En esta vida lo primero que hay que tener es vergüenza. Luego te puedes dedicar a lo que quieras. Y ¿quién tiene vergüenza en esta vida si, sobre todo, te dedicas a la política? A la política, o a la “politiquilla, ”que es peor, y que es a lo que se dedican nuestros supuestos políticos locales. ¿No les dará vergüenza andar por la calle?
Cuando Fidel Sánchez, presidente del PP de Llanes, y jefe de la oposición al impresentable gobierno socialista de Llanes, pierde un juicio -cosa normal en este estado de cosas- contra la alcaldesa (porque, tristemente son enfrentamientos personales, no puramente políticos), de inmediato se alzan voces desde el gobierno municipal, no sólo pidiendo su dimisión fulminante, sino solicitando que pida perdón públicamente a la ciudadanía (me remito a la prensa regional).
Con Avall ocurre lo mismo. No es fácil que ni Fidel Sánchez, ni Avall, ganen un juicio en las actuales circunstancias políticas, jurídicas y sociales que se sufren en Asturias y en el resto España. No es fácil. Hasta me atrevo a decir que es prácticamente imposible.
A Fidel se le agrede. Se le dice que tiene antecedentes penales. Se le ha tildado de muchas cosas que han llegado hasta influir en su normal convivencia familiar. Hay veces que no se repara en “gastos” cuando se trata de hundir a alguien que incomoda. Es indigno, pero el juego político, aún a nivel municipal, es macabro. Sin embargo, los escándalos políticos que protagoniza nuestro gobierno municipal no parecen ser meritorios de sentencias contundentes ni, mucho menos, de la reprobación popular, que es aún más triste y grave.
La reciente sentencia judicial que ha anulado la adjudicación de la redacción del Plan General de Ordenación (PGO) de Llanes, y que ha sido ocultada durante meses a la opinión pública, es un motivo más que suficiente para que a algunos se les caiga la cara de vergüenza. Pero, para que ocurra eso, lo primero que hay que tener es vergüenza.
Yo carezco de conocimientos que me permitan opinar en cuestiones específicas de la justicia. Sólo sé que no puedo matar, ni robar, ni mentir (salvo cuando me esté autorizado). Por eso no entro en juicios de valor jurídico en lo que respecta a esta sentencia.
Pero sí, como ciudadano, he de decir que me avergüenza la actitud de nuestros responsables municipales. La irresponsabilidad y la soberbia políticas de nuestros dirigentes, se asemeja, o supera, a la de otros, tristemente célebres ediles de ayuntamientos mediterráneos (léase Marbella, por poner un ejemplo) que se habían creído, como éstos, dioses en sus cielos particulares.
La actitud de estos personajes, que tuvieron la cobardía de ocultar una sentencia desfavorable a sus “tejemanejes” a la ciudadanía, se ve más agravada con su posterior actitud. No sólo no hacen caso a las instrucciones judiciales (acatan, pero no comparten) sino que se las pasan por el forro. Es su filosofía. Si nos condenan, apelamos y si no hay posibilidad de apelación, pagamos. Pagamos 15, 20 o 700. El dinero no es nuestro, es de la plebe. Ésta es la más clara prueba de la impunidad con que estos gobiernos municipales vienen actuando.
La actitud del gobierno municipal de Llanes, ante esta sentencia, es de una temeridad y de una soberbia tan supina, que sólo las dictaduras bananeras son capaces de asumir. La inseguridad, o total falta de cobertura jurídica (según los expertos en derecho) es tal, qué esta situación sólo es asumible por auténticos irresponsables. Pero ellos eso no son capaces de comprenderlo. No quieren comprenderlo. ¿Cómo es posible que ellos se equivoquen…?
Las voces de distintos colectivos se han alzado pidiendo dimisiones o, al menos, rectificaciones. No van a tener ningún resultado. Estos endiosados personajes no reciben consejos de nadie. Sólo reciben votos y los pagan.
La culpa no es entera suya. La culpa todos sabemos de quien es. La culpa es de los votos ¿libres?, me cabe la duda, pero sí legítimos. La culpa es de los que se quejan por las barras de los bares. De los que te preguntan si has leído lo que trae hoy el periódico, y te dan ganas de darles una hostia. La culpa es de esa plebe que paga los juicios y los despropósitos de estas gentes soberbias y, si me apuran, casi delincuentes.
Como un buen día les dijo José Antonio Labordeta a los del PP en el Congreso de los Diputados, se lo repito ahora a los jerifaltes socialistas que gobiernan Llanes: “Ustedes están acostumbrados a controlar el poder, desde hace muchos años. A hacer lo que les da la gana. Ustedes no soportan que nadie, como yo, como Fidel, como Txomin Goñi, o como la jueza de turno, venga a tocarles los perendengues..¡¡¡Váyanse a la mierda….!!!
Cuando Fidel Sánchez, presidente del PP de Llanes, y jefe de la oposición al impresentable gobierno socialista de Llanes, pierde un juicio -cosa normal en este estado de cosas- contra la alcaldesa (porque, tristemente son enfrentamientos personales, no puramente políticos), de inmediato se alzan voces desde el gobierno municipal, no sólo pidiendo su dimisión fulminante, sino solicitando que pida perdón públicamente a la ciudadanía (me remito a la prensa regional).
Con Avall ocurre lo mismo. No es fácil que ni Fidel Sánchez, ni Avall, ganen un juicio en las actuales circunstancias políticas, jurídicas y sociales que se sufren en Asturias y en el resto España. No es fácil. Hasta me atrevo a decir que es prácticamente imposible.
A Fidel se le agrede. Se le dice que tiene antecedentes penales. Se le ha tildado de muchas cosas que han llegado hasta influir en su normal convivencia familiar. Hay veces que no se repara en “gastos” cuando se trata de hundir a alguien que incomoda. Es indigno, pero el juego político, aún a nivel municipal, es macabro. Sin embargo, los escándalos políticos que protagoniza nuestro gobierno municipal no parecen ser meritorios de sentencias contundentes ni, mucho menos, de la reprobación popular, que es aún más triste y grave.
La reciente sentencia judicial que ha anulado la adjudicación de la redacción del Plan General de Ordenación (PGO) de Llanes, y que ha sido ocultada durante meses a la opinión pública, es un motivo más que suficiente para que a algunos se les caiga la cara de vergüenza. Pero, para que ocurra eso, lo primero que hay que tener es vergüenza.
Yo carezco de conocimientos que me permitan opinar en cuestiones específicas de la justicia. Sólo sé que no puedo matar, ni robar, ni mentir (salvo cuando me esté autorizado). Por eso no entro en juicios de valor jurídico en lo que respecta a esta sentencia.
Pero sí, como ciudadano, he de decir que me avergüenza la actitud de nuestros responsables municipales. La irresponsabilidad y la soberbia políticas de nuestros dirigentes, se asemeja, o supera, a la de otros, tristemente célebres ediles de ayuntamientos mediterráneos (léase Marbella, por poner un ejemplo) que se habían creído, como éstos, dioses en sus cielos particulares.
La actitud de estos personajes, que tuvieron la cobardía de ocultar una sentencia desfavorable a sus “tejemanejes” a la ciudadanía, se ve más agravada con su posterior actitud. No sólo no hacen caso a las instrucciones judiciales (acatan, pero no comparten) sino que se las pasan por el forro. Es su filosofía. Si nos condenan, apelamos y si no hay posibilidad de apelación, pagamos. Pagamos 15, 20 o 700. El dinero no es nuestro, es de la plebe. Ésta es la más clara prueba de la impunidad con que estos gobiernos municipales vienen actuando.
La actitud del gobierno municipal de Llanes, ante esta sentencia, es de una temeridad y de una soberbia tan supina, que sólo las dictaduras bananeras son capaces de asumir. La inseguridad, o total falta de cobertura jurídica (según los expertos en derecho) es tal, qué esta situación sólo es asumible por auténticos irresponsables. Pero ellos eso no son capaces de comprenderlo. No quieren comprenderlo. ¿Cómo es posible que ellos se equivoquen…?
Las voces de distintos colectivos se han alzado pidiendo dimisiones o, al menos, rectificaciones. No van a tener ningún resultado. Estos endiosados personajes no reciben consejos de nadie. Sólo reciben votos y los pagan.
La culpa no es entera suya. La culpa todos sabemos de quien es. La culpa es de los votos ¿libres?, me cabe la duda, pero sí legítimos. La culpa es de los que se quejan por las barras de los bares. De los que te preguntan si has leído lo que trae hoy el periódico, y te dan ganas de darles una hostia. La culpa es de esa plebe que paga los juicios y los despropósitos de estas gentes soberbias y, si me apuran, casi delincuentes.
Como un buen día les dijo José Antonio Labordeta a los del PP en el Congreso de los Diputados, se lo repito ahora a los jerifaltes socialistas que gobiernan Llanes: “Ustedes están acostumbrados a controlar el poder, desde hace muchos años. A hacer lo que les da la gana. Ustedes no soportan que nadie, como yo, como Fidel, como Txomin Goñi, o como la jueza de turno, venga a tocarles los perendengues..¡¡¡Váyanse a la mierda….!!!
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