JOSÉ UTRERA MOLINA Y LA "MEMORIA HISTÓRICA"

Si Cristóbal Colón hubiese descubierto América en tiempos de Franco, hoy sería un elemento a eliminar de la memoria de España. ¿Cómo se le hubiera podido ocurrir tamaña efeméride en tiempos de un gallego bajito de voz atiplada, inculto, mal militar, sin familia de reconocido prestigio social, aunque presumiera de que su madre era una “Pardo de Andrade”?

Nadie que haya desarrollado su carrera profesional bajo el franquismo, es merecedor de ningún reconocimiento, según los principios de la justísima y reconciliadora “Ley de Memoria Histórica”. Uno de los partos dolorosos, de una talla intelectual y política, sin precedentes, que nuestro actual Presidente de Gobierno nos ha ofrecido a todos en un alarde de reconocimiento y reconciliación para todos los españoles. Hay que reconocérselo, ¡coño..!

Esa Ley de integración, que no tiene nada de sectaria ni de excluyente, según su filosofía, y que sólo trata de equiparar a todos los españoles, prescindiendo de sus ideologías y atendiendo a sus deseos de engrandecer España desde los distintos puntos de vista de los que han sido los protagonistas de su historia reciente, tiene determinados fallos que no son dignos de tener en cuenta. Son, simplemente fallos de apreciación. Nada de sectarismo político. Fallos, sólo fallos.

Hoy quiero hablarles de un hombre que tiene 82 años. Es malagueño, por ende, español. Nació en 1926 y, acabados sus estudios y su formación política quiso dedicarse al servicio de España. Se llama José Utrera Molina. Ocupó distintos cargos en los gobiernos de Franco, lo que había en su tiempo. José Utrera, fue y es falangista, cuestión que, que yo sepa, no implica hoy ningún delito.

De él, leía hace pocos días en un diario nacional, lo que a continuación les transcribo, escrito por una de las plumas de más prestigio que existen hoy en España, Juan Manuel de Prada:

“Es el epítome del hombre bueno en el sentido esencial de la palabra: honrado a machacamartillo, de una gallardía estoica y una bondad aquietada por la sabiduría. Caballero humanísimo, compasivo ante la desgracia ajena, dotado de una fina sensibilidad, hondamente religioso y leal a sus convicciones, Utrera Molina es un hombre que puede sentirse orgulloso de muchas cosas, pero de ninguna hace ostentación; porque es rasgo de nobleza no encumbrarse ante los dones que recibimos, como lo es no enfangarse en el rencor cuando la adversidad lanza sus zarpazos.”

José Utrera Molina, fue ministro con Franco. Antes fue gobernador civil de varias provincias españolas y, muy joven aún, fue subjefe provincial del movimiento en Málaga, su ciudad.

Por sus distintos despachos, pasaron muchos malagueños en busca de favores y prebendas que él repartía bajo un claro sentido de la justicia. Luchó por su tierra en la que logró la fundación de residencias de ancianos y grandes avances contra el chabolismo, y creó en su ciudad una Universidad Laboral en la que muchos malagueños, y de otras provincias, lograron sus realizaciones personales.

Como apunta otro gran periodista andaluz, Antonio Burgos, “hizo él solito, como ministro de la Vivienda, más VPO que lleva construidas este Gobierno y todas las autonomías juntas”.

Por eso, en su día, a José Utrera Molina, se le nombró Hijo Predilecto de Málaga.

Pero José Utrera tuvo la desgracia de hacer todo eso dentro de gobiernos franquistas, y eso no puede ser. Hoy, eso no lo permite la Ley de Memoria Histórica. Por eso le van a desposeer de tal título.

Además, José Utrera, tiene otros pecados. Es el padre de Margarita Utrera. Y Margarita Utrera está casada con Alberto Ruiz Gallardón. Y este último es el alcalde Madrid y, además, es del PP, que eso sí que es chulería.

Un Gobierno sectario, revanchista, sin modales y sin ningún sentido de la realidad, no puede permitir que ni Utrera, ni Fraga, ni nadie de aquella época, ostenten reconocimientos a sus éxitos políticos que ellos nunca serán capaces de conseguir.

Les tienen envidia, les odian. Porque lo único que esta gentuza destila es odio. Aquellos eran grandes hombres. Estos de ahora, no merecen ni la matrícula de la bicicleta. Que con su pan se lo coman. Y, a ser posible, que les aproveche.