Aún hoy, año ocho del siglo XXI, España se debate en cuestiones que vienen ocupando los primeros lugares de un foro de discusión, absurdo y sin sentido, que parece no tener fin ni, por supuesto, sentido.
Son setenta años ya los que nos separan de una guerra incivil, que no nos enseñó nada, a pesar de los sufrimientos y la sangría inútil a la que sometió a todos los españoles del bando que fueran o fuesen. Ya van treinta y tres años de la desaparición del personaje, Francisco Franco, que ganó aquella guerra entre hermanos y que, durante casi cuatro décadas, gobernó España a su antojo y menospreció a los que resultaron perdedores en aquella contienda inhumana. Nos quedó, en un principio, una única España: la España nacional y victoriosa que implantó un régimen al estilo fascista, diseñando un mando único bajo la filosofía de un partido, la Falange de José Antonio que, de haber vivido, nunca hubiese consentido la manipulación a la que fue sometida.
La Guerra Civil española se libró, según unos, contra el fascismo que trataba de dominar Europa. Según otros, contra el comunismo moscovita que trataba de hacer de España un satélite a imagen y semejanza de Albania, Hungría o Polonia.
Ambos sistemas eran horrendos. Aunque hablaban de democracia y libertad, pero nada más lejos de ofrecer estos derechos fundamentales de la humanidad. Por el contrario, destruían el ser de las naciones en las que pisaban sus botas conquistadoras. Depuraban, destruían y sometían a los pueblos.
Ambos sistemas, para el bien del mundo, ya han desaparecido. Sólo quedan pequeños reductos apalancados por tiranuelos viejos y decrépitos, como es el caso de Cuba y Corea, que no tardarán en dejar las riendas de un poder absoluto que en nada ha ayudado al progreso y bienestar de sus pueblos.
Pero en el mundo llamado libre, como es nuestro país, España, el debate absurdo y sin sentido sigue en primera línea. No es posible mirar hacia adelante, olvidándonos de frustraciones pasadas. No es posible reconocer que España ya hace más de treinta años que rompió sus cadenas y es hoy un país que necesita de todos para marchar hacia horizontes de igualdad en el contexto europeo. Ya no hay dictadores (¿?). Somos un pueblo libre y democrático, pero no nos lo creemos. Esa es nuestra desgracia.
Seguimos intentando defendernos de viejos fantasmas del pasado que ya están derrotados por la vida misma. Seguimos luchando contra molinos de viento quijotescos. Aún tenemos que demostrar que aquél régimen que nos paró la historia, fue lo más trágico por lo que pasó España en sus más de dos mil años de historia. Y, ¿a quien se lo tenemos que demostrar? ¿Con quien tenemos que justificarnos?
Los regímenes totalitarios que dominaron Europa durante gran parte del siglo XX, fueron producto de la historia y del envejecimiento y frustración de las naciones y de sus sistemas políticos.
Luego, algunos de estos regímenes, trataron de mantenerse y extenderse. Muerto el fascismo, el comunismo campa a sus anchas ayudado por una propaganda internacional que no tuvo comparación en el mundo. Esa propaganda que cargó sobre el fascismo todos los crímenes imaginables y todo lo más degradante que a un sistema político se le pueda achacar.
Sin embargo, los crímenes del comunismo internacional, nada tienen que ver con los que hubieran podido cometer los sistemas fascistas. El comunismo es la doctrina política totalitaria que más monstruos asesinos creo en el mundo, desde Nerón hasta nuestros días. Sus crímenes contra la humanidad sobrepasan holgadamente a los cometidos por otras ideologías tan macabras como ellos. El daño hecho a las naciones europeas del este, nunca podrá compararse con los daños que pudo producir la ocupación nazi en media Europa. Pero para reconocer esto, hay que olvidarse de la propaganda falsaria y ser, simplemente, normal.
Esta es la cuestión que ofende a la humanidad. Al comunismo, aún se le ensalza merced a una propaganda bien dirigida, y a los fascismos se les demoniza, quizá por que ya no existen oficialmente.
Existe muy poco criterio en este mundo de Dios. Somos capaces de soportar en los medios audiovisuales una gran paliza de la policía china a un grupo de pobres trabajadores, pero nos damos de baja en ECTV, porque reseña que los “Defensores de Oviedo” van a organizar unos actos de homenaje a Francisco Franco.
Lo siento, pero me dan ganas de mear…y no echar gota..
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El Ejército Rojo perdió 20 millones de vidas en su lucha contra el fascismo hasta que logró entrar en Berlín y liberar Alemania. Porque no nos olvidemos que en aquella guerra quien más contribuyó a acabar con el nazismo fue la URSS, empleando muchísimos más medios y soldados que el resto de potencias.
ResponderEliminarA mi, con eso, me sirve. Si no fuera por ellos, ¿que sería de Europa en manos de los nazis?
my buen comentario, debemos mucho a los valientes soldados sovieticos
ResponderEliminar¿A qué te refieres con ser simplemente normal? Mas bien creo que eres capitalista inconcientemente, en la forma a que te refieres del tema.
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