lunes, 26 de octubre de 2009

EL PADRE ÁNGEL

En San Vicente de la Barquera hay una calle dedicada al "Padre Ángel". No es el Padre Ángel de "Mensajeros de la Paz". Es otro ángel más ignorado. De aquella también había curas que hoy hubiesen estado en candelero merced a los medios de comunicación. Y no le estoy restando méritos al Padre Ángel que todos conocemos, y que se los merece, sin ninguna duda.

El Padre Ángel al que yo me refiero era un cura pequeñín y regordete al que yo ayudé a misa en algunas ocasiones, pues su ministerio llegaba hasta Panes, mi pueblo, donde en aquellos años de mi niñez, era monaguillo.

El Padre Ángel residía en San Vicente de la Barquera. Era, como se diria hoy, un cura del pueblo. Algo así como el padre Braun, de Chesterton. Hasta en su fisonomía eran parecidos pero éste, sin cualidades policiacas.
Se paseaba por el puerto y se mezclaba con los marineros, sus hijos del alma. Les escuchaba, les comprendía, les quería y les ayudaba en lo que podía. Soportaba sus dichos y sus cabreos y, cuando la ocasión era propicia, les hablaba y les aconsejaba: "No os caguéis en Dios. Cagaros en mí, en el Padre Ángel, ..¿que más os da...?"
Hoy, no es difícil que al darte una vuelta por San Vicente y, mientras tomas un vino en cualquiera de los bares de su típica calle central, en los soportales, escuchar a alguno: ¡Me cagon el Padre Ángel!
Cada vez que esto puede ocurrir, yo estoy seguro de que al Padre Ángel se le esboza una sonrisa en su rostro bonachón, allá donde esté, que seguro que es junto al Dios al que a él no le gustaba que los marineros se cagasen.
Era un cura. Era un marinero, si no de profesión, si de vocación. Un pescador de hombres, como quiso Cristo a sus apóstoles y logró que aquellos nobles pescadores, sin olvidarse de Dios, no tomasen su nombre en vano.
Hoy tiene una calle en San Vicente y un recuerdo imborrable. No se borrará jamás mientras existan personas que se acuerden de él y que cuando se cabreen, en vez de faltar a Dios, se acuerden, cariñosamente, del Padre Ángel.
Perdóneme, pero yo ahora también estoy cabreado..Esto me lo enseñó usted....¡¡Me cagon el Padre Ángel....!!! Siempre creí que le debía, desde mi humildad, sacar, en lo posible a la luz, su figura, hoy ya bastante olvidada.

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