lunes, 15 de noviembre de 2010

EL VALLE DE LOS CAÍDOS


Miles de personas han participado el domingo, día 14, en una misa en la explanada de la basílica del Valle de los Caídos, bajo la niebla y la lluvia y a casi cero grados de temperatura. El Gobierno anticatólico de España ha cerrado la basílica al culto con la excusa de que sufre graves deterioros en su estructura, que podrían poner en peligro a los fieles que la frecuentan.

Todos sabemos, lo admitamos o no, que los verdaderos motivos son otros muy distintos. Todo esto hay que circunscribirlo dentro de la “cristiano fobia” que sufre el Gobierno que encabeza Zapatero, empeñados en desterrar de nuestro país una religión y una cultura milenaria que, por oscuras razones, les molesta.

Colas kilométricas se formaron a lo largo del trayecto que lleva a la Basílica, dado que la Guardia Civil tenía órdenes de impedir que quienes se dirigían a la celebración religiosa portasen banderas o símbolos que pudiesen ir en contra de la “Ley de Memoria Histórica” y se vieron en la obligación de revisar algunos de los vehículos.

Cerrar al culto una iglesias, y precisamente, el día que el Papa Benedicto XVI visitaba España, nos hace regresar (tal como el mismo Papa señaló) a los tiempos anticlericales de la II República. Existe, promovido y jaleado por el Gobierno, un laicismo en los tiempos actuales que deprime y asusta.

En los últimos años, el Gobierno de España es el único de cualquier democracia occidental que cierra al culto una iglesia, lo que, particularmente a mi, me resulta preocupante y grave.

Que la religión Católica, en España, sufre una disimulada persecución gubernamental, creo que está lo suficientemente claro. Hoy están más respetados y considerados los pertenecientes a cualquier otra religión o cultura que los propios católicos, se diga lo que se diga y se argumente lo que se argumente.

La “cristiano fobia” (vuelvo a utilizar la palabreja) que sufre el Gobierno, personalizada en el presidente Zapatero, no ofrece lugar a dudas. Este personaje está empeñado, al igual que ocurrió durante la II República, en borrar a cualquier precio milenios de civilización y de historia. Ese fue el gran error de la República, no otro, pero este personaje no ha aprendido la lección. No tiene capacidad para ello y está haciendo un daño irreparable enfrentando, gratuitamente, a la ciudadanía española en aras de no se sabe qué.

Si se hubiese dedicado a gobernar. Si se hubiese dejado de Memorias Históricas, de Alianzas de Civilizaciones y demás mandangas, quizá España fuese un poco mejor de lo que va, sus ciudadanos serían más felices y él no gozaría de la gran repulsa que, como político, ha cosechado a pulso entre el pueblo al que dice gobernar.

En cualquier caso, a pesar de todas las barbaridades que se le puedan ocurrir durante el tiempo que le quede de gobierno, creo que el tiro le está saliendo por la culata. En tiempos normales, a la basílica del Valle de los Caídos iban los domingos, a misa de once, entre cincuenta y cien personas. Ayer se concentraron unas tres mil, sin símbolos, sin banderas, sólo con fe y con “un par”.

Por mucho que se empeñe, creo que el ZP no va a ganar este pulso. Salvo que en vez de cerrar iglesias comience a quemarlas.

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