lunes, 9 de noviembre de 2009

EL ALAKRANA.

¡Barco español, paisa! : barato, barato y pago sin problemas.



El asunto del buque atunero, Alakrana, secuestrado en el Índico por piratas somalíes, debe hacernos meditar seriamente. Se está escribiendo y opinando mucho sobre la cuestión y, quizá, no sea ni bueno. En este momento se deben olvidar algunas cosas –que no carecen de importancia- y hay que centrarse en la realidad de los hechos. Esta realidad es que se trata de un barco español tripulado por españoles (gallegos y vascos) secuestrado por una cuadrilla de piratas, terroristas y gentes sin patria y sin bandera. Somalia es, hoy por hoy, un agujero negro en la geografía política mundial. Es un territorio que carece de gobierno, de leyes, de dignidad y de cualquier voluntad de colaborar con la Comunidad Internacional. Hoy, Somalia, se diga lo que se diga, no existe como entidad nacional, con independencia de que tenga un nombre y unos límites geográficos. El mundo asiste a este hecho, impasible y sin capacidad de respuesta clara y eso constituye el auténtico poder y la fuerza que asumen los piratas que están haciendo sonrojar a supuestos estados de derecho, como es en la actualidad el caso de España.

Ante estos hechos, los gobiernos de los países afectados tienen dos soluciones: Una es tragar, vergonzosamente, las exigencias inaceptables de los piratas, es decir, pagar y humillarse ante una banda de terroristas –cosa que no le va a quedar más remedio que hacer al Gobierno de España para poder devolver a casa, sanos y salvos, a los treinta y seis tripulantes del Alakrana- u, otra, hacer valer el derecho internacional sobre la tierra y los mares.

Con independencia de que el actual Gobierno de España esté mostrando nuevamente su incapacidad de respuesta ante hechos tan denigrantes -incapacidad que ha venido ejerciendo estos últimos años con sus problemas de terrorismo internos- la Comunidad Internacional debe reaccionar sin demora y tratar de poner orden en esas aguas y en esos territorios de nadie, a merced de estos grupos de piratas terroristas.

Del Gobierno español, que tantas veces ha mostrado sus dotes de soberbia y su incapacidad para solventar cuestiones tan delicadas, si no es a través de la bajada de pantalones y del desprestigio internacional, poco o nada se puede esperar. Por presiones internas acabará buscando, y encontrando, recursos jurídicos que le permitan extraditar, comiéndose la vergüenza, a los dos piratas que, en su día, trasladó a España sin sopesar las consecuencias que ello podría acarrear. Luego pagará católicamente los rescates y, encima, acabará presumiendo, y vendiendo, una gestión diplomática exquisita y fructífera. Pero mañana será otro buque el que caerá en manos de los piratas, pasado mañana será otro y, así, no se puede vivir.

Si el supuesto estado somalí no da garantías y los piratas siguen campando por sus fueros, habrá que tomar otras medidas. El mar es inmenso, pero también aísla. Los piratas tienen sus bases en tierra y sin ellas son inoperantes. Allí es donde hay que tomar las medidas. Ese tipo de medidas que se han tomado en otros países, en otros territorios, por razones mucho menos importantes. Pero, claro, de Somalia poco se puede traer. Allí no hay petróleo ni otras lindezas. No interesa. Allí sólo se puede ir a defender la dignidad de los países, supuestamente libres, y la seguridad de sus trabajadores, y eso a pocos países les interesa. Por supuesto para España y para su actual Gobierno, ha quedado demostrado que no constituye una prioridad.

Arturo Pérez Reverte, se preguntaba en uno de sus últimos artículos en XL Semanal que a quien defiende el Ministerio de Defensa. Yo también me hago esa pregunta. El Ministerio de Defensa español puede mandar al Ejército en misiones de paz (como una ONG más) a cualquier país donde nada se nos ha perdido. Puede mandar a morir a nuestros soldados a cualquier territorio sin saber por qué mueren. Ellos mandan y pueden hacerlo, pero no pueden poner tropas a disposición de un sector de trabajadores españoles a los que, en sus cabezas, se ofende la dignidad nacional y, un día sí y otro también, se nos mea y se nos escupe a la cara.

España es, hoy por hoy, la víctima propiciatoria y la pagana de esta cuadrilla de quinquis. “Barco español, paisa, barato, barato. Rescate asegurado y sin problemas…”

Pero la Teresa, la de la Vogue, o como se llame, se ha ido a Argentina a ver a la otra dama impresentable; la de las piernas de chopo, la esposa del esposo que ha comprendido que en ese país aún hay algo que escaldar. Encima de una vergüenza, otra. Pero en España “tira que libras”. La culpa no la tienen ellos. La culpa es nuestra. Bien, pues a joderse, pague quien pague. Tenemos lo que hemos querido tener…..¡Qué vergüenza, oye...!

2 comentarios:

  1. Vale ,son marineros españoles,pero ¿bajo que bandera de conveniencia? pues de SEychelles si no me equivoco...Y ¿sabemos si estaban dentro de las 200 milla de limite? ¿porque tenemos que resolver los españoles "el gobierno" que somos todos ,un problema de unos particulares con bandera de otro pais? No tienen armador y empresa para la que trabajan... que resuelvan ellos ..que son los que sacan los beneficios...no se.. en fin, es solo una opinion...

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  2. Respetando su opinión al respecto, debo apuntarle que me da la impresión de que entiende usted poco de navegación marítima. Un barco, por intereses de distintos tipos, puede enarbolar banderas de diferentes países, pero el barco no deja de ser español y, por supuesto, sus tripulantes, españoles y el Gobierno de España está para velar por la seguridad de sus ciudadanos que tienen, con independencia de la bandera del barco donde trabajen, carné de identidad ESPAÑOL.

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