domingo, 26 de octubre de 2008

GARZÓN LLAMA A LOS FALANGISTAS QUE AÚN VIVEN

Cualquier falangista de primera hora, "camisa vieja" que viva hoy, tendrá como mínimo noventa años, y ninguno de ellos ha sido responsable del gobierno de España durante los años franquistas.

Fueron hombres o mujeres que, dentro del régimen, tuvieron determinados puestos de cierta responsabilidad, pero no creo, ni está demostrado, que ninguno de ellos se hubiese dedicado a firmar penas de muerte.

Fueron gentes que, como ocurre ahora con el socialismo gobernante, les tocaron puestos de trabajo en la Administración por el mero hecho de ser falangistas o, simplemente, adictos el régimen. Igual, exactamente igual que ocurre ahora, con el agravante de que se dice que esto es una democracia y que todos los españoles somos iguales ante la ley. Por lo tanto, es mucho más grave lo que está ocurriendo ahora que lo que ocurrió bajo un régimen dictatorial en el qué -yo lo sé porque lo viví, y muchos también lo saben aunque no lo quieran admitir- se adjudicaron muchos puestos a personas que habían sido, manifiestamente, contrarias a la sublevación militar del 36, y que luego se “reconvirtieron”. Solamente de mi pueblo les podría citar a varios. ¿Qué no habría a nivel nacional?

Ahora, Baltasar Garzón, puede llamar a declarar a los pocos que quedan de esa época. Personas que se honran en ser o haber sido falangistas. Personas que están orgullosas y satisfechas de haber cumplido con el deber que les tocó cumplir en aquél momento. Personas que no van a negar nada, ni por miedo a Garzón, ni por miedo a un sistema mucho más cruel y depravado que en el que ellos participaron. Personas que su próximo destino será formar junto a sus compañeros fallecidos.

Se abrió la caza de los “nazis” españoles. Garzón, un arquetipo que, según opinión de la gran mayoría de intelectuales, políticos, jueces, deportistas, artistas y demás familias que pueden hacerse oír en España, ha perdido los papeles y se ha embarcado en una aventura sin sentido que el único resultado que va a tener es el apoyo a un gobierno sectario y manipulador, que sólo tiene como norte la descomposición de la España que los hombres y mujeres que hoy han llegado a cumplir más de noventa años, supieron alejar de los peligros y engaños de un Frente Popular arrodillado ante la Unión Soviética, rompe la paz de estas gentes y busca en sus humildes historias responsabilidades que pudieran purgar.

Si Garzón no es capaz de respetar a los muertos ¿cómo iba a ser capaz de respetar a los vivos?

A mí me ha tocado vivir en mí época. Ni he sido falangista, ni tan siquiera del Frente de Juventudes. Nunca me puse un uniforme de falangista ni en la escuela de mi pueblo. He cantado el “Cara al Sol”, porque es un himno que me encanta, pero sin que nadie me hubiera obligado a hacerlo.

Siempre he sido de “derechas” y siempre me he sentido orgulloso de serlo, aunque nunca he menospreciado a la “izquierda” porque contiene una doctrina política –que nunca se ha llevado a cabo- tan digna como cualquier otra ideología. Tengo, y me siento orgulloso de ello, muchos amigos de izquierdas, que nos respetamos y compartimos inquietudes políticas desde nuestros distintos puntos de vista.

No he deseado nunca nada de lo que no me ha correspondido vivir, pero hoy me hubiese gustado tener noventa años y haber sido falangista. Y hubiese gozado con que Garzón me llamase para pedirme cuentas.

Me hubiese puesto mi antigua camisa de falange, con el yugo y las flechas, abiertos los botones hasta mitad del pecho. Le hubiese mirado fijamente a la cara y le hubiese escupido en ella. No por mí, por España y por todos mis compañeros que un día, ya lejano, inventamos una nueva España que ya estaba podrida, y a la que gentuza como él quieren regresar.