jueves, 13 de enero de 2011

EL GARROTE NACIONAL


No es verdad, ángel de amor/que en esta apartada orilla/más clara la luna brilla/ y se respira mejor?”

Ya lo intuía Zorrilla en el pasado siglo. Sí. Es posible que hoy (y de momento) se respire mejor. Se respira mejor porque se respira el aire de la “puta calle”, donde media España ha mandado a la otra media. Siempre lo mismo: Media España contra la otra media. Media España con derechos y la otra media sin ninguno. Media España (el Gobierno español) vendiendo tabaco y forrándose a impuesto, y media España, tonta, inútil y manipulada, condenando la fumadera. No aprenderemos nunca.

Yo aún respiro. Cuando llego a un bar de Llanes, y con mi capacidad para respirar aún intacta, respiro mejor. Soy capaz, aún, de aguantar un vino sin fumar y, créanme, en el interior del bar respiro mejor. No huele a pies ni a sobaquillo, ni a perfumes cargantes y “colocones”. No sé si huele, ni más ni menos que olía antes, al humo del tabaco. Yo como soy fumador no lo noto. El “progresío” dice que se está mejor, que es más sano. Si lo dice Vicente, lo dice la gente, que es muy socorrido. Pocas gentes tienen criterios propios. Ellos escuchan. Leer, no leen mucho, pero si lo dice “el jefe”, seguro que tiene razón.

Si alguien me ha visto fumar en la terraza, aguantando vientos y mareas, es por no estar solo, pero no tengo mayores problemas para aguantar los veinte minutos que puedo tirarme delante de un vino sin fumar. Es como cuando vas a misa, o como cuando, antes, ibas al cine y aguantabas una o dos horas sin fumar. No pasaba nada. Sabías que allí no se podía fumar y lo tenías asumido.

Yo sigo respirando igual que antes. De momento el aire es gratis y yo respiro donde lo hay. No tengo forma de medir su calidad y tampoco exijo ninguna determinada. Exigir en España sólo está bien visto en determinados aspectos, y los dirigentes políticos te animan a exigir. No puedes pretender tener un trabajo digno (ni un trabajo, simplemente), una casa digna, unos servicios asequibles y acordes a los tiempos. Unos dirigentes honrados y competentes o libertad para elegir tu futuro, pero puedes exigir aire sin humos y sin polvo (salvo cuando cortan la piedra en la puerta de tu casa). Eso sólo conlleva dictar una ley, escribirla en un papel y que se fastidie quien corresponda.

Pero es indudable que en Llanes se respira mejor. Ayer mismo se dio un paso importante para que nuestra respiración sea más fácil. Ayer desaparecieron los árboles que aún quedaban en la principal calle de la villa. El aire nos vendrá más directo a los pulmones y, a futuro, podrá facilitar el cobro del producto si se decide que el aire es un bien común y debe ser costeado por todos, como el agua.

Yo ya he presenciado en Llanes conatos de riñas serias, originadas por las exigencias de unos y la defensa de supuestos derechos de otros. No merece la pena. Todo esto es tan absurdo que no merece un minuto de discusión. A alguien, la nueva normativa antitabaco, puede traerle rompederos de cabeza pues la interpretación y aplicación de la misma es sumamente compleja.

Es la hora de los chivatos dormidos, de los denunciantes anónimos de vocación irrenunciable. Y también puede ser la hora de que a alguien le rompan la cara. España, como siempre, está dispuesta a sacar el “garrote nacional” inmortalizado por Goya.

Si los americanos, mañana, por razones de proyección internacional, vuelven a poner de moda el tabaco (no olvidemos que, con sus películas, fueron los que más lo promocionaron) se les ocurre decir que el tabaco es sanísimo, siempre habrá una “Pajín” dispuesta a hacernos fumar de nuevo. Y un ZP dispuesto a no levantarse ante una bandera, pero a seguir a “rajatabla” las modas que dimanan del “Imperio del Norte”.

En este país, como dice Pérez Reverte, no cabe un tonto más. O eso es lo que nos imaginamos nosotros. En España pueden no caber científicos, intelectuales y otras especies poco cultivadas por los Gobiernos. Pero “tontos”, aquí cabemos todos….Y, cuanto más tontos, mejores cargos y, consecuentemente, más sueldo…

Yo tengo dos hijos. No les catalogo. No sé si son tontos, o normales. Pero me gustaría que alguno fuera tonto. Me moriría contento y feliz sabiendo que tenía la carrera hecha…

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