sábado, 29 de mayo de 2010

LOS INSOPORTABLES FINES DE SEMANA DE LLANES


Yo vivo en Llanes y no sé si ocurrirán las mismas cosas en otros sitios. Si ocurren, quizá sea lo normal. Pero ¿y qué es lo "normal" hoy en día.?

¿Es posible que “lo normal” sean unas cuadrillas de impresentables que ha encontrado en Llanes su territorio “comanche”? ¿Es posible que una villa como Llanes, se haya convertido en el paraíso de impresentables, de sinvergüenzas y de guarros…? Pues sí, señores…Hoy, Llanes es “Las Vegas” de todas estas cuadrillas.

En Llanes se permite todo. Desde un impresentable que se pasea por sus calles con una “polla” (sintética, claro) de metro y medio, ante niños, señoras y señores mayores que salen a darse el necesario paseo (para su salud) en los espacios que ellos, con sus impuestos y contribuciones, han colaborado a crear, hasta los que se permiten gritos contra la esencia; contra la más pura esencia asturiana y española, en actitudes provacativas. Y es que las calles de Llanes, como hoy mismo, están tomadas por unas cuadrillas de borrachos, sinvergüenzas e impresentables (contra los que nadie hace nada) que impiden la normal convivencia de las personas que, viviendo aquí todo el año, quieren y tienen el mayor de los derechos a disfrutar de su villa.

Yo pude observarlo, y sufrirlo hoy mismo. Conmigo estaban más personas; no es que sólo lo diga yo. Puede que mañana nadie haya visto nada. Esto es muy normal en Llanes. Por eso yo, ante estas cosas, opto por irme. Me jode, pero me voy. Me voy porque quizá, al final, el culpable sea yo. Sí, sí…que a nadie le extrañe. Al final el culpable siempre es el que sufre las consecuencias…¡¡¡Manda huevos…!!!

Alguien ha promocionado, irresponsablemente, todas estas historias de las “despedidas de solteros”. Alguien ha creído que esto era un poco la panacea para bares y restaurantes “baratos”, porque otros no quieren ni verlos por allí. Alguien ha creído que este tipo de “gentuzas” iban a solucionar o, al menos a paliar, unas políticas erróneas de enfoque del turismo de nuestro entorno. Alguien, al fin, se ha equivocado.

Tú, puedes sentirte agredido y faltado en tu respeto básico, como yo mimso me he visto hoy. Tú, puedes pasar, con tu niño, delante de un guarro que está vomitando en la calle y cagándose en Dios, harto de copas. Pero allí no habrá nadie que le ponga en su sitio. ¿Voy a hacerlo yo…..? Ganas no me faltaban, pero tenía la seguridad de que, al final, yo iba a ser el culpable…

Si alguien no remedia esto, nada tendrán que ver los olores de la ría. A eso ya estamos, más o menos, acostumbrados. Pero al olor y a la podredumbre de estas gentuzas es difícil acostumbrarse. Un día alguien agarrará una estaca y la descargará donde haga falta. Quizá hasta yo mismo lo haga. Y sé que después, caerá sobre mí todo el peso de esa supuesta ley que rige en España.

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