martes, 23 de agosto de 2011
LA PAPISA JUANA
La visita del Papa Benedicto XVI a España para la "JMJ", me dio pié para repasar algún lbro sobre la historia del Pontificado y me tropecé con aquella leyenda de la papisa Juana que es en verdad curiosa, por inverosimil y porque, muy posiblemente, no sea cierta y tenga un componente legendario como así lo viene sosteniendo la Iglesia.
El caso es que en el siglo IX, según estas leyendas, se les coló a los cardenales una muejer en la sede de Pedro. Su pontificado habría durado poco más de dos años, pero el hecho, insólito, dio lugar a algunas modificaciones en la elección del Pontífice y a la adopción de determinadas medidas de "seguridad", a fin de que hechos semejantes no volviesen a producirse.
Mientras ostentaba la tiara de Pedro, sufrió la ciudad de Roma una plaga de langostas que mermaron sus cosechas y dejó inumerebles muertes entre la población, debido a las intoxicaciones producidas por los millones de insectos muertos. El pueblo clama la presencia del Papa, que desde hace meses no ha sido visto por ningún sitio, para contrarrestar con sus oraciones los tremendos daños que están sufriendo.
Al fin el Papa sale a las calles de Roma. La procesión parte de la plaza de San Pedro en dirección a Letrán, pero a mitad del trayecto ocurre algo sorprendente: El Papa, que resultó ser una mujer, da a luz en plena calle a un niño. La multitud enfurecida, achaca a este horrible pecado la causa de todos sus males, y madre e hijo son apedreados hasta la muerte frente a los muros de Roma.
Algunos cronistas de la época sostienen que la supuesta papisa era natural de Mainz, Alemania, mientras otros afirman que era inglesa y que ya había estudiado en Atenas disfrazada de hombre, y que gracias a su erudición fue ascendiendo hasta llegar a las más altas instancias de la Iglesia Católica para convertirse, en el año 855, tras la muerte de León IV, en el Papa Juan VIII.
Como digo, la Iglesia sostiene que todo esto es producto de la leyenda y que nunca existió la tal papisa. Sin embargo existen detalles (no sé si ésto también será producto de la leyenda) que te hace sospechar que algo hubo. Puede que haya explicaciones lógicas al respecto pero sino ¿que objeto tenía la existencia de aquella silla de marmol, impuesta después del escándalo de la papisa, y que se utilizaba en las ceremonias de apertura de un nuevo pontifcado? En el centro de esta silla se había dispuesto un agujero circular a través del cual los cardenales debían verificar los atributos masculinos del nuevo candidato. ¡Nunca más debía repetirse un caso como el la papisa Juana!
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