sábado, 23 de octubre de 2010

CECILÍN, COMO A MI ME GUSTA LLAMARLE....


Algunas veces lo hice y me llenó de satisfacción. Escribir sobre una persona, tan querida para mí, como Cecilio Fernández Testón, no es fácil, pero sí es gratificante. A partir de esta palabra, cuando me refiera a él lo haré como “Cecilín”. Y lo hago, porque para mí, y para muchos, siempre ha sido Cecilín. Así le llamaba mi madre y así nos le ponía de ejemplo. Es que Cecilín, siempre fue un ejemplo para los que vinimos detrás en los años.

En estos días se han escrito en la prensa regional bastantes cosas sobre este pequeño gran hombre de Peñamellera, que el pasado 10 de octubre asumió una gran responsabilidad: ser Cronista Oficial de la Peñamellera Alta. Ya lo era de la baja, desde hace unos años, pero la historia de Peñamellera está en el Valle Alto. Allí tuvo solar la nobleza peñamellerana. Allí nacieron grandes hombres que prestaron importantes servicios al trono de España. Allí se escribió mucha historia que Cecilín tendrá que recopilar y contar.

Ser Cronista Oficial de Peñamellera Baja es una broma al lado de serlo de la Alta. En la Alta se entra ya de lleno en la Historia, con mayúsculas. Hablar de los Mier, de los Trespalacios, de los Campillo, de los Caso, y de tantos y tantos, no es ninguna broma. Es hablar de la historia de España, tanto en territorio peninsular como en tierras americanas. Hablar de estas gentes es hablar de ministros de la Corona de España. De gentes que dieron mucho y que ennoblecieron su solar con sus apellidos.

Por eso ¿quién mejor que Cecilín para mantener viva esa historia y esa llama que ilumina nuestro pasado glorioso?

Al lado de Cecilín, se respira historia, cultura, arte, cariño inmenso a la tierra en que nacimos, respeto profundo por las tradiciones, por las familias, nobles y plebeyas. A su lado se respiran las artes como sudor limpio: la pintura, la literatura, la arquitectura, la música…

Antes decía que mi madre nos ponía de ejemplo a Cecilín. Y lo vuelvo a decir porque así era. Y me gusta recordarlo. Siempre fue un hombre de estudio, de querer saber, hambriento de aprender. Un hombre que peleó con las artes a las que mimó y que, quizá, nunca le devolvieron la recompensa de la que es merecedor.

Recuerdo a algún otro amigo, de su época (más o menos) que para los críos de Panes, eran referencia obligada por parte de nuestros padres. Hoy, no puedo dejar de acordarme de Isaac Canal (Isacín), durante muchos años cura de Onís. De Javier Gómez Cuesta... Gentes que, de alguna forma, para los que veníamos después supusieron un ejemplo. Aquella generación a la que Cecilín perteneció, en nuestra comarca, se echa de menos.

Conservar la historia, las tradiciones, la identidad de los pueblos, no es tarea fácil y menos en unos tiempos como los presentes donde parece que sólo tiene importancia lo puramente material y se dejan de lado aspectos de fundamental transcendencia.

Por eso la labor de un cronista no es sencilla y quien la asume debe tener la necesaria sensibilidad de saber conjugar presente y pasado, pensando también en el futuro. Afortunadamente, esas cualidades no le faltan a Cecilio, lo que le configura como la persona más idónea para asumir esta responsabilidad.

Su labor será ardua, y muchas veces ingrata. Incluso no encontrará mucha colaboración (cosa que yo desde aquí le ofrezco en lo que valga) pero desarrollará, sin duda, un gran trabajo del que disfrutaremos muchos.

Felicidades al ayuntamiento de Peñamellera Alta por esta acertada designación. Felicidades a Cecilín por este merecido reconocimiento del que ha sido objeto. Y Felicidades a las dos Peñamelleras, por tener entre nosotros a una persona como él.

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