viernes, 8 de agosto de 2008

UN EJÉRCITO RARO

Los que tienen la dulce desgracia de ser miopes no podrán formar parte de las Fuerzas Armadas españolas. No hay mirada más dulce que la de una mujer miope. Nuestros ejércitos ya cuentan entre sus filas con todo tipo de aves raras a los que se podrán añadir los transexuales, es decir, “personas con cambios morfológicos en sus genitales externos”. ¡Toma ya!

Estos cambios se justifican en la necesidad de acabar con las discriminaciones, pero, digo yo, que se refieren sólo a las discriminaciones de algunos porque otros es evidente que siguen con el lastre de la discriminación incomprensible y “miope”.

Se puede entender lo de los miopes pues en nuestros ejércitos, que gozan de una gloriosa nómina de heroicos soldados, también hubo mucho miope, y con altísimas responsabilidades. Miopes que, por el contrario, ensuciaron muchas páginas que hoy se disimulan como se puede entre los libros de historia.

En los ejércitos no sólo se dispara contra un blanco humano o material, ni son, forzosamente, sus misiones exclusivamente bélicas. Precisamente en los tiempos actuales son más ONG,s que verdaderas fuerzas armadas, y díganme ustedes si no habrá mil y una misiones que pueda desempeñar un miope a la perfección.

Pero, macho, este Gobierno que nos ha tocado en suerte, es muy proletario y un defensor a ultranza de la igualdad y del menos favorecido. Sus conceptos en estos sentidos son tan diáfanos que no dejan lugar a dudas ni un mínimo espacio a la burguesía clasista y conservadora a ultranza.

Es muy propio de nuestros gobernantes luchar contra la discriminación, discriminando; contra la basura, esparciendo más basura; contra la descalificación, descalificando y contra las ataduras, apretando más los nudos. Es muy propio de esta adulterada progresía que también limita la incorporación a los ejércitos de los tartamudos.

A mí, lo de los gays, transexuales y otras especies raras, no es que me parezca ni bien ni mal, es que, sencillamente, me la suda. Si quieren incorporarlos a las Fuerzas Armadas, que los incorporen, si quieren recluirlos en guetos, que los recluyan y si les quieren dar la medalla a los sufrimientos por la Patria, que se la den. Lo que no entiendo es porque se limitan las oportunidades y se discrimina a las gentes que, sin quererlo, sin pedirlo y sin operarse, sufren otro tipo de anomalías físicas.

Estos casos, dice el proyecto de la orden ministerial refiriéndose a los transexuales, “suelen ser muy sensibles pues afectan a personas que habitualmente están sometidas a significativas tensiones emocionales por el proceso de transformación que han pasado o están pasando”

Hombre, yo no soy psiquiatra, ni tan siquiera psicólogo, pero no me parece el ejército el mejor colectivo para que estos personajes puedan encontrarse plenamente realizados y adaptados.

Digo esto porque un estamento como son las Fuerzas Armadas, donde, al menos en otros tiempos, el pene y los testículos varoniles era auténticos galones de mando entre la tropa, determinados hechos o comentarios pudieran llegar a herir la sensibilidad de esas personas, aunque la falta, en unos casos, y lo postizo en otros, no debería, claro está, suponer un hecho de limitación para el servicio.

Las Reales Ordenanzas de Carlos III, vigentes en el Ejército hasta no hace muchos años, decían en uno de sus artículos: “Yo no quiero en mis ejércitos, ni gitanos, ni murcianos, ni gentes de mal vivir”. Lo de murcianos, muchas veces se ha intentado aclarar, no iba dirigido a las gentes de Murcia, sino que “murciar” era robar, y el Rey ilustrado a eso quiso referirse.

Hoy en los ejércitos de España caben todos. Bueno, todos no, excepto los miopes y los tartamudos, depende de qué grado.

Sí, que duda cabe. Este es un ejército raro.

1 comentario:

  1. Ahora ya podemos leer tus comentarios de una forma más fácil. Espero y deseo que los habituales y los que no lo son tanto disfruten de ellos. Sería bueno que tú pusieses un enlace de tu Blog a mi página.
    Un saludo
    Nel Melero

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