JOSÉ MARÍA AZNAR, EL "PERRO DEL HORTELANO"

Con todo el respeto que me merece y con todo el reconocimiento hacia su labor, en el PP y en España, durante los ocho fructíferos años en los que fue presidente, pero a mi José María Aznar se me está pareciendo, cada vez más, al perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

La nueva secretaria general, María Dolores de Cospedal, se lo dijo claramente no hace muchos días con, más o menos, estas palabras: Aznar ya no está, y sin Aznar, el PP consiguió en los últimos comicios más de diez millones de votos. Más de diez millones de votos, que no son “moco de pavo”. Y esos más de diez millones de votos los consiguió la candidatura encabezada por Mariano Rajoy, lo que viene a ser una razón, creo que suficiente, para que le dejen caminar y, sino quieren darle su confianza, al menos merece que le dejen trabajar en paz y sin zancadillas.

Primero, porque no es elegante ni solidario dedicarle ataque tras ataque sin aportarle ningún tipo de ayuda. No es elegante, si no todo lo contrario. Es algo inherente a personalidades rencorosas, de niños de instituto, que no se resignan a perder el protagonismo que un día ejercieron.

No es presentable, ni políticamente correcto, el desprecio y la indiferencia que el expresidente Aznar muestra públicamente a Mariano Rajoy. Se vio y se palpó en el último congreso nacional del partido, y se volvió a constatar ayer en el Campus de FAES, en Navacerrada.

¿Quién, con estas actitudes públicas, puede transmitir a los votantes y simpatizantes, una imagen de unión y de fortaleza de un partido que pretende ganar las próximas elecciones generales y gobernar España?

Aznar, se está equivocando de medio a medio. Sus actitudes ya rayan en lo chulesco y en lo irresponsable. Puede no gustarle el nuevo aire que Rajoy quiere imprimir al PP, puede, simplemente, no gustarle Rajoy, puede que aún quiera seguir siendo él quien dirija el partido (se fue, en su día, pero quiere permanecer), a saber lo que se le pasa por la cabeza. Pero lo que está claro es que debe cambiar de actitud, y si no cambia, hará mucho daño al partido.

Aznar, que no es tonto, debe comprender, por su bien, que la historia es capaz de olvidar las cosas positivas que los políticos aportaron, pero lo que nunca olvida son los errores, por muchos aciertos que, anteriormente, puedan haber sumado en su haber.

Aquí no hay una guerra abierta porque Rajoy es un hombre de larga experiencia, de una envidiable paciencia y con un caparazón y una mano izquierda (fíjense que paradoja) al más puro estilo gallego, que le impide entrar al trapo engañoso.

Hoy por hoy, Mariano Rajoy, es el presidente del PP, y el responsable del rumbo que debe tomar el partido. José María Aznar, mas que le pese, es, simplemente, el presidente de honor. Esperemos que no sienta la tentación en perder ese “honor” por el deseo, incomprensible y mezquino, de volver a ser presidente a secas.

Rajoy ofrece al Gobierno un gran pacto nacional para salir de la crisis.