martes, 7 de octubre de 2008
MIGUEL SANZ O EL INTERÉS PERSONAL
(Miguel Sanz y Mariano Rajoy)
Yo he reprochado en distintas ocasiones, porque lo veo inmoral, que los partidos políticos que gobiernan, bien a nivel central o autonómico, pongan como prioridad sus propios intereses, a los de España o a los de la comunidad que les toca presidir.
Ejemplo de esta inmoralidad nos la está dando Miguel Sanz, presidente de Navarra y de la Unión del Pueblo Navarro (UPN), partido que comparte filosofía política con el PP y, hasta ahora, considerado su aliado en el territorio foral.
Ambos partidos han caminado juntos estos últimos años tras los mismos objetivos políticos y arrimándose los hombros en las votaciones del Congreso, mostrándose favorables o contrarios a las propuestas gubernativas y compartiendo criterios en común, merced a los pactos establecidos entre ambas formaciones políticas.
Todo iba bien en un principio; el PP gobernaba en España y la UPN en Navarra, hasta que las tornas fueron cambiando. El PP perdió la gobernabilidad de España pero la UPN seguía fuerte en Navarra, hasta que en las últimas elecciones autonómicas la victoria en votos alcanzada por la UPN, no le fue suficiente para formar gobierno en la Comunidad Foral y tuvo que recurrir y aceptar el apoyo de los socialistas navarros, PSN.
Tardaba en llegar el pase de factura que, lógicamente, la UPN debía satisfacer a los socialistas y ésta se presentó ahora con motivo de la falta de apoyos suficientes que tiene el Gobierno central para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, tan denostados y criticados por el PP.
Los socialistas navarros le han venido a decir a Miguel Sanz que, o apoya los Presupuestos o al menos no los vota desfavorablemente, o que su poltrona peligra. Esta situación no creo que le haya pillado a Sanz desprevenido, si no todo lo contrario, pues muy posiblemente formaba parte del precio por los apoyos recibidos de los socialistas para su investidura, y ahora, al presidente navarro se ve en una encrucijada difícil de decidir.
Si apoya o se abstiene en la votación de los Presupuestos, Rajoy se verá obligado, cuando menos, a revisar el clausulado de su pacto de unión con la UPN. Si no los apoya, los socialistas le retirarán su apoyo para seguir gobernando Navarra. Es decir, que unos y otros le tienen agarrado por sus atributos masculinos.
Parece ser que Miguel Sanz lo tiene claro y no ira en contra de los Presupuestos Generales y así podrá seguir en la poltrona, que es lo que a él le interesa. El resto es menos importante. Los votantes de la UPN y sus deseos de que se aplique una política acorde con sus ideas, que es la que aplicará el hermano mayor, PP, no le importa mucho al dirigente de la UPN, que ya ha mostrado en los medios su intención de desviarse de la línea conservadora.
Así las cosas, Rajoy debe poner en su sitio a Sanz y a su formación política, y no debe admitir una traición como la que se proponen ejecutar desde la UPN, sin la correspondiente y contundente respuesta.
Bien es cierto que los planteamientos de Sanz no gozan de unanimidad en su propio partido, pues uno de sus dos diputados en Madrid, Santiago Cervera, choca en sus apreciaciones con el discurso de Sanz y manifiesta que no seguirá, en este caso, la disciplina de voto. Es el mismo criterio de un histórico miembro de la UPN, hasta ahora con mucho peso específico dentro del partido, Juan Ignacio del Burgo.
Esto es la mierda que llevan a la política los políticos indignos. Sanz, podrá estar de acuerdo con los presupuestos confeccionados por el Gobierno central (que seguro que no), pero entonces no está en el lugar político que le corresponde y, él mismo, debería haber dado por finalizados los pactos con el PP, evitando así que sea Rajoy el que tenga que tomar la decisión.
No se pueden, y esto ya es muy viejo, tocar las campanas y estar en la procesión. Hay que aclararse en lo que cada quien quiere o pretende. En el caso de Sanz, debe discernir entre seguir sentado en la poltrona, de forma indigna, o ser coherente con el pensamiento político que ha venido teniendo hasta ahora.
Aquí debe Rajoy mostrar su talla política y tomar las decisiones que, desde un amplio sector de la coalición, se le está exigiendo.
Con este proceder, Miguel Sanz puede estar cavando su tumba política. Él se lo ha buscado.