Tras el bombazo de Santoña que aportó una nueva “muesca” en las cachas de la asesina pistola etarra con la muerte del brigada de artillería Luis Conde de la Cruz, y tras las declaraciones de siempre, por parte de los de siempre, las manifestaciones silenciosas de siempre, los aplausos de siempre y la parafernalia de siempre, volvemos a lo de siempre, si bien nos queda (al menos a mí) la satisfacción de las palabras pronunciadas por el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, que se ha vuelto a “mojar” diciendo lo que la mayoría pensamos y no nos atrevemos a manifestar públicamente.
Revilla le ha dado en los morros a un lehendakari que ya nos tiene hasta los mismísimos de falsos pucheritos de tristeza y de palabras vacías e insultantes, pero “políticamente correctas “. Nos tiene hartos de ambigüedades y bofetadas a la dignidad de un país, al que él mismo representa, indignamente, en el territorio vasco. Y nos tiene hartos de mentir y de tirar la piedra y esconder la mano.
Miguel Ángel Revilla, no es un presidente “políticamente correcto”, por eso dice lo que dice y por eso, al menos dentro de este juego macabro terrorista, acaba teniendo la razón. No es “políticamente correcto” porque no lo quiere ser. Porque es consciente de que si lo fuera no tendría su partido, el “Partido Regionalista de Cantabria”, la fuerza ganada en las urnas para ser la llave de la gobernabilidad de Cantabria. Y la tiene precisamente por eso, porque de políticos correctos y mediocres, este país ya se empieza a hartar.
El presidente “grande”, el que debería ser de toda España, no haría nada de más en seguir su ejemplo y empezar a llamar al pan, pan y al vino, vino y dejarse de rebuscar por los diccionarios palabrejas para disimular los crueles y reales hechos que están ocurriendo, bajo su mandato, también por ambiguo e irresponsable, y por no plantar cara a los desmanes de sinvergüenzas como el propio lehendakari.
La frustración que la clase política ha sembrado entre los españoles, nos lleva a no creer en aparentes propósitos, como ayer y hoy se han venido manifestando por miembros de esta clase. Y es que son casi mil muertos. Son ya casi mil veces las que hemos oído lo mismo, y casi mil veces que hemos sido engañados. ¿Cuántas veces más son necesarias?
Viendo esto, yo me quedo con Miguel Ángel Revilla. Cantabria prospera al ritmo de cualquier otra comunidad autónoma, o mejor, y, encima, su presidente no es “políticamente correcto”, lo que le permite hablar y decir verdades como los Picos de Europa.
Eso ya es algo muy importante. Si toda esa mafia que existe por ahí se apuntara a su carro, estoy seguro que en España habría muchos menos problemas.
Sin embargo, estoy seguro que nadie le hará caso porque no es conveniente hacérselo. Las manifestaciones de Revilla, tras la muerte del brigada Conde de la Cruz, se tomarán a chirigota y se tratará de que no trasciendan más de lo debido, aún con la importancia que revisten.
Para estos “políticamente correctos”, lo importante es que Revilla “mojara” por primera vez a los dieciocho año, en Bilbao y pagando.
¡Carajo de país este….!