domingo, 23 de noviembre de 2008

EN MÉXICO, LAS ZORRAS CUIDAN LOS GALLINEROS


(Noé Ramírez Mandujano -El Zar antidroga mexicano)

Hace pocos días, fue detenido en México el responsable gubernamental de la lucha antidroga, Noé Ramírez Mandujano. El personaje en cuestión es un producto típico de los que produce el elevado índice de corrupción del que parece imposible que México se sacuda. En este caso, como en otros muchos más ocurridos en el país, se pone al zorro a cuidar las gallinas, y así ocurre lo que ocurre.

El Zar todopoderoso que dirigía la lucha contra el narcotráfico, y que ostentaba la representación de México en la Oficina Antidroga de la ONU en Viena, resultó ser uno de los beneficiados del próspero negocio, del que cobraba 450.000 dólares mensuales, facilitados por el cártel del Pacífico por informarles como iban las operaciones antidroga que su departamento organizaba. Difícil obtener grandes éxitos en esta lucha, cuando el poderoso cártel tenía tanta información como la unidad que trataba de combatirlos.

No es la primera vez que México, país en el que la capacidad de sorpresa en estos órdenes es prácticamente nula, tiene que contemplar como las autoridades designadas para combatir las grandes lacras que asolan al país, son sus principales promotores y beneficiarios.

Recordarán, seguramente, al “Negro Durazo”, jefe de la policía del D.F., que nunca, entre todas las escalas y tipos de delincuencia, se pudo encontrar un especialista, capaz de emular sus habilidades y crímenes.

El estado de Morelos (capital, Cuernavaca) fue, durante muchos años, la cuna del secuestro y la extorsión a personas, de la forma más cruel y despiadada que nos podamos imaginar. El aviso del secuestro de cualquier persona a sus familiares, era el envío de algún miembro de su cuerpo salvajemente amputado. Hubo casos en que el secuestrado era linchado sin previamente pedir rescate, de forma que sirviera de lección para los que pudieran titubear en el pago de las exigencias de los secuestradores.

Contra aquellas mafias de la industria del secuestro y la extorsión, era imposible obtener la más mínima victoria ni, por supuesto, lograr la liberación de ninguna víctima, previo al pago del cuantioso rescate. Así estuvieron obteniendo grandes fortunas y sembrando mucho dolor en el país –que muchos empresarios españoles tuvieron que soportar- hasta que, por alguna razón, se descubrió que el capo de todas las mafias era, ni más ni menos, que el jefe de la policía antisecuestro del estado.

Ya son muchos los ejemplos que ha tenido México en estos aspectos delictivos. Por eso, entiendo que cuando las oleadas de secuestros se producen sin éxito en la lucha, y cuando los cárteles del tráfico de drogas se envalentonan y se hacen poderosos, deberían ya conocer, de sobra, sobre quien deben dirigirse las investigaciones, si es que existe una verdadera voluntad de investigar, pues experiencia no les falta.

La “mordida”, institucionalizada en el país por policías mal pagados y nada considerados, al final es una simple pendejada en comparación con esas otras operaciones de alto calibre.

En México, las detenciones como la del Zar Noe Ramírez, ya no son noticia. Allí es lo normal, y antes de que el Gobierno se de por enterado de las actividades de estos criminales, el pueblo ya lo sabe y está harto de decirlo. Pero “ni modo”, compadre...

México es México. Al final, como ellos dicen: “Vale más no preguntar por el muerto, y seguir tras la carroza”

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