martes, 23 de diciembre de 2008

LA RESIDENCIA DE LLANES (ERA) PUSO AYER EN LA "PUTA CALLE" A ANSELMO BEAR LÓPEZ




ECHEN A UN PERRO A LA CALLE ¿SABEN LO QUE LES PUEDE OCURRIR.....? TIREN A UNA PERSONA Y SERÁ, SIMPLEMENTE, JUSTICIA.....








En Llanes hay una residencia de la Seguridad Social, al menos eso dicen, integrada en la “Red ERA” (Establecimientos residenciales para ancianos de Asturias), donde se alojan, por derecho, más de un centenar de personas que han alcanzado ya una edad que les impide vivir solos, bien por cuestiones de salud o, simplemente, porque no tienen otro lugar y aquí pueden encontrar la compensación a sus muchos años de trabajo y la compañía de otras personas que, en circunstancias semejantes, comparten esta forma de pasar sus últimos años.

Aquí, en Llanes, estaba mi amigo Anselmo Bear López. Además de amigo es paisano. Los dos somos peñamelleranos. Él, bastante mayor que yo pues tiene ahora 77 años. Muchos años y muy sacudidos por los avatares de la vida.

Anselmo es un personaje singular. Siempre lo ha sido. Independiente, autodidacta en los negocios. Singular desde su niñez, que nadie puede intentar cambiar ahora.

Anselmo emigró a México de muy joven, aunque no iba a la aventura. Allí estaban sus tíos, Teodoro y Maximino, en Puebla, una ciudad que pronto se le quedó pequeña aunque podía haberle puesto en un camino (en lo económico) que muchos otros emigrantes de su misma tierra hubiesen deseado. Pero para Anselmo no valían las tutelas rígidas ni los marcajes en corto de sus tíos. Anselmo era libre y quería seguir siendo libre. Se consideraba mucho más inteligente y mucho más ambicioso que sus conservadores tíos.

Eso le perdió, finalmente. Sin embargo tuvo sus años de gloria, tanto en el terreno de los negocios como en el terreno social. A ello ayudó su figura de “dandy”. Anselmo era muy bien parecido, elegante, atractivo y mujeriego. Llegó a ligarse, por decirlo así, a la mismísima hija hija del gobernador de Puebla, Ávila Camacho, y, en aquella época, “tenía mando en plaza” en la ciudad del general Zaragoza.

Tampoco supo, ni quiso, aprovechar aquella coyuntura. Aquello le restaba libertad. Le obligaba a hacer cosas que él no deseaba y “tronó”. Dejó plantada a la “gobernadorita” y se alejó de Puebla.

La capital federal fue otro de sus campos de acción. Anselmo, “Selmín”, como le conocimos siempre, tuvo buenos negocios. Ganó el dinero suficiente que le permitió volver por su Abándames natal y tomarse un año sabático. Allí quedaron sus esfuerzos dilapidados en juergas, coches y vaya usted a saber en que más cosas.

Vuelta a México. Más negocios, buenos y malos. Regreso a España. Otra fortuna dilapidada. Regreso definitivo a España por problemas con el “Fisco” mexicano, o vayan ustedes a saber con quien. Tiendas en Gijón de bisutería y otras materias que siempre le atrajeron. Dos bodas. Dos separaciones. Algunos hijos. Luego la aventura de Puerto Rico que duró unos años y ya le rindió. Pero fueron los años, los años que no perdonan a nadie, los años que machacan sin darte cuenta y que llegan de la forma y en el momento menos oportuno, los que le fueron retirando de la circulación.

Anselmo, tuvo que acogerse a los beneficios de la Seguridad Social española y le fue concedida su estancia en la residencia de Llanes, cerca de su tierra natal, Peñamellera.

Pero Anselmo es complicado. Toda una vida en libertad, haciendo de “tú capa un sayo” no puede cambiarse de la noche a la mañana. No le fue fácil adaptarse a una disciplina, ni a una vida con el dinero contado y tasado. Ahora estaban en juego su últimos años, y tenía que trazar una raya gruesa que distanciara su vida anterior de la que, a partir de aquí, le esperaba.

Su vida desde entonces no fue fácil. Ni fácil, ni ejemplar para una convivencia en comunidad. Tuvo problemas con el personal de la Residencia y con algunos internos. Nadie niega esto. Se habla de cosas que nadie sabe hasta que punto son ciertas. Llegadas las cosas a un punto, todo se magnifica, y si alguna vez levantó el bastón a algún interno, o a algún empelado de la Residencia, hoy se dice que les sacó la navaja. Yo, nunca vi una navaja en manos de Selmín, eso lo digo muy alto y claro, de la misma forma que sé que, en México, tiró de pistola más de una vez, “eran ellos o yo”, me comentó en varias ocasiones.

Anselmo, eso lo tengo claro, no es de convivencia fácil. Anselmo es complicado e incómodo y, si me apuran, puede ser hasta mal compañero, pero nadie puede exigirle, a los 77 años, un cambio radical de vida. Nadie puede tirarle a la calle como a un perro. Un perro tiene en este país más derechos que una persona. A las pruebas me remito.

Por determinadas cuestiones, ayer se le expulsó de la residencia llanisca. Se le dejó en la “puta calle”, sin recursos, sin ningún tipo de amparo, enfermo (varios infartos, una angina de pecho, padece diabetes y artrosis). Esto, en esta puñetera España, no se lo han hecho nunca ni a los mayores asesinos de ETA, ni a los mayores chorizos del Reino.

Esto es indigno de un Estado y de un Gobierno al que se le cae la baba hablando de libertades y de ayudas sociales. Esto es indigno de un país civilizado y con un sistema de justicia. Esto es intolerable.

Si este señor no es capaz de adaptarse, habrá que tratar de adaptarlo, como a un drogadicto que ha cometido muchas más tropelías y muchos más daños que él.

Habrá que soportarle como se soporta a una miserable etarra que no puede entrar en la cárcel porque está llevando a cabo una terapia para quedar preñada. A estos sí. A estos son los que apoyan las leyes de este país, si es que aún existe como país.

Si este hombre queda en la calle, habrá problemas
. Alguien va a tener que asumir sus responsabilidades. Las fuerzas sociales llaniscas tienen que reaccionar. No por Anselmo, sino por la injusticia que supone su situación.

Mañana es 24 de Diciembre, Noche Buena, y Anselmo está en la “puta calle”, sin nada ni nadie por que así lo ha decidido no sé qué justicia.

Recíclenle. Reedúquenle. Gástense la pasta pública en cosas que merecen la pena. No machaquen así a la gente.

Anselmo, hoy y mañana, y pasado, va a tener donde comer y donde dormir. No va estar solo. Pero aquí no acaba la cosa. Vendrán más mañanas y también vendrán más víctimas de estas injusticias.

A esto hay que ponerle freno. Esto es un auténtico asco. ¿Feliz Navidad? ¡Váyanse a la mierda!

Ruego la máxima publicidad a los medios de comunicación, sobre este lamentable asunto.

LEER NOTICIA DE AYER EN LA NUEVA ESPAÑA DE OVIEDO

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008122200_40_709403__Oriente-Expulsado-asilo-agredir-personal

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, utiliza en tus comentarios la educación y el respeto.