A Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, y a Juan Lapuerta, presidente del F.C. Barcelona, sólo les faltaba encontrarse físicamente para poner en claro sus diferencias. Ese encuentro le propició el partido de fútbol que disputaron el Racing de Santander y el Barcelona el pasado martes, día 22, en el Sardinero.
Revilla ya había dado un aviso pocos días antes en el Encuentro Cantabro-Astur que se celebró en la localidad cántabra de Puente San Miguel, donde ante dos mil personas de ambas regiones manifestó que Cantabria y Asturias son dos comunidades a las que les une el “amor a España” y que estarán siempre firmes en la defensa de la unidad nacional frente a “referendos estrambóticos”, en clara alusión a la charlotada convocada pocos días antes en el municipio catalán de Arenys de Munt.
Miguel Ángel Revilla es un hombre de convicciones fuertes y palabra fácil y no hay que hacer muchos esfuerzos para desatarle la lengua. Nadie podrá decir que se la muerde y mucho menos cuando se trata de defender esas convicciones, entre las que se cuenta la defensa de la unidad de España.
Juan Lapuerta (perdón que utilice el idioma español) es posible que también tenga sus propias convicciones –al menos las manifiesta- pero no hace como el mandatario cántabro y utiliza, para lanzarlas a la opinión pública, plataformas nada adecuadas como es la presidencia de un club de fútbol que, en modo alguno se debe mezclar con asuntos políticos, por razones elementales y obvias.
No lo entiende así el catalán y catalanista y utiliza al F.C. Barcelona para lanzar sus proclamas independentistas y arremeter contra España la cual, según sus propias palabras, “está machacando a Cataluña”. Algunas de estas proclamas se las quiso lanzar a su anfitrión, Miguel Ángel Revilla, en el palco de los Campos de Sport del Sardinero y, lógicamente, dio en hueso. Hay que conocer poco a Revilla para intentar entrarle con este tipo de milongas y, lógicamente, el de Polaciones se las reprochó con la dureza que cabía esperar. El presidente de Cantabria replicó cumplidamente al mandatario barcelonista y le echó en cara su utilización de un club de fútbol que “es más que un club de fútbol catalán”, ya que tiene infinidad de seguidores por toda España, incluida Cantabria: “Con esta deriva que has tomado, que me parece muy bien que la defiendas en foros políticos, me parece que le estás haciendo un flaco servicio al Barcelona”, le espetó Revilla.
Pero, según parece, Lapuerta no goza de los suficientes perendengues para dejar la presidencia del Barcelona y pasar a defender sus ideas políticas desde los foros desde los cuales deben ser defendidas. La presidencia del Barcelona le da popularidad, influencia, poder y, quizá en la política donde los petulantes no tienen mucho sitio, al menos durante mucho tiempo, no tendría las mismas oportunidades y, lógicamente, se le escucharía menos.
El pasado miércoles, el presidente barcelonista estaba invitado a una comida en un restaurante de la playa de La Franca (en Ribadedeva, Asturias) celebrada por el elitista club “Embajadores del Puro Habano” en la cual se le iba a entregar una distinción. Revilla, que pertenece desde hace tiempo a este club, tras la trifulca del Sardinero advirtió que, en caso de la asistencia de Lapuerta, él no estaría presente: “No puedo pertenecer a un club que distinga a una persona que pretende quebrar la unidad de España. Yo elijo con quien me siento a comer”.
La invitación al presidente Lapuerta fue retirada y Miguel Ángel Revilla pudo disfrutar de la comida y del posterior habano sin presencias, para él, incómodas. Quiero decir que me parece una actitud, por parte del presidente Revilla, de lo más coherente, valiente y razonable.
Lapuerta pedía en el aeropuerto de Santander a los periodistas, que se respetasen sus ideas. Sí, hombre, sí, a usted se le respetarán sus ideas en el momento que usted sepa respetar un país como España, que es de todos, lo quiera o no lo quiera usted, y no ande por ahí propugnando su división y su quiebra.
Lo que me da la impresión es que Lapuerta de respeto sabe poco. Y si no que se los pregunten a los cuatro vicepresidentes del Barcelona que han sido espiados desde la presidencia del club para “protegerlos”, tal como han sacado a luz ayer los medios de comunicación.
No me queda más que repetir lo que he dicho muchas veces ¡Bravo, presidente Revilla!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
apestas trozo de mierda
ResponderEliminarvisca catalunya lliure
Felicidades. Es un mérito que una persona como usted que debe estar oliendo mierda desde que nació, aún distinga el olor. Pero no se con funda, la mierda que usted huele es la de su propio entorno. No venga buscarla a ningún sitio.
ResponderEliminarY otra cosa. A mí me conocen: me llamo Alfredo Caballero Sardina y vivo en Llanes (Asturias)y soy el titular de este blog. Espero de usted, cobarde de mierda, la mitad de los perendengues que yo tengo....
ResponderEliminarDon Alfredo:
ResponderEliminarCon dos cojones. Ya está bien de aguantar soplapolladas.
Un abrazo y ánimo con el blog.