sábado, 12 de julio de 2008

Diecisiete horas para comprar un iPhone

España se acuesta monárquica y se levanta republicana. España se acuesta de José Tomás y se despierta aclamando al Juli. España se acuesta sin cenar, por la crisis, y se levanda a las cuatro de la mañana para hacer cola y poder ser el primero en ¿disfrutar? del nuevo iPhone de Apple que Telefonica empezó a comercial ayer en exclusiva para España.

España es así. Nos pese o no nos pese, seguimos siendo España. ¿Diferentes? Pues no lo sé porque no tengo ultimamente experiencia en las chorradas de las gentes del exterior, aunque tengo el convencimiento de que, por lo general, son más responsables y se ciñen con más facilidad a las exigencias de las circunstancias.

Todas las personas que soportaron horas y horas de espera en la cola que se formó al lado del emblemático edificio de Telefonica en la Gran Vía madrileña, seguro que ya tenían su "juguetito móvil" que les bastaba y les sobraba, pero les urgía poseer lo último de lo último, el non plus ultra de las comunicaciones.

Es vital para ellos, para su trabajo, para que la economía familiar funcione, para que sus niños presuman entre sus amiguetes: "Mi padre es los primeros que ha conseguido el iPhone", ¿a que no lo tiene el tuyo?.

No sé lo que puede costar esta monada de celular, que dirían en América, pero calculo que, al menos, dos o tres machacantes de dos ceros. Pero el "paratu" ya está en casa. ¿Hay algo hoy para comer....?

¡Como no va a estar ZP convencido de que no hay crisis! Ni crisis, ni una cierta desacelaración. Solbes ya no sabe para donde mirar ni que decir. ¿Lo ves abuelito, pájaro de mal aguero.., lo ves? Crisis, crisis, ¡Anda ya...!



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