lunes, 21 de julio de 2008

ETA, OBJETIVOS CUMPLIDOS.

He de andar con cuidado porque los bombazos, últimamente, se localizan en las playas y temo que a mí querida Toró, le pudiese tocar en cualquier momento.

ETA sabe que no le es difícil lograr sus objetivos pues, aunque le falle la estrategia, los medios de comunicación le van a dar una cobertura tan amplia que compensará con creces las metas que se propuso alcanzar.

Es incomprensible el despliegue informativo que originó la "gamberrada" de los miserables etarras que, como todos los años, dieron comienzo a su particular campaña turística que persigue sembrar el miedo y la desazón entre los despreocupados veraneantes de las costas españolas.

Ese es, ni más ni menos, el miserable objetivo de los etarras que no lograrían sin la colaboración, consciente o inconsciente, de la generalidad de los medios de comunicación.

Y, para colmo, las manifestaciones de los políticos y gobernantes de turno. "La mejor forma de asegurarse una larga estancia en la cárcel, es ingresar en ETA", Rubalcaba dixit. ¡Hay que tener morro! Sí, hombre, sí, y sino que se lo pregunten a De Juana Chaos. Veinticinco asesinatos, dieciocho años de cómoda cárcel. Buena comida y buenos vinos, buena sanidad y orgasmos permitidos y custodiados. Paseos vigilados y buenas recomendaciones gubernamentales.

Si se hubiesen quedado callados, medios y políticos, ETA no hubiese alcanzado ningún objetivo, y si Rubalcaba no dijeses pendejadas, se hubiera ahorrado que muchos españoles se hubiesen acordado de su señora madre.

Pero aquí somos así, nos mean y encima lo publicamos en todos los medios, para dar más fortaleza e importancia al meón.

Han ocupado más espacio en los medios los cuatro petardos "antiturismo" que los etarras colocaron en Laredo y Noja, que el congreso de los socialistas catalanes.

Suerte tienen algunos, que cuando interesa que no se mire hacia cierto lugar, siempre encuentran algún motivo para desviar la atención del respetable.

Ya lo único que nos faltaba era que se quedara embarazada "La Malva".

¡País este, coño!

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