domingo, 25 de julio de 2010

¿POR QUÉ LA LLAMÁIS LOCA...?

Puede que sea porque no va a la playa. Se asoma, pero no baja. No tiene bikini. No pude enseñar sus formas preciosas. Además, hasta está algo sucia. Sonríe, sin saber por qué lo hace. ¿De qué se ríe ésta?, se preguntan algunos. Cuando mira a un niño se le transforma el rostro. Aparece en él como un dibujo de ternura que nadie comprende. Ella mira y mira al niño (quizá le recuerda algo triste y pasado) hasta que alguien se lo aparta de su vista. A veces se la ve llorar en un rincón de la calle. Llora y, algunos, los más, piensan que está algo borracha. Ella no vota. No sabe nada de eso. Igual no tiene ni carné.

Tiene algunos bártulos. No muchos. Una bolsa pequeña en la que guarda algunas cosas, recuerdos más bien. Nada de valor material. Yo la vi un día sacar un libro de aquella bolsa. Era un libro viejo, o muy manoseado, pequeño. Tengo para mí que era de poesía. Leyó algo de él y luego lo apretó contra su pecho mientras miraba a no sé donde. Lo volvió a guardar con mucho cuidado. Se levantó como cansada y cargó su bolsa pequeña pero abultada, y siguió….¿A donde? Pues hacia adelante….¡que más da…!

En un momento dado, yo me encontré con ella. Su cara, por alguna circunstancia rara, me gustaba, me atraía…. Le dije ¡hola! y me miró. Pero fue una mirada muy extraña e interrogante.: ¿hola…? No me contestó….. Siguió su caminio hacia no sé donde. Pero sus ojos se me quedaron clavados como dos espinas en los míos. Me sentí mal. Hubiese querido invitarla a tomar un café y a hablar, pero no me atreví, ¡cobarde de mi! Estaba sucia….¿Sucia…? ¡No hombre, que va! seguro que era de los seres más limpios del mundo. Pero para este vulgo al que pertenezco, por desgracia, estaba sucia. Me sentí una puta mierda y, se lo juro: Nunca vi una mirada más limpia y más agradecida por aquel simple ¡hola!

Ella siguió hacia no sé donde. Yo me quedé un ratín mirándola, con la esperanza de que volviese la cabeza. No lo hizo. Siguió. Yo también seguí. También seguí en esta puta vida. Harto. Tomando mis vinos, despreciando y siendo despreciado. Asqueado de vivir y de pensar en la gente guapa y limpia.

A ésta, seguro que vaya donde vaya, haga lo que haga, llore, mire con ternura a los niños, se lave en las fuentes públicas y, de vez en cuando, saque y lea unas líneas de aquel libro manoseado, le dirán que está loca. ¿Loca…? ¡Ya….! Y nosotros ¿somos los cuerdos…? ¡¡Venga ya..!!

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