Parafraseando a Jhon Kennedy, no deberíamos pensar los españoles qué puede hacer España por nosotros, lo que debemos preguntarnos es qué podemos hacer nosotros por España.
Y ¿qué podemos hacer? Pues el ministro de industria, Sr. Sebastián, nos ha dado ayer unas cuantas ideas: “Cada vez que levantamos el pie del acelerador mejora la renta nacional”. “Cada vez que sustituimos una bombilla incandescente por otra de bajo consumo mejora el Producto Interior Bruto”. “Cada vez que cogemos el metro o reducimos el aire acondicionado hacemos algo por nuestro país”.
Estas son unas de las más de treinta medidas que el ministro Sebastián ha exprimido de su fecundo cerebro, y cuyo objetivo no es otro que poner coto con carácter de urgencia al ingente derroche en que incurre este país y tratar de ahorrar, para 2011, el equivalente a unos cuarenta y siete millones de barriles de crudo.
Los españoles, al igual que los ciudadanos de otros países, puede que no seamos conscientes del volumen de las importaciones de petróleo ni de los elevados costes que suponen para el Estado hasta poner en peligro, como es nuestro caso, la estabilidad económica de la que veníamos gozando. Sin embargo, sí sabemos que todos esos importes son recuperados con creces por las ventas a los ciudadanos que pagan un precio mucho más elevado como consecuencia de los impuestos con que los derivados del petróleo son gravados.
La mayoría de los ciudadanos no entendemos de macroeconomía, algo que hasta los expertos del Gobierno parecen desconocer también, pero sí entendemos de economía básica que es la que funciona en nuestras casas y sabemos que si entran diez y salen doce, la cosa no puede marchar.
Por eso las recomendaciones del ministro que protagonizó este nuevo parto de los montes, llega tarde, y su semilla cae ya en campos que despuntan la cosecha. Y es que cualquier españolito sabe que cuanta menos luz y agua consuma, mas liviano va a llegarle el recibo hidroeléctrico. Lo mismo le ocurre con los carburantes y otros bienes consumibles y, por tanto, piense lo que piense el ministro, estas medidas ya se vienen adoptando por la inmensa mayoría de los ciudadanos, y no quizá por hacer algo por España, por su país, sino porque no le queda otra alternativa para llegar a fin de mes.
Que los consumos de las diferentes materias han crecido de forma muy importante es un hecho incuestionable, pero hay que fijarse en el aumento de población que ha experimentado el país y sacar conclusiones serias de si, efectivamente, esto se trata pura y duramente de un derroche sin sentido o de un consumo necesario para cuarenta y siete millones de españoles.
En tiempos de posguerra, años cuarenta y más, se consumía poca agua en España porque en gran número de casas no la había. Con la luz ocurría lo mismo, porque la mayor parte del día y de la noche no la conectaban y, además, los electrodomésticos estaban por inventar. De aquella los coches utilizaban gasógeno y los derivados del petróleo, combustibles a parte, ni se conocían.
Podríamos volver a aquellos tiempos y superaríamos la crisis en seis meses como mucho, pero habría que volver al carburo, al gasógeno y a lavar al río.
Hoy España, como cualquier país moderno, está acostumbrada a las comodidades que la ciencia ha puesto en sus manos. A ver quien es el que se resigna a leer con velas o conducir su coche a sesenta por hora. A ver quien es el que prescinde del aire acondicionado que le costó un pastón instalar, aunque realice un consumo moderado. Y, a ver a cual de nuestras mujeres le decimos que hay que volver a lavar a pedales.
Estás medidas del ministro Sebastián están inspiradas en otras iguales, o muy parecidas, que hace años implantó Fidel Castro en Cuba. Pero España, gracias a Dios, no es Cuba y no sufre bloqueos ni –pienso yo- dictaduras cuyas órdenes hay que acatar sin rechistar. ¿Conocerá Sebastián los resultados obtenidos por estas medidas en el país caribeño?
Yo creo que la superación de la crisis, finalmente admitida como tal, no nos la va a traer ese paquete de medidas, aunque pueda ayudar a superarla. La crisis se superará cuando se apliquen políticas inteligentes y adecuadas y cuando se reconozcan los errores y se trate de darles soluciones. Superaremos los años de vacas flacas cuando el Gobierno se de cuenta de que hay muchos agujeros –no sé si negros o blancos- por donde se escapa un porrón de dinero público y sepa y tenga la firme voluntad de taparlos. Y también podrá superarse esta crisis, cuando el Gobierno asuma su parte de culpa y deje de cargarle todo el muerto al españolito de a pie.
El ministro de industria, don Miguel Sebastián, está dispuesto a colaborar. De momento ya se ha quitado la corbata. Ya ven….
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Menos mal que hablamos de la octava potencia industrial del mundo, menos mal tenemos un estado progresista. Menos mal que hemos sembrado el país de huertos solares en cuya construcción se han invertido miles de millones y millones de megavatios que nunca se podrán recuperar pero que no quedarán nunca en el olvido porque las compañias eléctricas nos lo iran recordando mes a mes en nuestros recibos. A todos muchas gracias por su visión de futuro tan realista
ResponderEliminar