Cuando Rajoy, como líder del Partido Popular en la anterior legislatura, ejerció una oposición fuerte y, hasta descarnada, contra el Partido Socialista que gobierna este país, los “progres” de la izquierda y de la derecha se le echaron encima de forma cruel y desproporcionada. Unos ignoraban, en propio beneficio, que cumplía su misión ante los desatinos de un gobierno que negaba toda evidencia de lo que ahora estamos sufriendo, y otros, más infelizmente progres y desnortados, pertenecientes a una derecha sin futuro ni ideas, simplemente querían aparentar una falsa progresía en la que esconden sus envidias y su falta de calidad política, que no les permite proclamar con valentía cual es su camino y su ideal de España.
Ahora que Rajoy, con la responsabilidad de un político de talla, y ante la grave situación que vive el país, no sólo por la crisis económica, sino por cuestiones de credibilidad, de seriedad, de comportamiento político internacional que le ha llevado a instalarse dentro de un espectro de naciones rechazado por cualquier país moderno, quiere arrimar su hombro, el del PP, para tratar de colaborar a la recuperación del prestigio de España, también se le ataca y se le niegan sus aciertos. Pero estos ataques no vienen ya de la izquierda falsaria, que se calla como puta ante una ayuda que les puede solventar sus anteriores errores políticos. Estos ataques vienen de casa. De la casa del PP. De políticos fracasados que nunca han llegado, por inútiles, a tener una cierta responsabilidad dentro del partido, pero que están prestos a poner la zancadilla de rigor a quien ha tenido los suficientes atributos para sacar adelante un partido dividido y envenenado por gentuzas y salpicaduras traicioneras de baja estopa.
Mariano Rajoy, está haciendo lo que tiene que hacer y cumpliendo muy dignamente su papel de líder de un partido, hoy en la oposición que, creo yo, ya le ha dicho al Gobierno de España todo lo que tenía que decirle. Y se lo ha dicho con elegancia, sin miedo y aportando argumentos y soluciones. Rajoy, ha señalado a la nación, con todo detalle, cuales son los males de España, quien los ha originado y quien no es capaz de ponerles remedio ni de admitir sugerencias al respecto. Más alto se podrá repetir, pero no más claro.
A mí me gustaría saber que es lo que pretenden estos inconformistas de tertulia radiofónica, de Rajoy y su equipo que, yo así lo pienso, cada día que pasa se consolidan más y dan más muestra de coherencia contra la sinrazón que quiere llevar adelante el partido en el Gobierno.
¿Qué quieren, que saquen las pistolas? ¿Qué más pretenden de este equipo –uno de los mejores que ha tenido el partido en toda su historia- que lucha día a día contra un muro de soberbia y carente de diálogo como es el Gobierno que dirige un hombre alejado de la triste realidad que sufrimos y con pocos principios, como es el Presidente Zapatero, y encima, contra la incomprensión de sus propios correligionarios?
¿Pretenden que ayuden a hundir este país, o que, mientras puedan, traten de salvarle apoyando, si es preciso y se deja, al Gobierno en los foros internacionales?
¿Una oposición está para destruir, o para apoyar en asuntos de Estado cuando es necesario?
En el PP, claro que fallan cosas. Falla, por ejemplo, el manejo eficaz de la propaganda. Falla el no saber presentar a la ciudadanía su labor diaria y eficaz, y falla el sentido común de sus propios militantes o simpatizantes. Falta lo que sobra en la izquierda: eficacia en esos manejos y cara dura sin límite para negar toda evidencia.
Tanto se ha machacado por estos últimos que no existe oposición, que muchos del PP lo han asumido como cierto, y no se dan cuenta que toda esa propaganda se desata, precisamente, cuando más eficaz es la oposición y más heridas causa en el cuerpo gubernamental.
Se debe confiar en Rajoy porque es un hombre capaz. Se merece el apoyo de todos los que compartimos sus ideales. Y se debe tener en cuenta que debe haber discrepancia entre las filas del partido, como tal fue el caso de María San Gil, que abandonó por fuertes desencuentros con el líder actual. No pasa nada. Puede ser lamentable pero hasta ahí.
Si los militantes y simpatizantes del PP, siguen con estas mismas proclamas, algo podemos ganar, a pesar de todo, pues entonces el PSOE no tendrá la necesidad de enseñar con tanta frecuencia a Pepiño Blanco. Le pueden sustituir ellos mismos.
Ahora que Rajoy, con la responsabilidad de un político de talla, y ante la grave situación que vive el país, no sólo por la crisis económica, sino por cuestiones de credibilidad, de seriedad, de comportamiento político internacional que le ha llevado a instalarse dentro de un espectro de naciones rechazado por cualquier país moderno, quiere arrimar su hombro, el del PP, para tratar de colaborar a la recuperación del prestigio de España, también se le ataca y se le niegan sus aciertos. Pero estos ataques no vienen ya de la izquierda falsaria, que se calla como puta ante una ayuda que les puede solventar sus anteriores errores políticos. Estos ataques vienen de casa. De la casa del PP. De políticos fracasados que nunca han llegado, por inútiles, a tener una cierta responsabilidad dentro del partido, pero que están prestos a poner la zancadilla de rigor a quien ha tenido los suficientes atributos para sacar adelante un partido dividido y envenenado por gentuzas y salpicaduras traicioneras de baja estopa.
Mariano Rajoy, está haciendo lo que tiene que hacer y cumpliendo muy dignamente su papel de líder de un partido, hoy en la oposición que, creo yo, ya le ha dicho al Gobierno de España todo lo que tenía que decirle. Y se lo ha dicho con elegancia, sin miedo y aportando argumentos y soluciones. Rajoy, ha señalado a la nación, con todo detalle, cuales son los males de España, quien los ha originado y quien no es capaz de ponerles remedio ni de admitir sugerencias al respecto. Más alto se podrá repetir, pero no más claro.
A mí me gustaría saber que es lo que pretenden estos inconformistas de tertulia radiofónica, de Rajoy y su equipo que, yo así lo pienso, cada día que pasa se consolidan más y dan más muestra de coherencia contra la sinrazón que quiere llevar adelante el partido en el Gobierno.
¿Qué quieren, que saquen las pistolas? ¿Qué más pretenden de este equipo –uno de los mejores que ha tenido el partido en toda su historia- que lucha día a día contra un muro de soberbia y carente de diálogo como es el Gobierno que dirige un hombre alejado de la triste realidad que sufrimos y con pocos principios, como es el Presidente Zapatero, y encima, contra la incomprensión de sus propios correligionarios?
¿Pretenden que ayuden a hundir este país, o que, mientras puedan, traten de salvarle apoyando, si es preciso y se deja, al Gobierno en los foros internacionales?
¿Una oposición está para destruir, o para apoyar en asuntos de Estado cuando es necesario?
En el PP, claro que fallan cosas. Falla, por ejemplo, el manejo eficaz de la propaganda. Falla el no saber presentar a la ciudadanía su labor diaria y eficaz, y falla el sentido común de sus propios militantes o simpatizantes. Falta lo que sobra en la izquierda: eficacia en esos manejos y cara dura sin límite para negar toda evidencia.
Tanto se ha machacado por estos últimos que no existe oposición, que muchos del PP lo han asumido como cierto, y no se dan cuenta que toda esa propaganda se desata, precisamente, cuando más eficaz es la oposición y más heridas causa en el cuerpo gubernamental.
Se debe confiar en Rajoy porque es un hombre capaz. Se merece el apoyo de todos los que compartimos sus ideales. Y se debe tener en cuenta que debe haber discrepancia entre las filas del partido, como tal fue el caso de María San Gil, que abandonó por fuertes desencuentros con el líder actual. No pasa nada. Puede ser lamentable pero hasta ahí.
Si los militantes y simpatizantes del PP, siguen con estas mismas proclamas, algo podemos ganar, a pesar de todo, pues entonces el PSOE no tendrá la necesidad de enseñar con tanta frecuencia a Pepiño Blanco. Le pueden sustituir ellos mismos.
ENTREVISTA DE I. GABILONDO A M. RAJOY
Esa es su opinión. Otros creen que Rajoy esta hundiendo al PP.
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