. Esta realidad es que se trata de un barco español tripulado por españoles (gallegos y vascos) secuestrado por una cuadrilla de piratas, terroristas y gentes sin patria y sin bandera. Somalia es, hoy por hoy, un agujero negro en la geografía política mundial. Es un territorio que carece de gobierno, de leyes, de dignidad y de cualquier voluntad de colaborar con la Comunidad Internacional. Hoy, Somalia, se diga lo que se diga, no existe como entidad nacional, con independencia de que tenga un nombre y unos límites geográficos. El mundo asiste a este hecho, impasible y sin capacidad de respuesta clara y eso constituye el auténtico poder y la fuerza que asumen los piratas que están haciendo sonrojar a supuestos estados de derecho, como es en la actualidad el caso de España.

Ante estos hechos, los gobiernos de los países afectados tienen dos soluciones: Una es tragar, vergonzosamente, las exigencias inaceptables de los piratas, es decir, pagar y humillarse ante una banda de terroristas –cosa que no le va a quedar más remedio que hacer al Gobierno de España para poder devolver a casa, sanos y salvos, a los treinta y seis tripulantes del Alakrana- u, otra, hacer valer el derecho internacional sobre la tierra y los mares.

Con independencia de que el actual Gobierno de España esté mostrando nuevamente su incapacidad de respuesta ante hechos tan denigrantes -incapacidad que ha venido ejerciendo estos últimos años con sus problemas de terrorismo internos- la Comunidad Internacional debe reaccionar sin demora y tratar de poner orden en esas aguas y en esos territorios de nadie, a merced de estos grupos de piratas terroristas.

Del Gobierno español, que tantas veces ha mostrado sus dotes de soberbia y su incapacidad para solventar cuestiones tan delicadas, si no es a través de la bajada de pantalones y del desprestigio internacional, poco o nada se puede esperar. Por presiones internas acabará buscando, y encontrando, recursos jurídicos que le permitan extraditar, comiéndose la vergüenza, a los dos piratas que, en su día, trasladó a España sin sopesar las consecuencias que ello podría acarrear. Luego pagará católicamente los rescates y, encima, acabará presumiendo, y vendiendo, una gestión diplomática exquisita y fructífera. Pero mañana será otro buque el que caerá en manos de los piratas, pasado mañana será otro y, así, no se puede vivir.

Si el supuesto estado somalí no da garantías y los piratas siguen campando por sus fueros, habrá que tomar otras medidas. El mar es inmenso, pero también aísla. Los piratas tienen sus bases en tierra y sin ellas son inoperantes. Allí es donde hay que tomar las medidas. Ese tipo de medidas que se han tomado en otros países, en otros territorios, por razones mucho menos importantes. Pero, claro, de Somalia poco se puede traer. Allí no hay petróleo ni otras lindezas. No interesa. Allí sólo se puede ir a defender la dignidad de los países, supuestamente libres, y la seguridad de sus trabajadores, y eso a pocos países les interesa. Por supuesto para España y para su actual Gobierno, ha quedado demostrado que no constituye una prioridad.

Arturo Pérez Reverte, se preguntaba en uno de sus últimos artículos en XL Semanal que a quien defiende el Ministerio de Defensa. Yo también me hago esa pregunta. El Ministerio de Defensa español puede mandar al Ejército en misiones de paz (como una ONG más) a cualquier país donde nada se nos ha perdido. Puede mandar a morir a nuestros soldados a cualquier territorio sin saber por qué mueren. Ellos mandan y pueden hacerlo, pero no pueden poner tropas a disposición de un sector de trabajadores españoles a los que, en sus cabezas, se ofende la dignidad nacional y, un día sí y otro también, se nos mea y se nos escupe a la cara.

España es, hoy por hoy, la víctima propiciatoria y la pagana de esta cuadrilla de quinquis. “Barco español, paisa, barato, barato. Rescate asegurado y sin problemas…”

Pero la Teresa, la de la Vogue, o como se llame, se ha ido a Argentina a ver a la otra dama impresentable; la de las piernas de chopo, la esposa del esposo que ha comprendido que en ese país aún hay algo que escaldar. Encima de una vergüenza, otra. Pero en España “tira que libras”. La culpa no la tienen ellos. La culpa es nuestra. Bien, pues a joderse, pague quien pague. Tenemos lo que hemos querido tener…..¡Qué vergüenza, oye...!

martes, 3 de noviembre de 2009

¿FURTIVOS...? FURTIVOS USTEDES.

Aquí, en Asturias y en Cantabria, los ríos que no han muerto se están muriendo. A sus aguas, los salmones ya no quieren ni asomarse o, quizá, es que no les dejan entrar a ellas. De todo puede haber y, de hecho, lo hay. Las aguas de nuestros ríos, antes puras y cristalinas, son hoy un fangal impresentable donde no puede vivir un ser que necesita respirar, por las branquias o por la boca.

Esto es algo que se viene viendo desde hace ya muchos años. Los ríos se mueren ante la pasividad y la inutilidad de los que deben cuidar de ellos. Los ríos se mueren ante la incompetencia, la ineficacia y el desconocimiento de los políticos de turno que tienen la responsabilidad de cuidar el medio ambiente y no saben, porque lo ignoran todo sobre el medio ambiente. La extrema degradación de nuestros ríos es su obra y su responsabilidad pero nunca la van a asumir. Tienen cara para eso y para mucho más.

Ahora resulta que el problema es de los furtivos. El descenso alarmante de capturas –y, por supuesto, de peces- es, según estos fenómenos de Oviedo o de Madrid, culpa de los pescadores furtivos. Yo me pregunto lo que pueden saber estos andobas de los río: ¿Cuantas horas, en su vida, han pasado a la orilla de un río? ¿Donde nacen los ríos? ¿Donde desembocan? ¿Cuando y por donde suben los salmones? ¿Cual es el proceso y la migración de un salmón? ¿Donde es más propicio ir a pescar truchas o salmones? ¿Sabrán algo de esto? ¡No tienen ni puñetera idea! Ellos dictan leyes y medidas desde un despacho, con un póster –grande, eso sí- del Cares, del Nansa, del Sella o del Narcea. Ellos buscan culpables, pero nunca les ha dado por pensar que los culpables pueden ser ellos.

Yo no nací a la orilla de un río, pero sí a cuatro cuartas mal contadas. A mí me arrulló el Cares muchas noches mientras sentía sus rugidos. Le oía desde mi casa en noches de crecidas cuando bajaba de los “picos” todo aquel tsunami de aguas, troncos de árboles y ganados muertos entre las aguas ocres de los barros de “Colio” que, según cuenta la tradición, teñían aquellos diablillos lebaniegos, habitantes de unas cuevas por donde el Deva se sumergía en extraños rituales.

Yo, de mozo, “trinqué” más de un salmón para poder tener en mi bolsillo cuarenta o cincuenta duros que nadie me hubiese dado. Los veías a flor de agua y algunas veces hasta les acariciabas el lomo mientras, casi en la superficie, buscaban aguas más calientes por el sol primaveral.

En mi pueblo había, de aquella, algunos pescadores furtivos. Eran gentes necesitadas que con quince o veinte salmones arreglaban, mal que bien, el invierno. Pero también, de aquella, las mesas del hotel Palacio se llenaban de salmones “legales” que todos los días se registraban y precintaban. El río daba riqueza para todos. Para unos, muy necesaria para su subsistencia; para otros era, simplemente, el triunfo de su aventura turístico-deportiva. El río sonreía a todos.

Eran tiempos difíciles, pero tiempos sanos. Eran tiempos en los que había que ser furtivo por necesidad. Y había furtivos, muchos más que hoy, pero el río, como digo, daba para todo.

Hoy, el río lo único que da es pena. Hoy no hay furtivos de necesidad. El furtivismo no está hoy en los ríos ni en los montes. El furtivismo está instalado hoy en otros espacios, en otros oficios y en otros estamentos. Pero cree el ladrón “que todos son de su condición” y del deterioro extremo de nuestros espacios naturales, producto de políticas erróneas, inútiles e ineficaces (furtivas al fin) se le echa la culpa a los furtivos. ¿A qué furtivos, hombre, a qué furtivos? Sí, hoy puede haber furtivos, pero no son aquellos que, por necesidad, frecuentaban nuestros ríos en tiempos de escaseces económicas, cuando más salmones se echaban a tierra. Hoy a los furtivos hay que buscarlos en las entradas de los ríos, o en sus desembocaduras, según como quieran verlo. Digo lo de las entradas porque ahí está el mal, ahí está el cáncer, ahí es donde hay que extirpar. Por ahí entran los salmones en los ríos pero, si no se les deja pasar…..

En las riberas del Cares, del Sella, del Narcea, del Nansa, puede haber algún irresponsable al que aún le queden reminiscencias de aquellos años de la necesidad de ser furtivo. ¿Y qué puede lograr…? ¿Pueden ser ellos la causa de esta debacle de nuestros ríos? No hombre, no. La culpa es de personajes como el señor delegado del gobierno en Asturias, don Antonio Trevín, que no sabe de que va la vaina. Don Antonio Trevín, como se ha publicado en la prensa regional hace pocos días, está dispuesto a mandar a los ríos asturianos a la División Acorazada “Brunete” (entiéndase, efectivos de guarderías, Guardia Civil y, si hace falta, ferroviarios) por tierra y aire…Así quiere el señor Delegado del Gobierno mejorar los ríos. Este señor se ha creído que esto es la “Revolución de Asturias” del 34. No hombre, no. Esto es una cuestión de política medioambiental de la que ustedes han demostrado que no conocen nada. Aquí no se trata de mandar a un nuevo López Ochoa a calmar a nadie. Aquí de lo que se trata es de poner orden en los vertidos que contaminan salvajemente las aguas de los ríos. De no permitir redes ni artes depredadoras en los estuarios. De poner al frente de estas políticas a gentes que sepan lo que es un río, un salmón y una trucha, es decir, que se hayan mojado los huevos muchas veces en las frías aguas de los ríos. De eso se trata, nada más, pero tampoco nada menos.

Echarle la culpa a los furtivos de este desastre de los ríos, es como llamarle arroyo al Amazonas o cerro al Himalaya. Pero tiene su ventaja: permite llamarles a ustedes caraduras, ignorantes y hasta sinvergüenzas.

domingo, 1 de noviembre de 2009

LOS IMPRESENTABLES HÉROES DE AHORA

Yo quiero volver a mi infancia y a mis lecturas de entonces. No me gusta esta vida ni quienes la protagonizan. Yo de niño –y tenía muy pocos- habría un cuento del Capitán Trueno, del Jabato, del Cachorro; en fin, de aquellos héroes que nos dibujaban algunos, dirigidos por la censura con el fin de formar nuestro “espíritu nacional”, y me divertía, me entusiasmaba y me hacía dormir bien. Yo me imaginaba que un día podría ser como ellos. Un paladín de la razón y de la honradez.

Mis hermanas leían cuentos de hadas. Eran unos cuadernillos de, a penas, ocho o diez páginas. Cuando murió, repentinamente, mi hermana María Jesús (Chuchina), con sólo trece años, en las más trágicas Navidades que yo recuerdo, dejó encima de su cama uno de aquellos cuentos de hadas. Yo lo recogí y lo guardé. Durante muchos años sabía donde estaba. Lo guardé en un cajón de un comodín de aquella habitación donde luego yo dormí muchas noches. Muchas de aquellas noches yo sacaba ese cuento y lo leía; era en blanco y negro y casi llegué a aprender sus textos de memoria

La vida me fue enseñando que aquello no era real, que eran sólo cuentos para niños. Lo de mi hermana sí había sido real. En aquellos cuentos, una niña preciosa como era mi hermana, podía resucitar merced al beso de un príncipe o al toque de la varita mágica de un hada madrina. Pero pronto, como digo, me fui dando cuenta de que eso sólo ocurría en los cuentos.

De todas formas me aferré a ello y durante algunos años viví, o quise vivir, en un mundo de cuentos. Fueron pocos años pues la vida te marca el camino y el destino, como a todos, y, por supuesto, te abre los ojos.

Sin embargo, siempre te quedan reminiscencias de aquellas ilusiones infantiles. Siempre queda dentro de ti algo de aquellos héroes de los cuentos que leías de niño. Siempre, uno quiere tener algo de aquel sentido de la libertad del íbero que no quería ser subyugado por Roma y de los sentimientos caballerescos de aquel capitán “Trueno” que no podía soportar una injusticia.

Yo, como muchos otros, caí en ese error de querer arreglar entuertos. ¿Qué conseguimos? Pues hostias y más hostias…

Hoy no hay capitanes Trueno, ni Jabatos, ni Cachorros, ni Coyotes. Hoy lo que hay es una panda de sinvergüenzas, ladrones, chorizos e impresentables de todo tipo, que dominan los distintos campos que, a su vez, dominan el devenir nacional de una España vergonzosa. Creo que sepan a qué me refiero.

Hoy me hice el firme propósito de no volver a leer, ni a escribir, sobre nada de esto. No sé si volveré a leer un periódico. Me dan asco, auténtico asco, todos estos “héroes” actuales.

Tengo por mis estanterías todos aquellos cuentos. Del Capitán Trueno, del Jabato, del Cachorro, del Coyote, de Tarzán., y más y más. Voy a volver a ellos. Con ellos yo era feliz y por las noches soñaba con ser como ellos.

Un buen día, cuando yo ya no vivía en casa de mis padres, busqué en el cajón de aquel viejo comodín el cuento que aquella noche dejó mi hermana sobre la cama. Ya no estaba y tampoco quise preguntar por él. Pero le recuerdo y casi tengo memorizado su contenido de tantas veces como lo leí. No me importa. Bueno sí, me hubiese gustado conservarlo por una cuestión puramente sentimental, pero me había frustrado. Para Chuchina no hubo besos de príncipes, ni varitas mágicas de hadas madrinas.

Quizá no me hayan entendido nada pero, como escribió José Martí: “Eché mis versos del alma…”

lunes, 26 de octubre de 2009

EL PADRE ÁNGEL

En San Vicente de la Barquera hay una calle dedicada al "Padre Ángel". No es el Padre Ángel de "Mensajeros de la Paz". Es otro ángel más ignorado. De aquella también había curas que hoy hubiesen estado en candelero merced a los medios de comunicación. Y no le estoy restando méritos al Padre Ángel que todos conocemos, y que se los merece, sin ninguna duda.

El Padre Ángel al que yo me refiero era un cura pequeñín y regordete al que yo ayudé a misa en algunas ocasiones, pues su ministerio llegaba hasta Panes, mi pueblo, donde en aquellos años de mi niñez, era monaguillo.

El Padre Ángel residía en San Vicente de la Barquera. Era, como se diria hoy, un cura del pueblo. Algo así como el padre Braun, de Chesterton. Hasta en su fisonomía eran parecidos pero éste, sin cualidades policiacas.
Se paseaba por el puerto y se mezclaba con los marineros, sus hijos del alma. Les escuchaba, les comprendía, les quería y les ayudaba en lo que podía. Soportaba sus dichos y sus cabreos y, cuando la ocasión era propicia, les hablaba y les aconsejaba: "No os caguéis en Dios. Cagaros en mí, en el Padre Ángel, ..¿que más os da...?"
Hoy, no es difícil que al darte una vuelta por San Vicente y, mientras tomas un vino en cualquiera de los bares de su típica calle central, en los soportales, escuchar a alguno: ¡Me cagon el Padre Ángel!
Cada vez que esto puede ocurrir, yo estoy seguro de que al Padre Ángel se le esboza una sonrisa en su rostro bonachón, allá donde esté, que seguro que es junto al Dios al que a él no le gustaba que los marineros se cagasen.
Era un cura. Era un marinero, si no de profesión, si de vocación. Un pescador de hombres, como quiso Cristo a sus apóstoles y logró que aquellos nobles pescadores, sin olvidarse de Dios, no tomasen su nombre en vano.
Hoy tiene una calle en San Vicente y un recuerdo imborrable. No se borrará jamás mientras existan personas que se acuerden de él y que cuando se cabreen, en vez de faltar a Dios, se acuerden, cariñosamente, del Padre Ángel.
Perdóneme, pero yo ahora también estoy cabreado..Esto me lo enseñó usted....¡¡Me cagon el Padre Ángel....!!! Siempre creí que le debía, desde mi humildad, sacar, en lo posible a la luz, su figura, hoy ya bastante olvidada.

domingo, 25 de octubre de 2009

MILLÁN ASTRAY. ¡A MI LA LEGION!

Aquel general del que les hablaba hace unos días en mi último comentario, José Millán Astray, fue uno de los últimos esperpentos de esta España de sainete y poemario épico, que nunca supo de pesas y medidas, y por cuya boca se le fue el imperio y la grandeza lograda antaño por aquellos otros a los que España nunca quiso entre sus lares y tuvieron que ir a reivindicar fama y fortuna más allá de nuestras fronteras territoriales, cruzando los mares desconocidos y dominando imperios lejanos para la civilización occidental. Eran el deshecho de aquella España de los siglos XV y XVI a quienes no se apreciaba en absoluto, hasta que trajeron imperios ignorados. Aquí, en España, en la metrópoli, quedaban los cómodos, los que tenían títulos y hacienda. Los inútiles, los sinvergüenzas y los que se perfumaban todos los días sin lavarse el culo, empezando por los reyes y el emperador.

Millán Astray fue un producto de esa época española que había perdido el mayor imperio jamás imaginado por ninguna potencia, pero que soñaba con recuperarlo sin cañones ni barcos. España volvería a ser grande a base de voces, de mamarrachadas y de cojones. El ejército español, que no tenía nada de nada –a parte de generales- se surtía, fundamentalmente, de los miles y miles de jóvenes que no tenían 2000 pesetas para librarse de ir a la guerra de África. Triste España la de aquellos tiempos a la que un auténtico “quinqui” con Abd el Krin, supo masacrar en el monte Gurugú por la incompetencia de aquellos generales que, aunque supieron morir, no sabían ni para qué estaban allí.

Pues José Millán Astray fue un general de principios del siglo veinte con aquella mentalidad tan arcaica. Fundó “La Legíón” española, su gran obra en lo militar y, quizá con cierta visión de futuro, se llevó con él a un joven comandante casi imberbe: Francisco Franco: ¡¡Habéis venido aquí para morir..!!, les decía Millán a sus legionarios. Él mismo era casi un muerto viviente. Había perdido en combates un brazo, una pierna y un ojo. La necrofilia (como diría Unamuno aquella mañana en Salamanca) era su norte.

Pero Millán también aprovechó sus últimos tiempos en actividades políticas. Franco, aquel joven comandante casi imberbe, al que le encomendó el mando más directo de la Legión Española, le fue agradecido. Franco, una vez proclamado Caudillo de España tras el inicio de la Guerra Civil, buscó en Millán la voz del “Régimen” que estaba dispuesto a implantar. Nadie como Millán sabía llegar a lo más profundo del sentimiento de la España Nacional. Nadie como Millán sabía defender a su Caudillo, antes su subordinado en los comienzos de la gloriosa Legión Española, y nadie como Millán Astray sabía enardecer los pechos de aquella España que se moría por el norte y por el sur.

Millán era un hombre sin ningún tipo de principios intelectuales ni humanísticos. Era, simplemente, un trozo de carne con forma humana, al que le faltaba una pierna, un brazo y un ojo y que sólo necesitaba gritar: ¡¡A mí La Legión!! Para llevarse por delante a don Miguel de Unamuno o al lucero del alba.

Terminada ya la Guerra Civil y con Franco proclamado Caudillo Invicto, Millán que era teatral, estaba invitado a almorzar en Roma por el conde Ciano. Ciano, yerno de Mussolini y ministros de Asunto Exteriores de la Italia fascista, hablaba del Duce con fascinación, resaltando su capacidad de trabajo y su acertada visión de la política internacional.

No pudo Millán con aquello y salió, como buen torero español, al quite. Millán se improvisó su italiano (idioma que ignoraba totalmente) y dejó claro a los comensales: “¡Pues il nostro Caudiglio, se pasa catorce horas in la mesa del trabaglio e non se levanta ni pere meare…!”

No estaban bien vistas, ni durante ni después de la Guerra Civil, las manifestaciones públicas de cariños exaltados (léase besos, por ejemplo, en público, entre personas). El general Gonzalo Queipo de Llano, era un héroe en Andalucía. Había tomado Sevilla en una tarde con tres o cuatro camionetas que trasportaban a las mismas tropas haciéndolas pasar, una y otra vez, por las mismas calles y dando la impresión de que contaba con una importante fuerza militar. Millán Astray le tenía celos y siempre hay alguien que vine a poner más tensa la situación: Alguien le dijo a Millán que Queipo de Llano, a la vez que iba conquistando pueblos y ciudades, las mujeres salían a su encuentro y le besaban.

Millán preguntó a Juan Ignacio Luca de Tena si eso era cierto y le contestó que sí: -Claro, éste sigue mi escuela, se dijo Millán muerto de celos….-“Poco importa, después de todo. Todavía anda lejos de mi hoja de servicios en esa materia, porque yo llevo besadas a catorce monjas y cuatro de ellas abadesas claustradas”.

En aquellos momentos Millán Astray era el Joseph Goebbels español, es decir, el jefe de propaganda del Régimen. La grandeza se medía por los besos recibidos y, si eran de monjas, para que les cuento….

¡Ay, España, España…! ¡Cómo no te vamos a querer con lo que has sido capaz de superar…!



lunes, 19 de octubre de 2009

UNAMUNO EN SALAMANCA: "PARA CONVENCER HAY QUE PERSUADIR..."

¿Existe hoy en España algún templo de la inteligencia...?



Fue un ya lejano 12 de octubre, en 1936. Salamanca era la capital de la España nacionalista y allí estaba la “corte” de Franco. En el paraninfo de la universidad salmantina se celebraba el día de la Hispanidad, el día de la “Raza” y, allí se concentraban varios personajes representativos de lo que era aquella media España empeñada en rescatar a la otra media, y de lo que estaba por venir. También, como don Miguel de Unamuno, se encontraban representados algunos que navegaban en una marea que bajaba y subía y que nunca veían la facilidad de entrar en puerto. Las olas golpeaban sin cesar y la tormenta arreciaba. Eran aquellas gentes a las que se les negaba el abrigo de un puerto espiritual o, simplemente, intelectual. Un puerto natural que les protegiera de los temporales. España no ofrecía aquellos puertos en aquellos momentos. O había temporal, o había calma. Había que elegir.

Pues en aquel paraninfo universitario, en aquel templo de nuestra cultura ancestral, se dijeron aquel día muchas cosas que pasaron a la historia de España. Allí estaban presentes varias corrientes de lo que iba a ser la nueva España.

No voy a hacer mi versión particular de aquellos sucedidos. Les voy a colgar aquí lo que se ha escrito sobre ello:

Lo que sucedió, según cuenta en su magna obra ,"La guerra civil española", el hispanista inglés Hugh Thomas, es lo siguiente: el profesor Francisco Maldonado, tras las formalidades iniciales y una apasionada presentación del acto por parte de José María Pemán, pronuncia un discurso en el que ataca violentamente a Cataluña y al País Vasco, calificando a estas regiones como "cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá como exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos. "

El general Millán Astray se enardece, y bien amparado por sus legionarios, grita aquellas famosa frases de ¡Viva la Muerte! y ¡Abajo los intelectuales!

Miguel de Unamuno, que presidía la mesa, se levanta lentamente y dice: "Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo, dice Unamuno señalando al arzobispo de Salamanca, lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona. Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor."
En ese momento, Millán Astray exclama irritado "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!", aclamado por los asistentes. El escritor José María Pemán, en un intento de calmar los ánimos, aclara: "¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!". Ya, don José María, eso fue una frase muy socorrida…..

Miguel de Unamuno, sin amedrentarse, continúa: "Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho."

A continuación, los soldados al mando de Millán-Astray prendieron de forma espontánea a Unamuno; pero se libró gracias a la intervención de Carmen Polo de Franco, quien agarrándose a su brazo lo acompañó hasta su domicilio.

Esto, como digo, fue un 12 de Octubre como el de hace pocos días. Unamuno se recluyó en su casa salmantina y ya nunca volvió a salir de ella. Moría el 31 de diciembre de aquel triste año de 1936.

Sí. Que razón tenía don Miguel de Unamuno, uno de los mejores pensadores que han dado “las Españas”: “Para convencer hay que persuadir, y para persuadir se necesita algo que os falta…..”

Nadie, en España, aprendió nada de aquella lección del viejo filósofo cascarrabias. Nadie se enteró de nada. Aún hoy, en el siglo XXI, más de setenta años después de aquella triste “paradoja”, España sigue gritando ¡Muera la inteligencia….! Triste. Muy triste…

martes, 29 de septiembre de 2009

NOS PASAMOS LA VIDA DANDO HOSTIAS...

¡¡Que te pego una leche....!!


En esta España nuestra nos pasamos gran parte de nuestra vida, si no dando hostias, por lo menos ofreciéndolas o diciendo que las vamos a dar: Se le dan cuatro hostias y arreglado. Si me sigue jodiendo le doy una hostia que le acuesto….Frases así oiríamos muchas. Yo, al menos, sí las he escuchado y, como no, también las he pronunciado, pero nunca he pasado de ahí.

En el rico anecdotario español existen muchos casos donde las hostias andan por el medio y no dejan de ser simpáticos. Hoy les voy a dejar constancia aquí de tres casos que me han gustado porque dejan de lado la tragedia que puede conllevar repartir hostias y, simplemente, se reducen a lo castizo del hecho y del dicho:

UNA:

Aquel famoso morrosco de Cestona que llegó a ser boxeador, más por su corpulencia que por sus cualidades técnicas, José Manuel Ibar Urtain, llevaba una carrera imparable de victorias y se había convertido, prematuramente, en una leyenda del boxeo español. Franco quiso conocerle y recibirle en el Pardo y para ello prepararon al mozo dentro de un traje, acorde con las circunstancias, pero muy incómodo, tanto o más que el protocolo al que debía someterse.

Acompañaban al peso pesado, el médico de Franco, don Vicente Gil, y el presidente de la Federación Española de Boxeo, mi compañero del banco, el cántabro-sevillano, José María Sainz Huerta.

Ya con Franco presente, no avanzaba la conversación. El morrosco sudaba abundantemente y trataba de permanecer rígido y respetuoso ante el Caudillo de España. Los flashes de las cámaras de fotos imponían algo a lo que el mozarrón no estaba acostumbrado en los ambientes fuera del cuadrilátero.

Por fin, Franco habló, con voz débil y entrecortada y se interesó por el siguiente combate que le esperaba al morrosco contra un espécimen alemán que se parecía al oso y al madroño juntos en un mismo cuerpo.

Urtain, con aquella sencillez que le caracterizaba le contestó al caudillo: -“En el primer asalto le arreo dos hostias y lo tumbo, oiga…”. Dicen que Urtain no volvió a ser recibido en el Pardo.

DOS:

El casticismo español siempre fue bandera de los Borbones españoles. Se cuenta que Antonio Goicoechea, político conservador de Renovación Española y firme defensor de la Monarquía, aún en tiempos de la República, comentó a un círculo de amigos su preocupación por lo joven que era el infante don Gonzalo, ahora en el exilio, y la posibilidad de que perdiera su castizo acento al hablar español. Tal comentario llegó a oídos del que, en aquel momento, era el príncipe heredero de la Corona de España y no le gustó.

Meses después se encontraron en un hotel de París Don Alfonso XIII, Don Juan de Borbón y el propio Goicoechea. Sin tardar mucho apareció también Don Gonzalo. Para dejarle bien claro a Goicoechea lo de su particular casticismo, le preguntó: Don Antonio ¿sigue usted dándose de hostias en el Parlamento…? Pues, de perder ese casticismo, nada de nada..

TRES:

Un político puede decir, de cara al exterior, muchas cosas. Otra cosa es lo que piense en su interior que, en contraste con sus manifestaciones públicas, suele tener, como no, su lado más humano y comprensible.

Se hallaba Julio Anguita, a la sazón coordinador de Izquierda Unida, en Córdoba, pronunciando una conferencia sobre la solidaridad. Llegó en su coche nuevo, un Citroen de gama media, y conducido por él mismo a la puerta del local y lo aparcó en el lugar reservado. En la conferencia denunció la intolerancia oficial contra los inmigrantes a los que ofreció todo su apoyo.

Al abandonar la sala, una vez finalizada la conferencia, encontró su coche nuevo sin el cristal delantero y con la caja de la radio destrozada y, por supuesto, sin aparato de radio. Un testigo le informó que una pareja de magrebíes había sido la responsable del expolio. En un instante sus teorías se vinieron abajo y, muy enfadado, exclamó: “¡Si agarro a esos canallas les doy una manta de hostias que se enteran. Y luego ya hablaríamos de la marginación, la pobreza y demás leches..!”

Lo de las hostias lo quiso cambiar José María Ruiz Mateos cuando agredió a Miguel Boyer al grito de ¡”que te pego una leche…”! Pero ¡que va..! Las hostias son las hostias….Al menos aquí en España

sábado, 26 de septiembre de 2009

CARTA AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO

(Bota militar muy apropiada para viajes de Estado. Garantía dos años..)


Sr. Don José Luis Rodríguez Zapatero:

Le conozco a usted porque hoy por hoy es, tristemente, el presidente del Gobierno de España y sale mucho en la prensa y otros medios de comunicación. De no ser así, es posible que no le conociese de nada y que, ni más ni menos, fuera usted un padre de familia español que estaría pasándolas canutas con esta crisis brutal para tantos españoles a la que usted no es capaz de poner freno porque no sabe, porque no quiere, o porque usted vive en otro mundo, en otra dimensión, y no se entera de lo que pasa por la calle.

Estos días circula por ahí una fotografía que usted y su familia se han sacado con el matrimonio Obama, cuyo esposo, don Barak, ostenta la presidencia de los EE.UU. de América, foto realizada como consecuencia de su presencia en ese país como presidente del Gobierno de España, para intervenir en la ONU y, posteriormente, en la reunión del G-20.

Bajo mi perspectiva política usted no ha dicho en la ONU más que chorradas, y me explico: Desde mi posición de español medio, jubilado, sufridor y otros títulos sin remuneración, a mi me importa un comino su famosa “Alianza de Civilizaciones”. Me importa un huevo lo que pase en Honduras mientras no se arregle la situación, la grave situación, que existe en mi país en tantos aspectos, no sólo en el económico, y me importa el resto de mis atributos, el cambio climático y otras milongas que usted ha cantando, a micrófono abierto, en la Asamblea General de Las Naciones Unidas. Es usted, tal como viene demostrando machaconamente, un inútil en política pero, además, me temo que no sea un padre ejemplar.

Yo nunca criticaré si sus hijas son guapas o feas, si son gordas o flacas o si son altas o bajas. Nunca haré bromas con eso. Yo también soy padre y abuelo y no quiero -y además me parece poco ético- entrar en esas cosas porque, guapos o feos, yo sé lo que es querer a unos hijos que se me antojaban los mejores del mundo.

Usted es padre y, además, presidente del Gobierno español y eso le obliga a muchas cosas. Cuando alguien como usted que va a representar a España al mayor foro internacional existente en la actualidad, como es la ONU, y se lleva a su familia (no sé si a cargo del presupuesto nacional, o por su cuenta) y, además, quiere la “foto” con el más poderoso mandatario de este planeta, no puede pensar sólo en su mujer y en las niñas, tiene que pensar que es usted quien es, de momento, y quiera Dios que por poco tiempo.

Usted y su familia, en ese momento, están representando a las familias españolas, como la familia del sujeto que ostenta la presidencia del Gobierno español y en el sueldo, tanto usted como su familia, llevan la exigencia de presentar una imagen, quizá incómoda, que no les guste, y menos a sus jóvenes hijas, pero que, creo, tienen la obligación de soportar.

Si no sale de usted, debe asesorarse de esos señores (que seguro que en Moncloa tiene más de uno) que dicen que cuidan la imagen de las personas a cuyo servicio están, y que paga el pueblo español, y decirle a sus niñas que no es de recibo sacarse una foto oficial con el presidente de los EE.UU de América y su señora esposa, en botas doctor Martens y otros complementos de auténtica traca.

Sé que los tiempos han cambiado mucho y que aquello que hace no tantos años se llamaba saber estar ya no cotiza en la progresita España, pero debe tener presente que existen aún países donde eso se valora y deben ser respetados.

Eso ya no la hace ni Castro, que últimamente había sustituido el uniforme verde oliva y las botas militares, por el traje, la corbata y cómodos zapatos –al menos para salir al exterior- antes de adoptar el chándal actual que utiliza en su régime hospitalario.

A mí no me ha causado risa la foto en cuestión -la cual ni voy a colgar para ilustrar este comentario- a mi me ha causado, más bien, indignación. Dicen algunos comentaristas políticos que sale usted poco al exterior. Más vale, ya que cada vez que sale la arma.

La próxima vez que usted visite al presidente Obama, si le invita a alguna residencia campestre y lleva usted a las niñas, allí pueden retratarse con la ropa que les apetezca. Como usted cuando va a Doñana.

Conociéndole a usted y viendo todo el jaleo que se ha montado alrededor de la foto de su familia con los Obama, llego hasta pensar si no le vendrá a usted de perillas para que un pueblo pesebril, como es el español, deje de ocuparse de sus sangrantes errores políticos y de la grave situación por la que atraviesa España, merced a los mismos y a su empecinamiento por seguir al frente del Gobierno de España con esa banda de inútiles y tragadores de la que está rodeado.

También podría pensar que la imagen que pudieron haber querido dar sus hijas es una imagen de austeridad, acorde con la situación actual española, y por ello adoptaron, bien asesoradas, aquel estilo que Felipe II, el hombre más poderos de su tiempo, impuso como imagen corporativa en la corte de la católica España y que paseó por el resto de las cancillerías europeas: el negro riguroso de la España cuaresmal. De ser así estaría de acuerdo con ellas pero pienso que su imagen obedece más a unos caprichos juveniles, que usted nunca debió haberles permitido, que a un reflejo responsable de la realidad nacional.

No tiene usted ningún derecho a quejarse de la utilización de esa fotografía, ni muchísimo menos a utilizar las tijeras que tanto presumieron de haber quitado de las manos de los censores franquistas.

Como hoy bien dice el columnista Ignacio Camacho en el diario ABC “La vanidad de posar con el matrimonio Obama ignorando que nada de lo que hace la Casa Blanca permanece en privado y que en el mundo de las redes globales no es posible sujetar la circulación de una imagen…” le ha perdido.

Tenía que habérselo pensado primero y no haber originado este cisco que, vuelvo a pensar, quizá le venga a usted de cine. Pero otra vez que salga con las niñas a visitar a un mandatario extranjero, adviértales, por favor, que van representando a España y no a una fiesta de Halloween.

Atentamente.

viernes, 25 de septiembre de 2009

REVILLA vs LAPORTA

A Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, y a Juan Lapuerta, presidente del F.C. Barcelona, sólo les faltaba encontrarse físicamente para poner en claro sus diferencias. Ese encuentro le propició el partido de fútbol que disputaron el Racing de Santander y el Barcelona el pasado martes, día 22, en el Sardinero.

Revilla ya había dado un aviso pocos días antes en el Encuentro Cantabro-Astur que se celebró en la localidad cántabra de Puente San Miguel, donde ante dos mil personas de ambas regiones manifestó que Cantabria y Asturias son dos comunidades a las que les une el “amor a España” y que estarán siempre firmes en la defensa de la unidad nacional frente a “referendos estrambóticos”, en clara alusión a la charlotada convocada pocos días antes en el municipio catalán de Arenys de Munt.

Miguel Ángel Revilla es un hombre de convicciones fuertes y palabra fácil y no hay que hacer muchos esfuerzos para desatarle la lengua. Nadie podrá decir que se la muerde y mucho menos cuando se trata de defender esas convicciones, entre las que se cuenta la defensa de la unidad de España.

Juan Lapuerta (perdón que utilice el idioma español) es posible que también tenga sus propias convicciones –al menos las manifiesta- pero no hace como el mandatario cántabro y utiliza, para lanzarlas a la opinión pública, plataformas nada adecuadas como es la presidencia de un club de fútbol que, en modo alguno se debe mezclar con asuntos políticos, por razones elementales y obvias.

No lo entiende así el catalán y catalanista y utiliza al F.C. Barcelona para lanzar sus proclamas independentistas y arremeter contra España la cual, según sus propias palabras, “está machacando a Cataluña”. Algunas de estas proclamas se las quiso lanzar a su anfitrión, Miguel Ángel Revilla, en el palco de los Campos de Sport del Sardinero y, lógicamente, dio en hueso. Hay que conocer poco a Revilla para intentar entrarle con este tipo de milongas y, lógicamente, el de Polaciones se las reprochó con la dureza que cabía esperar. El presidente de Cantabria replicó cumplidamente al mandatario barcelonista y le echó en cara su utilización de un club de fútbol que “es más que un club de fútbol catalán”, ya que tiene infinidad de seguidores por toda España, incluida Cantabria: “Con esta deriva que has tomado, que me parece muy bien que la defiendas en foros políticos, me parece que le estás haciendo un flaco servicio al Barcelona”, le espetó Revilla.

Pero, según parece, Lapuerta no goza de los suficientes perendengues para dejar la presidencia del Barcelona y pasar a defender sus ideas políticas desde los foros desde los cuales deben ser defendidas. La presidencia del Barcelona le da popularidad, influencia, poder y, quizá en la política donde los petulantes no tienen mucho sitio, al menos durante mucho tiempo, no tendría las mismas oportunidades y, lógicamente, se le escucharía menos.

El pasado miércoles, el presidente barcelonista estaba invitado a una comida en un restaurante de la playa de La Franca (en Ribadedeva, Asturias) celebrada por el elitista club “Embajadores del Puro Habano” en la cual se le iba a entregar una distinción. Revilla, que pertenece desde hace tiempo a este club, tras la trifulca del Sardinero advirtió que, en caso de la asistencia de Lapuerta, él no estaría presente: “No puedo pertenecer a un club que distinga a una persona que pretende quebrar la unidad de España. Yo elijo con quien me siento a comer”.

La invitación al presidente Lapuerta fue retirada y Miguel Ángel Revilla pudo disfrutar de la comida y del posterior habano sin presencias, para él, incómodas. Quiero decir que me parece una actitud, por parte del presidente Revilla, de lo más coherente, valiente y razonable.

Lapuerta pedía en el aeropuerto de Santander a los periodistas, que se respetasen sus ideas. Sí, hombre, sí, a usted se le respetarán sus ideas en el momento que usted sepa respetar un país como España, que es de todos, lo quiera o no lo quiera usted, y no ande por ahí propugnando su división y su quiebra.

Lo que me da la impresión es que Lapuerta de respeto sabe poco. Y si no que se los pregunten a los cuatro vicepresidentes del Barcelona que han sido espiados desde la presidencia del club para “protegerlos”, tal como han sacado a luz ayer los medios de comunicación.

No me queda más que repetir lo que he dicho muchas veces ¡Bravo, presidente Revilla!

jueves, 17 de septiembre de 2009

Y, ¿DESPUÉS DE NAIDE...?

Sentenció "El Guerra" (hablamos de toros y toreros): "Después de mí, naide. Y después de naide, Fuentes.

Bajo el peso de estas palabras, que pueden significar una consagracion y un desprecio, anduvo Fuentes por el mundo, ungido y menoscabado.
Fuentes no era poderoso como "Guerrita", pero era más elegante y ¡cuidado con la elegancia..! Fuentes fue un torero, por decirlo así, de transición. Pero él nunca se aplicó a sí mismo esa frase. Esa frase la dijo "Guerrita" porque quizá le convenía.
Fuentes personaliza un caso típico que más adelante se dará con bastante frecuencia; el del torero que, siendo muy bueno con el capote, lo jode con la muleta. En Fuentes no hay propiamente faena de muleta.
Yo no quiero hablar ni del Guerra ni de Fuentes. Pero aquella famosa frase de Guerrita puede aplicarse hoy a otro matador, sólo que en este caso no es matador de toros. Es matador de españoles. Es matador de puestos de trabajo. Matador de esperanzas y de familias. Matador de futuros y de ilusiones juveniles. Matador de una España que, hace poco más de treinta años, comenzaba a ser respetada y escuchada en Europa y en el mundo entero.
Este matador de tantas cosas y de tantas ilusiones nacionales, se llama José Luis Rodríguez Zapatero, "El Zapa". Yo tengo la ilusión de que también, como Fuentes (y sé que no hay comparación posible entre ambos) sea un matador de transición.
Éste se aplica la frase de El Guerra: "Después de mi "naide". Y, después de "naide"... Pues eso es lo que nos queda por ver...¿Que vendrá después de "naide"?
Pues yo lo tengo claro. Después de "naide" el ostracismo más absoluto, por sinvergüenza e inutil, entre otras faltas. Y, por supuesto, aplicarle la "Ley de Memoria Histórica" que él mismo creó, para que desaparezca de la memoria de los españoles a los que tanto está haciendo sufrir por haber sido el dirigente español que, depués de Godoy, ha llevado a España a los más bajos niveles de su historia.
Y eso, por no decir: "Despúes de naide, ....la cárcel....."

martes, 15 de septiembre de 2009

CÉSAR GONZÁLEZ RUANO, ALGO MÁS QUE UN PREMIO.

Sí. César es un premio. Su nombre encarna uno de los más prestigiosos premios del periodismo español, el “César González Ruano”, pero él, en sí mismo, constituyó un premio para la profesión periodística en España.

César, el dandy de los cincuenta. Alto y escueto de carnes, muy estudiado de gestos y ademanes que buscaba la elegancia en el descuido. Un descuido cuidado. A la combinación de chaquetas y pantalones dispares, cogidos al azar del armario, lo llamaba “el conjunto González Ruano”. Puños de camisa blanca, abrochados con elegantes gemelos, que asomaban profusos por la bocamanga de su chaqueta. Sí, un dandy descuidado.

César fue del Gijón, del café Gijón, entiéndase. Pero un buen día dejó de ir en solidaridad con Marino Gómez Santos –Marinín Monroe-, le llamaban, por lo guapo que decían que era. Marino era escritor e hizo cruzar el Mediterráneo al protagonista de una sus historias para ir de Madrid a Nueva York, y cuando alguien le advirtió que iba en dirección contraria, buscó culpas en ajenos…-¡Cabrón de linotipista..!

A Marino le echaron del Gijón por haber escrito un libro que, supuestamente, insultaba a sus clientes. César se fue, en solidaridad con él y, desde entonces, escribía sus artículos al lado, en el sotanillo de Teide, diminuto café de Recoletos desde donde veía pasar sobre su cabeza los pies de medio Madrid.

Llegaba al Teide entre nueve y diez de la mañana, casi siempre en taxi. Se estiraba, sacaba los puños de su camisa, y, de los bolsillos de su chaqueta una preciosa pitillera de oro, firmada por Alfonso XIII. En contrapartida (descuido cuidado) sacaba también la caja de cerillas de cocina que le había distraído a su ama de llaves: salí tan deprisa que agarré lo primero que encontré.

Llevaba ya el ABC del día y, dentro, cuatro o cinco folios. Ya tenía en mente el tema del artículo que iba a escribir, aunque, sobre la marcha, podía escribir otro u otros dos. Gafas ligeras. Pluma de fuente, clásica. Cigarrillos egipcios que un botones le iba a comprar al Casino. Un uña del meñique larga y repulsiva, lacada y pulida, eso sí.

En Teide, fabricaba César a diario el soneto del periodismo: el artículo breve, urgente e impar. El periodismo más literario que se ha podido escribir en los periódicos españoles. Fue un auténtico maestro, con sus normas y con sus lecciones que cualquier articulista que se precie debe tener presentes: “En una columna sólo cabe una idea. No se les ocurra mezclarla con otra y menos si son de distinta familia. El artículo es como una morcilla que tiene que estar bien atada por el principio y por el fin. En el medio, metan ustedes lo que quieran".

Para César González Ruano, tampoco fueron todo rosas. También las pasó canutas, como cualquier escritor o periodista que en España se haya preciado de serlo. Vivía en un piso de la madrileña calle de Ríos Rosas, más o menos pared con pared con Camilo José Cela. Ya estaba bastante enfermo cuando el editor, José Manuel Lara, le visitó. Le dio un talón de cinco mil pesetas, de las de los años cincuenta, a cuenta de una novela suya que tenía por publicar.

César, que ya se sentía morir, le preguntó cuando pensaba publicar su novela, y Lara que no sabía que contestarle…: “Puez verá, Cézar, eztamoz ezperando un poco, porque ezo de la novela póztuma ze vende muy bien."

¡Lara, Lara…! Un psiquiatra ya se lo había dicho: “Usted lo mejor que puede hacer es quemar la editorial”. Cuando la literatura y el genio sólo significan dinero, a los genios sólo les espera un buen entierro.

Cuenta Umbral que al de César fue en un taxi con Gerardo Diego. Que aprovecharon para visitar la tumba de Ramón Gómez de la Serna, encima de la de Mariano José de Larra, y que no había mucha gente. Claro. Al fin, quedaba una novela “póztuma” y, "agotado su tesoro, de asuntos falta enmudeció la lira…."

jueves, 10 de septiembre de 2009

EL GOBIERNO ESPAÑOL DEBE SER EXPROPIADO SIN DEMORA (y II)

¡¡¡ Por mandato divino, España debe ser destruía...!!!


A esta empresa a la que me refiero, España, la dirige un inútil llamado José Luis Rodríguez Zapatero. De esta empresa no dependen 65.000 empleados, dependen más de veinte millones de trabajadores y muchos empresarios que crean empleo y riqueza y que, gracias a los cuales, comen las familias españolas.

Este supuesto empresario, que yo no sé quien le convenció de que estaba capacitado para dirigirla, llamado José Luis Rodríguez Zapatero (ZP, para los colegas) ha mandado al paro, durante seis años de mandato, a cuatro millones de españolitos de a pie, reconocidos por las cifras que da su “consejo de administración”, es decir, su gabinete de gobierno, lo que nos hace pensar, y no sin razones, que pueden existir casi cinco millones de españoles sin empleo.

El Producto Interior Bruto (PIB) de esta gran empresa llamada España, desciende alarmantemente (en lo que va de año, más de un 4%) situándose en las más bajas de la Unión Europea.

El déficit de la empresa, es decir del Estado Español, gestionado por José Luis Rodríguez Zapatero, es inédito. Durante la peor crisis de los años 93-95, no llegó a superar el 24% de su gasto en ningún semestre. La cifra del último semestre de 2008 (27%) ya sobrepasaba las previsiones, pero la de hoy, un 45% del gasto, la pulveriza. El déficit de la empresa se multiplica por cinco.

La renta per cápita de los empleados de esta gran empresa gestionada por José Luis Rodríguez Zapatero, llamada España, cae y cae al vacío sin encontrar suelo, dejando atrás quince años de subidas ininterrumpidas. La población aumenta en torno del 2% en los últimos años y el PIB no es capaz de alcanzar una subida más allá del 1,2% de media anual.

El petulante y supuesto empresario que pretende dirigir esta empresa nacional, es capaz de hablar y dialogar con los terroristas de ETA, pero es incapaz de mantener un mínimo diálogo constructivo con la patronal empresarial, que es la que crea trabajo y empleo, y no se le ocurre otra cosa que recortar las ayudas que reciben los empresarios para crear empleo. Otro fenómeno del consejo de administración de esta empresa nacional, el ministro de Trabajo, un tal Corbacho, ha llegado a la brillante conclusión de que estos incentivos no son eficaces.

España cae al puesto 33º en la clasificación mundial de competitividad económica, según el último informe hecho público por el Foro Económico Mundial (FEM) y ya nos adelantan el sultanato de Brunei y la República de Chequia, que viene a constituir el primer país de la Europa del Este que supera a una nación de la Europa Occidental.

En definitiva: El empleo se destruye. Los datos económicos bajan en cualquiera de sus índices. España es más pobre que ayer y se sigue empobreciendo. El gran empresario, Rodríguez Zapatero, no sabe adoptar medidas que paren esta destrucción. Ni sabe, ni quiere saberlo, ni admite consejos.

Esta gran empresa llamada España, está a punto de quebrar y no hay nadie que la expropie, como en su día se hizo con Rumasa que, por cierto, contra viento, marea y otros elementos, se ha rehecho y constituye hoy, de nuevo, uno de los más importantes holdings empresariales de España.

El problema es que el único autorizado para “expropiar” o “intervenir” al Gobierno de España, en manos de gobernantes destructivos, es el Parlamento español. De ahí tiene que salir la decisión de “expropiar”, cuanto antes, al gobierno zapateril. No se puede esperar a que hundan la empresa. El empleo, al igual que se hizo cuando Rumasa, debe estar garantizado y, para ello, se deben tomar medidas excepcionales. No se puede esperar a que nos pongan en niveles de los años cincuenta del pasado siglo. España no se merece esto.

José Luis Rodríguez Zapatero, debe ser, si no expropiado, sí intervenido de inmediato. Que huya a Londres o a la selva de Uganda. Que se vaya donde quiera que aún está a tiempo. España, representada en el Parlamento, debe, sin más demora, tomar las decisiones que debe tomar y, tal como hizo aquel gobierno con Rumasa, expropiar, intervenir o, simplemente, suspender de sus funciones a quien está llevando a esta empresa a la quiebra más absoluta, sin sentido, sin capacidad de dialogo y con una fijación obsesiva en la destrucción.

Los que no tienen la cabeza sobre los hombros o, simplemente, esa cabeza no les funciona, sean de izquierdas, de derechas, o de los grandes expresos europeos, no pueden gobernar un país. Un país que tiene muchos millones de habitantes que tienen derecho a un trabajo, a comer, a tener familias con servicios dignos y a andar por la vida con la cabeza alta, no puede tener como gestor a una persona que no rige, que no está en sus cabales y que, según se desprende de sus actos de gobierno, tiene el mandato divino de destruir un país que con muchos siglos de existencia ha sido ejemplo mundial de culturas y de civilizaciones.

A este andoba hay que “expropiarle” sin más demora. Luego no nos lamentemos, porque mañana será tarde.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL GOBIERNO ESPAÑOL DEBE SER EXPROPIADO SIN DEMORA (I).


El 23 de febrero de 1983, el Consejo de Ministros del Gobierno socialista de España, presidido por Felipe González, decretaba la expropiación forzosa del grupo Rumasa (Ruiz Mateos, S.A.), al amparo de las previsiones contenidas en los artículos 33.3 y 128.2 de la Constitución española. Las causas fuero varias, desde la supuesta obstrucción a la actividad inspectora del Banco de España (cosa que puede resultar inimaginable) hasta una deuda importante con la Seguridad Social y Hacienda.

En aquellos momentos, el holding Rumasa estaba constituido por 700 empresas en los más diversos sectores, tenía 65.000 empleados y facturaba 350.000 millones de pesetas (más de 2.000 millones de euros).

Dentro del grupo empresarial había también bancos, pero el Gobierno usó la expropiación, en lugar de una intervención limitada a éstos, por la “complejidad del entramado del grupo y al no considerar los problemas como coyunturales, sino estructurales”.
Bien. Entre las razones aducidas estaban la utilidad pública y el interés social; la defensa de la estabilidad del sistema financiero y de los intereses legítimos de los depositantes y trabajadores, y, finalmente, el respeto de los derechos de los accionistas mediante el pago de las previas inversiones en las empresas del holding.

Miguel Boyer Salvador, ministro de Economía y Hacienda cuando se produjo la expropiación, y uno de los responsables finales de la misma (no en balde había sido empleado de Rumasa), afirmó en 1997 que “la expropiación de Rumasa no fue una medida sancionadora o punitiva contra Ruiz Mateos por unos presuntos delitos que hubieran correspondido depurar a los tribunales. Fue una medida de política económica con la que se quiso evitar la crisis total de un grupo en quiebra que, en las difíciles circunstancias de 1983, nos pareció que podría tener unas consecuencias muy graves”. (Ojo al dato).

En definitiva, la justificación dada por el Gobierno fue que Rumasa estaba en riesgo de quiebra, y que la conservación de los puestos de trabajo exigía una intervención estatal. Existe también una teoría que, cuando menos debe tenerse en cuenta y no soslayarla, que afirma que la pertenencia del empresario José María Ruiz Mateos al Opus Dei, y el supuesto control católico, y opuesto al PSOE, que este grupo ejercía sobre Rumasa, podrían haber motivado al Gobierno a realizar la intervención, ante el temor de que el grupo empresarial fuera utilizado para condicionar negativamente a la economía española, provocando así una eventual caída del Gobierno socialista.

La expropiación fue muy criticada al considerarse que no estaba amparada en la Constitución española y que se trataba más de una confiscación de carácter inconstitucional. Pese a ello, y tras un difícil debate en el Pleno de Tribunal Constitucional en el que los votos de los magistrados estaban empatados, el Decreto Ley de expropiación fue aprobado y considerado constitucional, gracias al "voto de calidad” ejercido por su Presidente, Manuel García Pelayo que, tras este servicio al Gobierno socialista, desapareció de la escena nacional, muriendo poco después.

Lo que ocurrió luego con aquel holding de empresas que, según el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, iba a ser “to pal pueblo”, es bien conocido y sólo pondré el ejemplo de la venta de Galerías Preciados a los hermanos venezolanos Gustavo y Ricardo Cisneros –amiguetes de Felipe González- por 216 millones de pesetas (casi 1.300.000 euros) y que, poco después, estos revendieron por 30.000 millones de pesetas (más de 180 millones de euros).

Tras la expropiación, José María Ruiz Mateos huyó a Londres el 4 de marzo de 1983. El 1 de diciembre de 1985 es extraditado a España, comenzando un largo “calvario” de juicios, con distintas sentencias y con muy diferentes opiniones por parte del sistema judicial español.

No es mi intención, ni mi finalidad, exponer aquí la “aventura” de Rumasa. Esto daría para escribir mucho y para contemplar muchas y muy distintas opiniones y, eso, no forma parte de lo que yo quiero acometer en este comentario.

A Rumasa, un gobierno socialista la expropió sin piedad porque ponían en peligro el empleo de 65.000 personas. También decían –y quizá fuera cierto- que debía millones a Hacienda y a la Seguridad Social. Es posible. Pero también es cierto que la “aventura” de aquel gobierno socialista, costó al Estado, es decir, al pueblo español, más de un “billón” de pesetas de las de aquella y que, derivado de tal “cojonada”, muchos amiguetes de los que nos gobernaban se hicieron millonarios. Podemos hablar de Isabel Preysler, actual esposa del ministro de Hacienda que expropió Rumasa, o de Marcos Eguizabal, que compró acciones de determinadas bodegas riojanas “a peseta” y se forró, aún a costa de cargarse uno de los mejores vinos que, en la segunda mitad del siglo XX, ofrecía el mercado del vino riojano en España.

Las razones de aquel gobierno socialista para “repartirse” Rumasa, puedo darlas por válidas (nunca el reparto). El holding Rumasa constituía en aquel tiempo un amplio porcentaje del empleo en España y el gobierno socialista se creyó en la obligación de preservarlo. Vale. Si esa fue su filosofía, puede considerarse hasta encomiable, aunque a mí me caben todas las dudas.

Hoy, la gran empresa nacional que no es, ni más menos que España, pasa por momentos mucho más delicados y trágicos que, en su día, pasó el holding Rumasa.

(Mañana, segunda parte...)

martes, 8 de septiembre de 2009

ALFONSO GUERRA, UN BUFÓN EN RODIEZMO

"Dos por uno. ¿Alguien da más....?



No es de ahora. Esto viene ya de hace muchos años. Cuando el PSOE gobernaba España bajo la batuta de Felipe González, también ocurría, y con más frecuencia. Lo que yo creía es que a Alfonso Guerra ya le habían pasado los años de hacer de bufón de corte medieval y estaba retirado, y muerto de vergüenza, en algún despacho de esos que el PSOE tiene para pagar los servicios prestados, cobrando una suculenta paga, pero alejado de las corralas de comedias.
Pero no, no es así. El actual PSOE zapateril no encuentra repuesto y vuelve a recurrir "al Guerra". Sí, hombre, sí: "el que tuvo, retuvo", y "Arfonso Guerra" aún retiene ese espíritu de comediante y permanece intacto en el escalafón de los payasos (con permisio y perdón de estos queridos profesionales del humor) a los que el PSOE siempre fue tan aficionado.
Lo que le ocurre a este individuo es que no cambia el repertorio. No da más de sí pero, bueno, para estar al lado de ZP y para actuar en Rodiezmo, aún puede pasar.
En un arrebato de ingenio -que todos tenemos alguna vez- se dejó comentar en la campa leonesa de Rodiezmo (claro, lo dijo porque intentaba ser graciosillo) que en la reunión-almurzo que pocos días antes había tenido el PP en Valencia, había hasta "chorizos" y yo, se lo juro, si lo dice "el Guerra", me lo creo a pies juntos.
Me lo tengo que creer porque si en España alguien entiende de "chorizos" es este andoba. Tiene que entender porque él mismo es un "chorizo" ibérico de la más pura calidad. Fue vicepresidente del Gobierno de España y mintió descaradamente al Parlamento, negando lo que toda España ya sabía, en relación con las "chorizadas" que "suhenmano" perpetraba, bajo su amparo, desde un despachito de na en la Delegación del Gobierno en Sevilla. Tiene que entender de "chorizos" porque los tiene en la familia y porque más que político y, lamentablemente para la historia de España, vicepresidente del Gobierno de este país, ha sido siempre un auténtico "charcutero", en el sentido más despreciable que le quieran dar a esta profesión.
Pero el tío tiene un rostro "non plus ultra" y se permite llamar chorizos a los demás sin que, como él, hayan sido condenados y obligados a abandonar sus cargos de forma vergonzosa.
Este es otro ejemplo de lo que hacía la famosa "Zapatones", de la que les hablaba hace pocos días. Es lamentable lo del PSOE, que después de tantos años, cuando se ven con el agua al cuello, tengan que volver a enseñar "al Guerra". Bueno, al final es lo que hay....

sábado, 5 de septiembre de 2009

GOBERNAR "CONTRA" EL PUEBLO

"Lo justo y lo injusto no son producto de una mayoría de votos, sino de la ley"



Yo no creo que determinados colectivos vecinales de Llanes, ni de ningún otro sitio, estén tan lejos de la realidad que les conviene como para merecer el desprecio, en todos los órdenes, que les manifiesta el gobierno municipal.
Tampoco sé en que consiste ese tipo de terrorismo, calificado de “administrativo” que dicen que ejercen personas o colectivos que no tienen en sus manos la administración del ayuntamiento, pero que tienen la lógica preocupación por el bienestar y conservación de sus territorios vecinales. Está superclaro que en el concejo de Llanes no se respira un ambiente fresco y puro de libertades, ni de auténtica democracia; ni política ni administrativa. Eso es algo de lo que no hay que convencer a mucha gente, aunque lo asuman con resignación vergonzosa. Se palpa y se sufre todos los días.
Yo, ya lo he comentado en distintas ocasiones, en este medio y en otros: Cuando la ciudadanía se ve agredida y sin amparo de los que debieran proporcionárselo, no tienen más salida que buscarse su propia defensa, y esa es la razón de que surjan colectivos y asociaciones que, uniendo personas, traten de poner freno a lo que ellos consideran abusos, desmanes e injusticias de nuestros gobernantes de turno. Este tipo de colectivos nacen al amparo de la ley. No de la ley que entiende el gobierno municipal, sino de la ley que nos ampara al conjunto de los ciudadanos del Estado español por igual, seamos de derechas, de izquierdas o de cualquier otra ideología. No lo entienden así nuestros gobernantes, ni mucho menos nuestra alcaldesa ni nuestro delegado del gobierno en Asturias. Ellos tienen la exclusiva de la participación ciudadana en asuntos políticos y sociales, y le niegan, rotundamente, ese derecho a cualquiera que lo intenta al margen de su religión y de su exclusivo autoritarismo. ¿Qué podría importarle a un gobierno municipal la existencia de este tipo de asociaciones, si no tuviera nada que ocultar y todo cuanto realizase fuese conforme a la ley y a la normativa local? Yo pienso que nada. Entonces ¿Cuál es la causa, no ya de su contrariedad, sino de su visceral rechazo a este tipo de colectivos, incluido un partido político como el PP que forma parte del pleno municipal, con siete concejales y más de tres mil votos de ciudadanos? Pues eso me estoy preguntando yo hace bastante tiempo y sólo encuentro una respuesta: su repudio a la democracia y su rechazo frontal a la participación ciudadana en la vida pública, lo cual tiene que esconder poderosas razones que, al menos yo, las ignoro.

La democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto la democracia es una forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad a los representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que todos sus habitantes son libres e iguales ante la ley y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales. La democracia se define también a partir de la clásica clasificación de las formas de gobierno realizada por Platón primero y Aristóteles después, en tres tipos básicos: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno de pocos), democracia (gobierno de la multitud para Platón y "de los más", para Aristóteles). Hay democracia directa cuando la decisión es adoptada directamente por los miembros del pueblo. Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes. Por último, hay democracia participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios mecanismos plebiscitarios. Estas tres formas no son excluyentes y suelen integrarse como mecanismos complementarios. Ésto es la auténtica democracia, y ésto es lo que niega a sus ciudadanos el ayuntamiento de Llanes, representado por su alcaldesa, doña Dolores Álvarez Campillo. La señora alcaldesa se atreve a hablar de “terrorismo administrativo”, cuando en su equipo de gobierno hay concejales que amenazan y coartan las libertades personales y asociativas. Y sino, que se lo pregunten a la asociación vecinal “La Joguera de Celorio”. Eso sí es "terrorismo administrativo". La amenza al más puro estilo mafioso. El llamado por ella “Frente del NO”, no es, ni más ni menos, que el ejercicio de los ciudadanos a sus derechos constitucionales y democráticos. No es, ni más ni menos, que el derecho de los ciudadanos a asociarse y ejercer su libertad reconocida en la Constitución española y que la alcaldesa pretende ignorar y repudiar.

Lo que está pasando estos días con la playa de Antilles, en Cué; como los puentes elevados que se pretenden construir -con el amparo del gobierno municipal- para evitar el ferrocarril en elgunos puntos del concejo, en contra de la opinión de una importante mayoría de ciudadanos; como el cierre del colegio de la ESO en Posada; como el cierre del cruce de la Arquera, como el flagrante deterioro del entorno de los bufones de Pria, con su beneplácito, y un largo etcétera de ejemplos de lo que es gobernar “contra un pueblo”, es el modo que el gobierno municipal llanisco tiene de agradecer la confianza que, en su día, se le otorgó.

Ya lo dijo Manuel Azaña hace muchos años: “el pueblo es adoquín y está para pisarlo”.

La filosofía de estos gobernantes actuales, no varía mucho, sólo que estos saben bien “contra quien gobiernan” y que, además, se lo van a seguir agradeciendo.