martes, 22 de julio de 2008

Descansa en paz Iván. Los culpables de esto, no podrán descansar nunca.

Si los llaniscos, los ribadevenses, los peñamelleranos, los riosellanos y los asturianos todos, y los españoles todos, tuviésemos lo que hay que tener, hoy deberíamos protagonizar una de las más sonadas manifestaciones reivindicativas más justas y necesarias de las que pueden organizarse.

El motivo es vergonzoso, doloroso y “sangrante”, porque cuesta sangre, sangre inocente de seres que nada tienen que ver con las vergonzosas posturas políticas, con las criminales revanchas políticas, con los empecinamientos de personas sin escrúpulos, con la incapacidad de mandatarios que, si tuvieran un mínimo de vergüenza, hoy mismo harían sus voluminosas maletas y se irían a sus casas, llenos de deshonra y de rotundo fracaso.

¿Cuántos muertos más hacen falta para que las conciencias de algunos vuelvan a ser humanas? ¿Cuántos muertos más hacen falta para que alguien llegue a comprender que el tramo de autovía, Unquera-Llanes, no puede ser un campo de batalla política, ni un patíbulo de inocentes ciudadanos? ¿Cuántos muertos más hacen falta para que los ciudadanos griten ¡hasta aquí hemos llegado!?

El precio que se está pagando es dolorosamente alto, muy alto, porque son vidas humanas las monedas de cambio utilizadas en este criminal mercadeo.

Este vergonzoso tramo “de la vergüenza”, famoso ya en gran parte de Europa, es el monumento a la incapacidad, a la intolerancia, a la frustración, a la sinrazón y a la desvergüenza. Es el monumento a los despropósitos, a la corrupción y a la antipolítica. Es el monumento a la sangre incesante derramada por inocentes ciudadanos.

¿Nadie va a pagar un precio por esto? ¿Nadie va a tener la honradez y la hombría de dimitir? ¿Nadie va a pedir perdón? Pues lo más seguro es que no, porque para eso hay que tener innatas determinadas cualidades humanas esenciales en el ser, y eso, hoy, lamentablemente, no cotiza.

Se ha dicho tantas y tantas cosas sobre esta penosa cuestión, que ya suenan a vanas y a protocolarias, cuantas frases se quieran emplear para su condena. Eso es lo triste.

Ahora, podrán acusarme, como otras veces ha ocurrido, de utilizar la sangre de los inocentes, Sí, eso es muy fácil y hasta, si me apuran, rentable, pero no para mí. Yo no utilizo sangre ni mentiras, yo no utilizo tramos de autovías inconclusas para presionar políticamente, yo no utilizo la mentira y la soberbia, yo no me rio de nadie.

Yo, como muchos otros, soy de los que nos toca, soportar, avergonzarnos y llorar de rabia.

Que descanse en paz el amigo Iván y que Dios quiera que sea el último.

1 comentario:

  1. habría que manifestarse de una veez y pedir responsabilidades a los sabedores de esta situación del tramo unquera-llanes, punto negro donde se puede llegar a perder media familia en sólo ese tramo hecho por mentes enfermas y aprobado por politicastros.

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