Suarias es un pequeño pueblo de mi queridísima tierra peñamellerana. Son tres kilómetros los que nos separan, o nos unen, a Panes y Suarias, y yo los anduve muchas veces. Entre Panes y Suarías hay mucha historia no escrita. La carretera de Suarias era lugar de encuentro entre amores primaverales. Yo recuerdo, de niño, que íbamos por allí a robar cerezas y nos encontrábamos parejas amorosas que disfrutaban sus “quereres” por aquellas laderas bucólicas que incitaban al amor. De esto hace ya muchos años. Yo era un crío que me perdía por aquellos prados, junto con mis compañeros de la escuela. Hacíamos chozas de ramas de árboles y nos creíamos los “emboscados”, Juanín y Bedoya. Sólo que nuestras pistolas y nuestras metralletas eran de ramas de árboles que, más o menos, se asemejaban a un arma de fuego…
Entre Panes y Suarías había una gran “torca” y, mucho más abajo, había – y habrá aún- una cueva, antigua mina de no sé qué. Yo bajé más de una vez, haciendo gala de mi irresponsabilidad infantil y juvenil. Allí vi los más preciosos cristales de cuarzo que recuerdo. Arranqué algunos y me los traje a casa pero ¿dónde estarán hoy?
El sábado, Suarias se va a enfrentar con un reto muy respetable. En unas pequeñas instalaciones inaugurará el mejor y más rico archivo que sobre la canción asturiana existe en nuestra comunidad, donación voluntaria y generosa de su creador, don Carlos Jeannot.
Suarias contará desde el sábado con la más importante referencia que sobre la tonada asturiana existe, dentro y fuera de la región. Cualquier estudioso del tema que se precie, tendrá que venir por aquí a ver, escuchar y estudiar datos al respecto. Allí los encontrará de todo tipo; desde discos, programas de actos, vídeos, fotografías, artículos de prensa., hasta el mejor y más precioso rincón para albergarlos.
Carlos Jeannot ha tenido la generosidad de ceder su importante archivo a este pequeño pueblo de mi tierra, que lo va a convertir en museo de la canción asturiana. Pero no ha sido por casualidad. Él sabe del cariño y de la responsabilidad de una joven asociación cultural que existe en este pueblo, a la que yo ya califiqué de ejemplar: “El Cantu La Jorma”.
El “Cantu La Jorma”, adquiere hoy una responsabilidad singular, pues no sólo se compromete a custodiar este singular archivo. Se compromete, también, a enriquecerlo y a engrandecerlo. El “Cantu La Jorma”, es un ejemplo vivo de lo que asociaciones de este tipo son capaces de lograr. Apolítica, con exclusivos objetivos culturales y de servicio a la comunidad donde nacieron, nos demuestra día a día su capacidad de crear y de hacer mucho con muy pocos recursos. Un ejemplo digno de seguir, de reconocer y, por supuesto, de apoyar incondicionalmente.
Estas asociaciones tienen que existir. Hay que respetar escrupulosamente su independencia y sólo requieren apoyos del tipo que sean. Y si el poder político no las toca con sus manos, en la mayoría de los casos corrompidas, partidarias e innobles, mejor que mejor…
Me venía a la memoria, mientras escribía estas líneas, la enorme satisfacción que, desde donde sea, estarán sintiendo aquellos viejos indianos que un día salieron de estas tierras repicando en sus cabezas alguna de aquellas tonadas que tardaron tanto en volver a escuchar.
Recordaba que hacían gala del cariño inmenso que sentían por esas tonadas y por sus intérpretes, fuera y dentro de su tierra natal. Recordaba que, dentro de sus posibilidades, en las fiestas de su pueblo nunca faltaba la gaita, el tambor y más de un cantante al que invitaban a comer y a beber y que, al anochecer, se iba con cinco duros que aquel generoso indiano había deslizado generosa y disimuladamente en su bolsillo.
Desde el sábado, Suarias tendrá un nuevo templo. El templo de la tonada asturiana. Aquellos viejos indianos que tanto la echaron de menos, lejos de su tierra, ya pueden asomarse a escucharlas. Aquí estarán todos los que existieron: Cantadores, gaiteros, tamboriteros, compositores.
Y podrán sentirse orgullosos de su tierra. Y sabrán por qué don Carlos Jeannot escogió a Suarias para que fuese la “biblioteca nacional” de la canción asturiana.
Yo, si Dios quiere, estaré allí, con los míos…Pues no faltaría más…..
Entre Panes y Suarías había una gran “torca” y, mucho más abajo, había – y habrá aún- una cueva, antigua mina de no sé qué. Yo bajé más de una vez, haciendo gala de mi irresponsabilidad infantil y juvenil. Allí vi los más preciosos cristales de cuarzo que recuerdo. Arranqué algunos y me los traje a casa pero ¿dónde estarán hoy?
El sábado, Suarias se va a enfrentar con un reto muy respetable. En unas pequeñas instalaciones inaugurará el mejor y más rico archivo que sobre la canción asturiana existe en nuestra comunidad, donación voluntaria y generosa de su creador, don Carlos Jeannot.
Suarias contará desde el sábado con la más importante referencia que sobre la tonada asturiana existe, dentro y fuera de la región. Cualquier estudioso del tema que se precie, tendrá que venir por aquí a ver, escuchar y estudiar datos al respecto. Allí los encontrará de todo tipo; desde discos, programas de actos, vídeos, fotografías, artículos de prensa., hasta el mejor y más precioso rincón para albergarlos.
Carlos Jeannot ha tenido la generosidad de ceder su importante archivo a este pequeño pueblo de mi tierra, que lo va a convertir en museo de la canción asturiana. Pero no ha sido por casualidad. Él sabe del cariño y de la responsabilidad de una joven asociación cultural que existe en este pueblo, a la que yo ya califiqué de ejemplar: “El Cantu La Jorma”.
El “Cantu La Jorma”, adquiere hoy una responsabilidad singular, pues no sólo se compromete a custodiar este singular archivo. Se compromete, también, a enriquecerlo y a engrandecerlo. El “Cantu La Jorma”, es un ejemplo vivo de lo que asociaciones de este tipo son capaces de lograr. Apolítica, con exclusivos objetivos culturales y de servicio a la comunidad donde nacieron, nos demuestra día a día su capacidad de crear y de hacer mucho con muy pocos recursos. Un ejemplo digno de seguir, de reconocer y, por supuesto, de apoyar incondicionalmente.
Estas asociaciones tienen que existir. Hay que respetar escrupulosamente su independencia y sólo requieren apoyos del tipo que sean. Y si el poder político no las toca con sus manos, en la mayoría de los casos corrompidas, partidarias e innobles, mejor que mejor…
Me venía a la memoria, mientras escribía estas líneas, la enorme satisfacción que, desde donde sea, estarán sintiendo aquellos viejos indianos que un día salieron de estas tierras repicando en sus cabezas alguna de aquellas tonadas que tardaron tanto en volver a escuchar.
Recordaba que hacían gala del cariño inmenso que sentían por esas tonadas y por sus intérpretes, fuera y dentro de su tierra natal. Recordaba que, dentro de sus posibilidades, en las fiestas de su pueblo nunca faltaba la gaita, el tambor y más de un cantante al que invitaban a comer y a beber y que, al anochecer, se iba con cinco duros que aquel generoso indiano había deslizado generosa y disimuladamente en su bolsillo.
Desde el sábado, Suarias tendrá un nuevo templo. El templo de la tonada asturiana. Aquellos viejos indianos que tanto la echaron de menos, lejos de su tierra, ya pueden asomarse a escucharlas. Aquí estarán todos los que existieron: Cantadores, gaiteros, tamboriteros, compositores.
Y podrán sentirse orgullosos de su tierra. Y sabrán por qué don Carlos Jeannot escogió a Suarias para que fuese la “biblioteca nacional” de la canción asturiana.
Yo, si Dios quiere, estaré allí, con los míos…Pues no faltaría más…..
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