martes, 12 de agosto de 2008

EL EXPERIMENTO "FILADELFIA"

Científicos de la universidad de Berkeley y del Lawrence Berkeley Laboratory, California, a las órdenes y con financiación del Pentágono han conseguido, por primera vez, un material que hace que la luz esquive objetos tridimensionales haciéndolos invisibles.

La invisibilidad de la materia es un viejo sueño de la Humanidad sobre el que se ha investigado, desde los viejos laboratorios alquimistas de hace siglos, hasta los más modernas y avanzadas instalaciones de los tiempos modernos, en los que se han materializado sueños que nuestros abuelos hubiesen considerado auténticas utopías propias de las novelas de Julio Verne.

En el siglo XX, donde la investigación en la industria militar, agudizada por las necesidades impuestas por dos trágicas guerras mundiales, dio a luz proyectos armamentísticos inimaginables pocos años antes, ya se experimentó con la invisibilidad de grandes buques de guerra.

Estas investigaciones dieron lugar al “Experimento Filadelfia”, un secreto llevado a cabo por la marina estadounidense en los astilleros navales de Filadelfia, en el estado de Pensilvania, a finales de octubre de 1943. Pero este experimento, también conocido como “Código Arcoiris”, terminó muy mal.

El experimento fue dirigido por el Dr. Franklin Reno, también conocido por Rinehart, como una aplicación militar de la teoría unificada o “teoría general de la gravedad” de Albert Einstein. En resumen, la teoría postula la interrelación entre las fuerzas de la radiación electromagnética y la gravedad. Mediante una aplicación especial de la teoría, se creía posible, usando equipo especializado y suficiente energía, curvar la luz alrededor de un objeto, volviéndolo esencialmente invisible.

Estas pruebas tuvieron un cierto éxito en un principio pues el barco elegido para el experimento, el acorazado USS Eldridge (DE-173), se volvió casi totalmente invisible entre una especie de niebla verdosa.

El equipo fue recalibrado y el definitivo experimento se llevó a cabo el 28 de octubre de 1943. Esta vez, el Edridge no sólo se volvió totalmente invisible a la vista, sino que, de hecho, desapareció del área entre un relámpago azul.

Al mismo tiempo, la base naval norteamericana de Norfolk, Virginia, a 600 kilómetros de distancia, reportó haber visto al Edridge en sus costas durante varios minutos, al final de los cuales desapareció para reaparecer nuevamente en Filadelfia, en sus coordenadas originales, lo que fue considerado un caso accidental de teletransportación.

Los efectos de este experimento sobre la tripulación de la nave fueron graves. Casi todos cayeron gravemente enfermos y algunos sufrieron deterioro mental tras la experiencia. Algunos otros miembros, simplemente se “desvanecieron” y otros tripulantes se fusionaron con el metal del navío. Los ideólogos y directores del proyecto, murieron, a su vez, en extrañas circunstancias. A otros que fueron dados de alta, parece ser que se les lavó el cerebro para que olvidaran los detalles de la experiencia.

Horrorizados, los oficiales navales cancelaron el proyecto inmediatamente y nunca más se ha hecho pública, hasta ahora, ninguna investigación que sobre la invisibilidad de la materia se hubiese podido llevar a cabo.

El experimento “Filadelfia” quedó envuelto en un halo de misterio y de incógnitas jamás explicadas y los investigadores que estudiaron el caso se encontraron con verdaderos muros insalvables y con la total falta de material.

El acorazado Eldridge fue desmantelado y luego vendido a Grecia, pero antes, las 300 toneladas de instrumentos que llevaba a bordo desaparecieron. Sus cartas de navegación se perdieron, la bitácora del barco también desapareció, el Instituto Naval norteamericano no tiene casi fotos en sus archivos del Eldridge, los tripulantes del barco que quedaron con vida se esfumaron y todo lo relacionado con el código “Arcoiris” y el experimento Filadelfia, también desapareció

Por supuesto, los resultados que los científicos estadounidenses han obtenido últimamente, y a los que les quedan muchos pasos para constituir algo definitivo, sólo se destinará a uso militar.

Nuestro mundo, posee recursos suficientes como para que nadie pase hambre en el planeta. Existe capacidad tecnológica y científica suficiente para la investigación y curación de enfermedades que acaban diariamente con la vida de numerosos habitantes de la Tierra. Pero, por desgracia, también tenemos guerras. Guerras y ejércitos que consumen la mayor parte de esos recursos. Lo que Dios nos ha dado para vivir, lo empleamos en destruir y matar semejantes.

Yo también quisiera que todo esto se hiciese invisible.

1 comentario:

  1. Cuidadín que a lo mejor utilizan ese método para camuflar urbanizaciones a pie de playa

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