sábado, 13 de noviembre de 2010

PRIMARIAS SÍ, PRIMARIAS NO


Con todo este lío que se ha montado ante la hipotética candidatura de Francisco Álvarez Cascos al Principado de Asturias, por el Partido Popular, algo muy claro ya se ha conseguido: la ruptura del partido, cuestión que nadie puede dudar ni ignorar. Llegados a este punto, cualquiera puede ser el candidato porque la derrota está casi asegurada.

En el PP asturiano hay dos bandos perfectamente definidos: los casquitas y los oficialistas. Luego existe otra masa, indiferente, que votará a las siglas, se presente quien se presente, pero que no va a suponer una fuerza resolutiva en ningún sentido.

Si nos ponemos a buscar culpables de esta situación, para mi no existe más que la dirección nacional del partido y, por añadidura, don Mariano Rajoy que no ha sabido, o no ha querido, agarrar el toro por los cuernos desde un principio y ha permitido que el ambiente se enrareciese hasta extremos peligrosísimos.

Digo esto porque, al menos hasta ayer, el responsable de lo que ocurriese en una empresa, para bien o para mal, era su director, o su presidente. Y no estoy hablando de “dedocracia”, estoy hablando de aplicar, en casos como éste, el sentido común.

Los estatutos internos de un partido político no deben tener, en ningún caso, categoría de Carta Magna. Por ello, aunque los del PP no contemplen unas elecciones primarias internas, ello no debe constituir impedimento para que, ante una grave situación como la que se vive en Asturias, se revisen y se adopten las decisiones más convenientes.

Yo no estoy aquí para dar consejos a nadie, pero si tengo el derecho y la capacidad de opinar y, en mi humilde opinión, la convocatoria de una elecciones primarias sería un bálsamo que podría aliviar un poco la herida que ya existe. Nadie así, podría hablar de dedazos ni pucherazos. De esas primarias saldría la voluntad de la militancia del partido y cualquiera, con un mínimo sentido democrático, debería aceptar los resultados y arropar al candidato elegido.

He de manifestar que, en mi caso, el voto sería para Álvarez Cascos, pero no quiero que nadie me le imponga. Quiero ser yo mismo el que ejerza mi derecho a decidir, como el resto de los militantes.

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