Alfonso Ussía, ya está en su querida Comillas para pasar sus merecidas vacaciones. “Cuando vengo a Comillas de vacaciones, vengo a disfrutar con mis amigos, a descubrir nuevos valles, a gozar del paisaje montañés y a jugar a los bolos”.
Ussía, descubrió La Montaña y los bolos montañeses, no por casualidad pues este fecundo escritor y periodista, un día fundió su amor con una mujer que, como él mismo dice, “regaló a nuestros hijos su sangre montañesa”. Y, a él mismo, le regaló La Montaña entera y su cultura, de la que forma parte inseparable el juego de los bolos.
Alfonso, es un enamorado de este juego: “En los bolos montañeses se reúnen todos los requisitos del deporte. Quizá por ello, yo, que llevo treinta años practicándolo, sigo siendo un petardo”.
Pero presume de su buen estilo –como muestra la foto que ilustra este comentario- para lanzar la bola, y no le falta razón. Él ama los bolos, lucha por los bolos, con su pluma y su influencia en el mundo cultural y empresarial. Lleva en el alma los bolos.
Pero, poco a poco, este hombre que ha hecho tanto por el juego que identifica a una región entera y al rincón oriental de la vecina Asturias, se va sintiendo desilusionado y decepcionado.
Parece que se desestima su valiosa aportación. Ve escaso futuro en el juego que hoy se centra en la liga nacional y en competiciones de élite, alejándose de lo popular e, incluso, de lo cultural.
Días pasados se asomó a las páginas del “Diario Montañés” y manifestó su criterio, sobre La Montaña y los bolos, con la claridad y la valentía que le viene caracterizando en sus diarios artículos de prensa y no se manifestaba, precisamente, optimista. El juego de los bolos, comenta, hoy está en manos de cuatro y no se ha desarrollado pese a los esfuerzos que muchos hicimos.
Y es que no se puede olvidar que Alfonso Ussía logró, y puso en marcha, la prueba más importante que hoy existe de este juego: El Torneo Banco Santander. Su filosofía sobre el juego impone ligereza, emoción, espectacularidad, filosofía, en fin, de campeones, sin perder la raigambre. Ussía ha entregado mucho a los bolos y no se le está reconociendo, ni tampoco escuchando. De ahí sus frases duras cuando se le entrevista por algún medio y sale a la palestra el tema de los bolos.
En nuestra tierra peñamellerana, se le distinguió con el premio Pico Peñamellera por su labor inestimable por el juego de los bolos. Por eso, Alfonso Ussía es patrimonio nuestro. Patrimonio de los bolos y debemos valorarlo por sus apoyos importantísimos que, lamentablemente, no se han sabido, o no se han querido, estimar en su justa medida.
Los bolos son del Pueblo y el Pueblo debe ser su único tutor. Los bolos no son de los cinco o seis jugadores que arrasan en la mayoría de los concursos ni de los mandos federativos, ni de los promotores o patrocinadores de las Peñas. En los bolos, como en cualquier otro patrimonio cultural, no se debe caciquear. Ese es el gran error.
Por eso, los bolos deben ser devueltos al pueblo para que cuide su juego y cuanto representa y pueda ser entregado en su pureza a futuras generaciones.
Si nosotros mismos no sabemos valorar y apreciar las aportaciones valiosísimas que personas como Alfonso Ussía nos han querido brindar, mañana tendremos que lamentarnos de la paulatina desaparición de una de nuestras más ancestrales tradiciones culturales.
Y vamos por este camino porque, como el propio Alfonso manifestaba al Diario Montañés, “cuando vas a una bolera, es difícil encontrar a una persona joven o a una tía buena”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, utiliza en tus comentarios la educación y el respeto.