La divulgación de las cintas en las que están grabadas unas lamentables conversaciones de los ediles del PP en Gijón, Pedro Muñiz, Eduardo Junquera y Luís Greco, nos viene a corroborar que existe gente en la política cuyo lugar natural de estancia debería ser un cubil de cerdos, o la mismísima cárcel.
Pero entonces habría que inventar una nueva clase política que en la actualidad no tenemos y hacer pasar a todos los que se postulen en unas elecciones por un tamiz, que tampoco está inventado, y que, por otro lado, haría casi imposible el juego político por falta de contendientes.
Y digo esto porque el hecho de prescindir de una lucha política a favor del pueblo, de sus ciudadanos y del bienestar de la nación, sustituyéndola, vergonzosamente, por unos objetivos que sólo van dirigidos al interés personal y partidista es, sencillamente, la única y egoísta meta que gran parte de los políticos se marcan en su siniestro y no divulgado programa electoral.
Muchas veces se ha dicho y se ha criticado en los medios. Pero, tristemente, esta situación no es exclusiva de los políticos en ejercicio, sino que también es compartida por sus votantes y simpatizantes.
El Gobierno que actualmente rige los destinos de esta España tan maltratada, a nadie se le oculta ya que obtuvo su última victoria en las urnas merced a la mentira y el engaño, amparados por una mayoría que antepuso sus objetivos de “victoria a toda costa”, a la verdad y el bienestar nacional.
Ahora nos rasgamos las vestiduras porque unos ediles populares del Ayuntamiento de Gijón, admiten en una conversación privada que, por desgracia para ellos fue grabada y echa pública, cual es la verdad, la asquerosa verdad, de sus objetivos políticos.
Muchas veces nos lo tenemos bien merecido por pasotas e irresponsables. En España, algo tan importante como es la política, se toma a broma y se enarbola como bandera particular y partidista, sin pensar ni ser conscientes que de una opción que llega al gobierno del país depende nuestro bienestar, nuestro prestigio internacional y nuestra influencia en el contexto de las naciones.
Pero es lo que hay. Es lo que hay porque nosotros mismos lo propiciamos al carecer de una mínima cultura política y de un mínimo sentimiento nacional. Para muchos de nosotros no existe España, existe el PSOE, el PP, IU, y los nacionalismos de turno. Tendremos mucho corazón, pero poca cabeza y así nos van las cosas.
Los ediles populares gijoneses deben ser apartados, de inmediato, de la actividad política al menos para ejercerla bajo las siglas que hasta ahora les vienen amparando.
Pero no sólo ellos, muchos más componentes de esta asquerosa clase política que nos toca sufrir, deberían ser investigados y apartados de este sagrado ejercicio.
La sentencia debemos dictarla nosotros, el pueblo español que habla a través de las urnas. Pero para ello habría que empezar por una profunda reforma de las leyes electorales y acudir a las convocatorias con listas abiertas, no amparadas y cerradas bajo siglas partidistas.
A los políticos es evidente que no les interesa, pero al pueblo debe interesarle y demandarlo. La soberanía de este país, hoy por hoy, reside en el pueblo, así lo dice nuestra vigente Constitución.
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