(El simbólico árbol de Guernica)
El nuevo lehendakari del Gobierno vasco, el socialista Patxi López, fue investido ayer con los votos de los representantes de su partido en el Parlamento, los del PP y el de UPyD. Esto viene a desmontar la gran mentira argumentada por el PNV, consistente en hacer creer que la ciudadanía vasca vota mayoritariamente al nacionalismo. Evidentemente no es así y si bien el PNV es el partido que más votos ha obtenido en los últimos comicios, la mayoría de los vascos se inclinaron por otras opciones dentro del constitucionalismo.
Pero ningún argumento les sirve a los nacionalistas “peneuvistas”. No les sirve porque para ellos no existe alternativa posible a sus sacralizados gobiernos. Todo lo que se aleje de sus principios nacionalistas, constituye un sacrilegio político que ellos no pueden admitir.
Este fanatismo que tanto daño ha hecho al pueblo vasco, va a tener que empezar a comprender que, a partir de ahora, Euzkadi camina por senderos de normalidad democrática y que nada, ni el terrorismo, ni la doctrina del miedo, va a poder cambiar esta feliz realidad.
Es muy peligrosa la radicalización que el PNV imponía a una sociedad durante muchos años amedrentada. A Euzkadi, según algunos analistas políticos, hasta ayer no había llegado la “transición” que en todos los pueblos de España se materializó tras aquella famosa frase del ex presidente Adolfo Suárez: “elevaremos a la categoría de normal, lo que a nivel de calle es, simplemente, normal”. Eso es lo que el PNV tiene que asumir: la normalidad democrática, la normalidad de la calle, la normalidad en una sociedad que la merece y así la ha reclamado en las últimas elecciones.
No le va a ser fácil al nuevo Gobierno vasco pulir tanta aspereza dejada en la sociedad por un partido (PNV) que ha rallado en el totalitarismo con sus actuaciones y con su doctrina sacralizada. No le va ser fácil porque nadie se lo va a poner fácil. Ni los que se van, ni los que se quedan.
Es esperanzador el discurso de lehendakari López en el acto de su investidura. Ha sido un discurso de manos tendidas, de concordia, de entendimiento entre todos los vascos y, fundamentalmente de paz. Una paz que debe alcanzarse sin demora y por la que está dispuesto a luchar, con contundencia, pero también con generosidad. Son unos ideales que requieren el concurso de todas las fuerzas políticas para llevarlos adelante, pero algunos ya le han dado la espalda.
El ex lehendakari Ibarretxe, proyectó ayer una imagen tan patética que rallaba en el aldeanismo y en la perversidad. Ibarretxe no participará, de ningún modo, en este proyecto ilusionante y necesario. No quiere hacerlo y se va de la política. No puede afrontar ni colaborar en un proyecto que no salga de los fanáticos ideales de un perturbado como Sabino Arana. Es lo mejor que puede hacer, marcharse. Después de sus demasiados años de gobierno, ya ha demostrado lo que puede dar de sí y lo que puede ofertar a su pueblo. Hoy lo detallaba el profesor de Historia de las Ideas Políticas, Benigno Pendás, en la tercera de ABC (la página más prestigiosa del periodismo literario español): “Miedo, disimulo, mediocridad y perfidia, frente a la dignidad, la valentía, el honor y el sacrificio”.
Son los propios vascos los que tienen que valorar estas ofertas y defender lo que les interese. Son ellos los que tienen que elegir entre una sociedad amedrentada y sometida por el terrorismo etarra, o una sociedad libre e ilusionada, plural y donde todas las ideas tengan cabida.
Una de las frases que más me impactó ayer del discurso de Patxi López, fue aquella en la que recordaba: “Un vasco mira a la calle por el cristal de su ventana. Sobre el asfalto, un guardia civil se desangra víctima de un cobarde atentado terrorista. El vasco no mueve un solo dedo. Por el cielo cruza una nube grisácea…”
Con esto es con lo que hay que acabar, porque hacerlo supone dignidad, valentía, honor y libertad. Sobre todo libertad.
En Euzkadi puede respirarse otro aire. Un aire no viciado. Un aire limpio, como su pueblo merece. Pero es ese pueblo, sólo él, el que tiene la palabra.
Pero ningún argumento les sirve a los nacionalistas “peneuvistas”. No les sirve porque para ellos no existe alternativa posible a sus sacralizados gobiernos. Todo lo que se aleje de sus principios nacionalistas, constituye un sacrilegio político que ellos no pueden admitir.
Este fanatismo que tanto daño ha hecho al pueblo vasco, va a tener que empezar a comprender que, a partir de ahora, Euzkadi camina por senderos de normalidad democrática y que nada, ni el terrorismo, ni la doctrina del miedo, va a poder cambiar esta feliz realidad.
Es muy peligrosa la radicalización que el PNV imponía a una sociedad durante muchos años amedrentada. A Euzkadi, según algunos analistas políticos, hasta ayer no había llegado la “transición” que en todos los pueblos de España se materializó tras aquella famosa frase del ex presidente Adolfo Suárez: “elevaremos a la categoría de normal, lo que a nivel de calle es, simplemente, normal”. Eso es lo que el PNV tiene que asumir: la normalidad democrática, la normalidad de la calle, la normalidad en una sociedad que la merece y así la ha reclamado en las últimas elecciones.
No le va a ser fácil al nuevo Gobierno vasco pulir tanta aspereza dejada en la sociedad por un partido (PNV) que ha rallado en el totalitarismo con sus actuaciones y con su doctrina sacralizada. No le va ser fácil porque nadie se lo va a poner fácil. Ni los que se van, ni los que se quedan.
Es esperanzador el discurso de lehendakari López en el acto de su investidura. Ha sido un discurso de manos tendidas, de concordia, de entendimiento entre todos los vascos y, fundamentalmente de paz. Una paz que debe alcanzarse sin demora y por la que está dispuesto a luchar, con contundencia, pero también con generosidad. Son unos ideales que requieren el concurso de todas las fuerzas políticas para llevarlos adelante, pero algunos ya le han dado la espalda.
El ex lehendakari Ibarretxe, proyectó ayer una imagen tan patética que rallaba en el aldeanismo y en la perversidad. Ibarretxe no participará, de ningún modo, en este proyecto ilusionante y necesario. No quiere hacerlo y se va de la política. No puede afrontar ni colaborar en un proyecto que no salga de los fanáticos ideales de un perturbado como Sabino Arana. Es lo mejor que puede hacer, marcharse. Después de sus demasiados años de gobierno, ya ha demostrado lo que puede dar de sí y lo que puede ofertar a su pueblo. Hoy lo detallaba el profesor de Historia de las Ideas Políticas, Benigno Pendás, en la tercera de ABC (la página más prestigiosa del periodismo literario español): “Miedo, disimulo, mediocridad y perfidia, frente a la dignidad, la valentía, el honor y el sacrificio”.
Son los propios vascos los que tienen que valorar estas ofertas y defender lo que les interese. Son ellos los que tienen que elegir entre una sociedad amedrentada y sometida por el terrorismo etarra, o una sociedad libre e ilusionada, plural y donde todas las ideas tengan cabida.
Una de las frases que más me impactó ayer del discurso de Patxi López, fue aquella en la que recordaba: “Un vasco mira a la calle por el cristal de su ventana. Sobre el asfalto, un guardia civil se desangra víctima de un cobarde atentado terrorista. El vasco no mueve un solo dedo. Por el cielo cruza una nube grisácea…”
Con esto es con lo que hay que acabar, porque hacerlo supone dignidad, valentía, honor y libertad. Sobre todo libertad.
En Euzkadi puede respirarse otro aire. Un aire no viciado. Un aire limpio, como su pueblo merece. Pero es ese pueblo, sólo él, el que tiene la palabra.
“Un vasco mira a la calle por el cristal de su ventana. Sobre el asfalto, un guardia civil se desangra víctima de un cobarde atentado terrorista. El vasco no mueve un solo dedo. Por el cielo cruza una nube grisácea…”
ResponderEliminarLA DIFERENCIA ENTRE UN VASCO Y UN ASTURIANO ES QUE EL ASTURIANO LE HUBIERA REMATADO.
¿NO TE ATREVES A PONER LA OPINION DE LOS DEMAS? NO, POR SUPUESTO QUE NO PORQUE SOIS UNA RAZA COBARDE CAPACES DE COMEROS A VUESTRA MADRE POR EL MERO HECHO DE HACER DAÑO.
SOIS SOLO UN POBRE PUEBLO LLENO DE HIJOS DE PUTA
La diferencia entre asturianos y vascos es la gentuza como tú,que amparándose en el anonimato,insultáis,amenazáis,dais tiros en la nuca y colocáis bombas.
ResponderEliminarLa mayoría de los vascos, estamos hasta los huevos, de HIJOS DE PUTA como tu y tu comba.
Carlos Elorza
Gracias por tu valentía al dejar que los demás opinemos. No esperaba menos de un hombre... no esperaba menos de tí Sardi. Gracias
ResponderEliminarComo vasca,con segunda residencia en Asturias,no nacionalista y con un familiar muy cercano en política vasca,siempre he sentido el cariño,respeto y admiración del pueblo astur.
ResponderEliminarVives o has vivido en Asturias y no te han salido las cosas a tu gusto¿me equivoco?,gentuza que tiene dentro la serpiente y su veneno dañan su entorno,vete al nido que perteneces.
El Asturiano no le hubiera rematado, hubiera dado su vida por evitar que lo mataran, en cuanto a lo de cobardes hay está la historia para demostrar si lo somos o no, ¿puedes tu decir lo mismo de tu pueblo que solo venis por la espalda?
ResponderEliminarNo compartiendo en su totalidad el primer comentario puesto que Patxi López ha insultado y gravemene a todos los vascos, tampoco comparto el resto de comentarios que son tan barriobajeros como la parte que no comparto del primero.
ResponderEliminarNo esperaba, señor Caballero, que publicase usted ninguno porque nada positivo le aporta a este blog e incluso a usted mismo. Y da alas al primer comentarista y a quien lea este blog para pensar que es cierto lo que dice de los asturianos.
Buenos días.
Frdín,no sigas dando protagonismo a esta bazofia,modera los comentarios y no dejes a estos opinar.Si no les gusta lo que escribes,que no lo lean y si lo leen,ya saben, AJO Y AGUA.
ResponderEliminarUn abrazo.
Antonio.