jueves, 4 de diciembre de 2008

LA LACRA DEL "PARO"

Las cifras de desempleo que España está soportando, vienen a superar las previsiones más pesimistas habidas sobre el particular. Sólo el Gobierno se siente optimista pues, según sus argumentos, de veinte millones de personas de que consta la población activa, trabajan diecisiete.

Las próximas Navidades esperan a tres millones de personas que no tienen trabajo ni visos de poder conseguirlo pues, en palabras del ministro Solbes, el año 2009 va a ser peor aún.

Lo primero que estas cifras vienen a demostrar es la incapacidad manifiesta del actual gobierno socialista para manejar la terrible crisis que nos envuelve. De nada vale presumir, engañosamente, de que se crea empleo si se destruye al mismo ritmo. La realidad es la que es, y no otra, y el Gobierno tiene que ser consciente de que debe gobernar para los veinte millones de personas en edad laboral y no solamente para una parte. Todos tienen el derecho al trabajo, y el Gobierno la obligación de proporcionárselo. Las elevadas cifras de paro, que siguen creciendo a un ritmo insoportable para la economía de un país desarrollado como es España, no se pueden mantener en estos parámetros sin peligro de una paralización sin precedentes.

Hoy lideramos los países de la UE, en este sentido, y no parece fácil que nadie nos vaya a arrebatar el podio, entre otras razones porque no se ven políticas que nos puedan llevar a una solución, a medio plazo, de este gravísimo problema. El Gobierno está entumecido, estancado. Es un zopilote estreñido, “no obra”. España se paraliza, paso a paso, pero a paso firme.

Mientras esto ocurre, tanto el Gobierno central y los autonómicos, despilfarran los recursos en cúpulas que se resquebrajan y en otras fruslerías que en nada ayudan a la superación de los problemas que nos impiden avanzar a un ritmo acorde al de los países de nuestro entorno.

Por lo que se ve, tres millones de parados, bola de nieve que sigue y sigue creciendo, no amerita medidas gubernamentales especiales, ni un estudio profundo de la situación del que puedan salir soluciones que ya urgen. Se puede hablar con los banqueros, con los fabricantes de coches, con las grandes empresas constructoras. Se pueden inyectar a éstos, grandes dosis de tesorería, una vez que han destruido cientos de miles de empleos que difícilmente van a recuperarse, sin exigirles prácticamente nada a cambio, pero los tres millones de personas que carecen de trabajo no parece que preocupen a un Gobierno que se dice socialista y obrero.

Esta es la contradicción. El Gobierno improvisa y navega a golpes de viento. Aparenta a un boxeador sonado que no sabe donde tiene el rincón en el ring. Así no se puede manejar ni salir de una crisis. Esto, a lo único que puede llevarnos es al hundimiento total del país, sin más esperanzas.

El Gobierno está desbordado por su incapacidad y España va a pagar –está pagando ya- un alto precio por esta incompetencia y por la enfermiza fijación de no dar el brazo a torcer ni admitir consejos ni colaboraciones.

Este es el coste de la “Aventura Zapatero”. Este es el coste del talante y la sonrisa vacía y desacorde de los de la ceja picuda. Este es el elevadísimo coste que nos ha producido la incompetencia de un Gobierno que se encontró una España próspera y moderna y nos va a dejar otra con veinte años de atraso.

Pienso si no sería más positivo mandar a todo el Gobierno al paro, con Zapatero al frente. Es posible que, entonces, las cosas comenzasen a ir mejor.

La historia los juzgará.

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