jueves, 20 de agosto de 2009

AQUEL "TAL BLÁZQUEZ"

Parece que quieren mandarnos aquí a "un tal Blázquez..." (Javier Arzalluz, presidente del PNV)


Hace ya unos años, cuando el amargado (entre otras "virtudes") de Javier Arzallus tenía mando en el PNV y, consecuentemente, en todo el País Vasco, la Santa Sede nombró obispo de Bilbao a don Ricardo Blázquez. No le gustó al andoba tener en sus solares a un obispo castellano, quizá por aquello del “rh”, vaya usted a saber: “Nos mandan a un tal Blázquez” comentó despectivamente aquel disfraz de demócrata, que hubiese querido para sí las prerrogativas que Franco tenía para nombrar obispos en España. Pero, al final, se lo tuvo que tragar y soportar.

Hoy, suena Blázquez para cubrir la vacante que en Asturias dejó don Carlos Osoro, felizmente incorporado a Valencia. “Murió nuestro padre San Francisco, maldita la falta que nos hizo”, decían los franciscanos a la muerte de su santo fundador.

Yo tengo un mal recuerdo del obispo Blázquez. Nunca me gustó el personaje después de haber mostrado cierto miedo, desde su sede bilbaína, a decir funerales por las víctimas de ETA.

Le inquietaba (vaya a saber por qué motivos) que no estuviese bien visto (¿por quien?) que el obispo de la diócesis bilbaína oficiase funerales por los asesinados por los cobardes y mafiosos etarras. Hasta a un castellano se le pueden adherir en sus carnes las lapas de las rocas cantábricas.

Pues parece ser que monseñor Blázquez tiene muchas papeletas para ocupar la sede arzobispal vacante en Asturias. A mí me da igual, después de las últimas experiencias que hemos tenido por estos andurriales. Si lo quieren así, así será. Manda el que manda.

Repasaba yo, durante aquellos días en que el obispo de Bilbao se preguntaba inquieto si seria prudente, o no, decir misas por las víctimas de los terroristas, una recopilación de poemas satíricos –genero que siempre me ha gustado mucho- y me atreví, inspirado por esas lecturas, a contestar a monseñor con esta cuartera que publiqué, formando parte de un artículo, en un periódico regional: “No sufra ni se apure, Su Eminencia/Déjese de consultas y bobadas/Haga lo que le dicte su conciencia/Y limpie con cuidado sus cagadas”.

Tal y como están las cosas en esta tierra, como hoy comentaba Esteban Greciet en el diario “La Nueva España”, no necesita Asturias un intelectual que dirija la Iglesia. Aquí hace falta otro tipo de personaje pero, si la propia Iglesia no lo ve, ¿Qué coño voy a decir yo?
Yo digo lo que me sale del alma porque algún derecho tendré, como hijo de una Iglesia cerrada en sí misma dentro de un secretismo y de unos niveles exclusivamente jerárquicos, que la hacen despreciar a los militantes de base. La cúpula del "poder" es la única responsable de nombrar a sus representantes, ahí no cuenta la militancia. Bien, pues vale. Pero no nos pueden quitar la posibilidad de opinar de lo que ellos, exclusivamente, hacen.

No me gusta a mí meterme en estas profundidades pero, cuando se salen del “riegu” y se adentran en terrenos pantanosos, deben estar a las duras y a las maduras. En cualquier caso, si monseñor Blázquez llega a ocupar la sede asturiana, me gustaría que llegase a convencerme de que no tengo ningún fundamento para mis temores.

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