Mucho se ha escrito y se ha dicho ya sobre la ausencia de España (no confundir con Zapatero) en la próxima cumbre de Washington. Pero yo no puedo pasar sin dejar en mi particular archivo, que es este humilde blog, mi percepción sobre esta cuestión que está levantando ampollas entre la clase política española. Parafraseando a don Sabino Fernández Campo, en esta cumbre, España, “ni está ni se la espera”. Ese es el hecho cierto y doloroso.
Ayer leía en un artículo periodístico, que la derecha española está feliz por esta ausencia de España en un foro tan importante. La periodista que firmaba el artículo, trataba de cargar las responsabilidades de esta ausencia al PP, distrayendo con sus comentarios y argumentos, absurdos e irresponsables, las verdaderas causas de esta ausencia.
Yo, particularmente, lamento como español que España vaya a estar ausente de esta cumbre. No sólo lo lamento. Es más, me sonroja y me duele en el alma. Me duele el desprecio a mi país, España, que aportó mucho a la civilización occidental cuando los Estados Unidos de Norteamérica aún no existían ni en los conocimientos geográficos de un mundo, supuestamente avanzado, que ignoraba su existencia en el mapamundi.
La derecha española no se puede convertir en la disculpa de lo que hoy está pasando. Ni por muchos artículos periodísticos que se escriban, ni por muchas tonterías que pueda decir, a través de los medios, el genio del bosque animado y generalísimo de las grandes bufonadas que en este país se puedan decir, que nada aportan ni a la política interior ni exterior de España, sino al desaliento y a la descomposición de un frente que, ahora como nunca, necesita España para hacerse oír en el mundo. Como podrán haber adivinado, me estoy refiriendo al impresentable Pepiño Blanco.
Si, como he dicho, lamento como español el trato que se le está dando a España en esta candente cuestión, lamento mucho más los motivos. Tenemos la desgracia de tener un Presidente de Gobierno que ha hecho de España una nación discutida y discutible. Un Presidente que no respeta a su país, no puede pretender ser respetado por nadie, y de ahí vienen nuestros males.
Las relaciones internacionales son un asunto muy serio. No se trata de las relaciones dentro de un partido que, aunque con peso específico en España, significa poco a nivel internacional. Este presidente nunca fue consciente de que presidía un gobierno, el gobierno de España, y seguía anclado en sus lecturas infantiles, e imbuido por la filosofía medieval del Capitán Trueno y del Jabato.
Tiene un rol de incumplimientos infantiles que no podían haber desembocado más que en un rechazo internacional en toda regla, abanderado por el presidente norteamericano. El señor Zapatero no sabe para qué está donde está. No es consciente de lo que supone ser un presidente de gobierno. Nunca lo ha asimilado porque nunca se lo creyó. No conoce la historia de España y, por eso, no sabe que en ella hubo personajes, como Godoy, que también tuvieron toda la responsabilidad del poder y casi terminan con España. Él, también es uno de esos personajes que de vez en cuando nos depara la negativa providencia.
Desaire a la bandera norteamericana, portada por unas tropas invitadas el desfile de la fiesta nacional de España. Retirada de las tropas españolas de Irak, ignorando los tratados de alianzas entre Norteamérica y España, en la única promesa electoral que cumplió, sin sopesar las consecuencias internacionales. Tratos inexplicables y provocadores con ciertos tiranos. Proyectos de una llamada “Alianza de Civilizaciones”, totalmente apartada de las intenciones de los países occidentales en los que, por otra parte, quiere estar integrado. Y un largo etcétera de deslealtades y provocaciones a la comunidad internacional, que han desembocado en lo que hoy sufre España.
No tenemos un presidente, ni consecuentemente un gobierno, que tenga los pies en el suelo. No sabe ni entiende de relaciones internacionales. No sabe que a la mayor potencia del mundo, los EE.UU, no se la debe provocar de forma tan ligera e irresponsable, porque es la que marca las pautas, nos guste o no nos guste. No sabe que para hacer política debe tirar a la basura sus lecturas infantiles y ceñirse a la realidad del mundo de hoy. No sabe que don Quijote fue un mito, invento literario de don Miguel de Cervantes, aunque de él se puedan sacar muchas enseñanzas. No sabe más que reírse cuando no toca y tiene como referencia a bufones como Hugo Chávez, Castro y algún otro personaje que por no tener nada que perder, llaman a los norteamericanos “Yanquis de mierda”.
Es igual que Chávez, pero sin petróleo. Es un perfecto irresponsable y, ahora, quien puede nos pasa factura. Puede que no sea el momento, como ha dicho Rajoy, quien desea como español que España esté en la cumbre de Washington, pero la política y algunos políticos dan esa pincelada de crueldad. Castigan a todo un país por las meteduras de pata de sus mandatarios.
Me duele este desprecio a España, pero más me duele tener un presidente de gobierno indigno y, además, poco o nada dispuesto a rectificar. Un presidente de gobierno culpable de toda esta vergüenza que, además, tiene la osadía de querer echarle la culpa a la derecha.
Este personaje ya tiene su página en la historia de España. En la página de la ignominia, tan cargada de personajes nefastos que en nuestra historia ha habido.
Pocas veces España ha caído tan bajo. Y mucho me temo que seguiremos cayendo. ¡Pobre España!
NO CREO QUE ESPAÑA SE RIA