Zapatero calla ¡peligro! No ha desvelado si habló con Mohamed VI sobre Ceuta y Melilla. Conociendo a ZP es para tener miedo. Los marroquíes, empezando por su Rey, han hecho la "trompetilla" a los representantes de España, encabezados por el presidente del gobierno. Un presidente que sigue viviendo fuera de la realidad cuando dice que las relaciones entre Marruecos y España son “profundas y sólidas”.
No le falta razón. “Profundas” porque, indudablemente, de tan profundas no se ven. Y “sólidas”, me imagino yo que será porque Marruecos, como debe ser y debe aprender el propio Zapatero, siempre está al sol que más calienta.
El primer ministro marroquí Abbas El Fassi, solicita de España la “recuperación” de las dos plaza africanas, Ceuta y Melilla, porque "así lo sienten los marroquíes y su Rey".
Zapatero y Moratinos lo tenían fácil para argumentar: No se puede “recuperar” lo que nunca se ha tenido. Y, en cuanto al deseo del pueblo marroquí y su monarca, pues mire usted que coincidencia, estamos en poder de las mismas razones que usted esgrime pero al contrario: No es deseo de los españoles, ni de su Rey, regalar parte del territorio milenario de España a ningún sátrapa, y mucho menos cuando este territorio se exige de forma chulesca y con desprecio a los dueños incuestionables de su soberanía. Caso cerrado y vamos a otra cosa.
El protocolo marroquí ante la visita del jefe del Ejecutivo español, registró notables errores o faltas de respeto a España entre los que destaca la presencia de una sola y minúscula bandera de España, que fue izada al revés para que ondeara invertida, entre un mar de enseñas y símbolos marroquíes.
El presidente español trató de quitarle importancia al “detalle” y calificó este hecho de una "simple anécdota".
Pues no señor, esto no es una simple anécdota. Lo que ocurre es que ZP tiene en su haber personal, graves faltas al respeto de las enseñas de otros países, como ocurrió con la bandera norteamericana en un desfile de las FF.AA., en el que participó una representación del ejército estadounidense, permaneciendo vergonzosamente sentado, por un berrinche personal, al paso del glorioso símbolo de ese país.
Por eso Zapatero no está autorizado a quejarse y por eso no ha podido hacerlo. Los errores se pagan, tarde o temprano. No se pueden anteponer a los intereses de la patria las ideologías personales o los principios de partido. España, como país soberano, está por encima de todas esas cuestiones, y eso, Zapatero debería saberlo, porque es elemental.
Ese es el precio que ha pagado España ante la ofensa marroquí, por culpa de su presidente: agachar la cabeza y joderse.
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